miércoles, 23 de marzo de 2011

MURIO ELIZABETH TAYLOR A LOS 79 AÑOS.

La actriz de ojos violeta cautivó a varias generaciones. Tuvo papeles en películas que marcaron historia y que fueron símbolo de la era de oro de Holywood.

La actriz Elizabeth Taylor ha muerto a los 79 años en el Hospital Cedars-Sinai de Los Ángeles, donde llevaba dos meses ingresada por problemas cardiovasculares.

La actriz participó en 50 películas y ganó dos premios Oscar gracias a 'Una mujer marcada' (1961) y '¿Quién teme a Virginia Woolf?' (1981). Además, participó en cintas como 'Gigante' (1956), 'La gata sobre el tejado de Zinc' (1958) y 'Cleopatra' (1963). Fue un símbolo de la edad de oro de Hollywood y también de su declinar.

Taylor, que se crió en Londres en una familia de intelectuales, vivió una infancia infeliz en la Inglaterra de la Guerra Mundial. Taylor encontró su redención (y después su condena) a través del arte. Primero estudio danza; después, cuando se trasladó con su madre a Los Ángeles, gracias al cine, para el que fue descubierta gracias a sus famosos ojos violetas.

Primero llegaron las películas para adolescentes no del todo relevantes, incluida la tercera entyrega de Lassie, la serie sobre la perrita. Después, llegó un primer presagio de que Taylor podía ser una actriz importante: 'El padre de la novia', rodado junto a Spencer Tracy. Y, en 1951, el verdadera crack en su carrea, 'Un lugar en el sol', 1951, dirigida por George Stevens y protagonizada junto a Montgomery Clift y Shelley Winters.

LA MIRADA VIOLETA.

Dicen que las estrellas del cine mudo se rebelaron contra las películas sonoras porque no necesitaban más que su rostro para contar todo al espectador. Aunque Elizabeth Taylor triunfó varias décadas después de que lo hicieran Mary Pickford o Gloria Swanson, su cara y sobre todo sus míticos ojos color violeta decían mucho más que decenas de líneas de diálogo. La actriz, que celebró sus 79 años el pasado febrero, ha fallecido en Los Ángeles, ciudad en la que residía hace décadas. Además de la evidente edad, fue víctima de una salud muy frágil que la llevó a la mesa de operaciones decenas de veces y a ser una habitual de las clínicas.

A Elizabeth Taylor Rosmond, nacida en Londres en 1932, Dama del Imperio Británico (el equivalente femenino a Sir), no le gustaba nada que la llamaran Liz («¡quien me conoce bien me llama Elizabeth!»), pero fue su diminutivo el que quedó para la leyenda. Hija de un marchante y de una actriz retirada de Broadway, su familia se instaló en Reino Unido para montar allí una galería de arte. Aunque la intérprete mantuvo siempre la nacionalidad, en vísperas de la Segunda Guerra Mundial marchó con los suyos a California, la tierra de los sueños que marcó su vida.

El deseo de su madre por ver su quimera cumplida —ella abandonó los escenarios al casarse— y el consejo de un vecino que apreció la belleza extrema de la pequeña Elizabeth hicieron el resto. La niña fue a una prueba y filmó su primera película, 'Hombre y ratón', con sólo siete años. Rodó más de 50. Con 10 firmó el gran contrato que la unió durante décadas con la Metro Goldwing Mayer (MGM). Comenzó con la célebre perrita Lassie, se preocupó por su nariz como la coqueta Amy de 'Mujercitas' (1950), rompió el corazón de su 'padre' Spencer Tracy al pasar por el altar en 'El padre de la novia' (1950) y fue la enamorada de Robert Taylor en 'Ivanhoe' (1952). Pero el papel de Leslie Benedict en 'Gigante' (1956) le dio la fama absoluta y a uno de sus mejores amigos, Rock Hudson. Precisamente fue la muerte por sida del actor en 1985 la que hizo que se convirtiera en un baluarte en la lucha contra la enfermedad.

El mito se multiplicó con la Maggie que se rebela contra los desplantes de su marido en 'La gata sobre el tejado de zinc' (1950) —quién olvida aquel «No vivo contigo. Ocupamos la misma jaula, eso es todo»—, junto a los otros ojos de Hollywood, Paul Newman. Y por supuesto con la gran Cleopatra, por la que se convirtió en la primera actriz que se embolsó la impresionante cifra de un millón de dólares del año 1963 y en cuyo rodaje saltó el escándalo. Elizabeth Taylor y Richard Burton, ambos casados, se enamoraron y escribieron una de las historias de amor más pasionales del cine. Hasta el Vaticano protestó por el adulterio. Cuando Taylor tenía 31 años, convirtió a Burton en su quinto marido y, después de su sonado divorcio, en el sexto. Llegó a casarse hasta ocho veces.

Con Richard Burton protagonizó '¿Quién teme a Virginia Woolf?' (1966), con el que obtuvo su segundo Oscar, el primero fue con 'Una mujer marcada' (1960), y posteriormente trabajó, entre otros títulos, en 'La fierecilla domada' (1967) y 'Reflejos en un ojo dorado' (1967). Los 70 iniciaron su declive profesional y los 80 su implicación en proyectos benéficos. Pero su estrella nunca se apagó. En los últimos años, en sus escasas apariciones públicas, iba en silla de ruedas pero tenía la presencia de la diva que era. Con las joyas, los ropajes y el maquillaje propios de otra época. Y con la rebeldía que siempre la caracterizó. No quiso participar el funeral-espectáculo de su amigo Michael Jackson en el Staples Center, pero se sentó en primera fila en el homenaje más íntimo. Encontró, además, la manera de comunicarse con sus fieles. Antes de que los medios anunciaran una de sus operaciones, Liz lo comunicó vía Twitter: «Queridos amigos, me gustaría haceros saber antes de que esté en los periódicos que me voy al hospital para una operación en mi corazón. Os haré saber cuando esto esté acabado. Con amor, Elizabeth».


DIVA, HERMOSA Y REBELDE.

El mundo la recordará como una de las mujeres más bellas del mundo. Ni ocho matrimonios ni el sufrimiento de sus múltiples enfermedades pudieron controlar el ímpetu de esta diva. Su tormentosa vida personal nubló su trabajo en más de 50 películas, pero no le impidió lograr dos Oscar. Sus imponentes ojos azules con destellos violetas se han cerrado para siempre. (En la imagen, con Paul Newman en 'La gata sobre el tejado de zinc').

UN AMOR HORROROSO, SI, PERO UN AMOR VERDADERO.

Liz y Richard, qué más da lo que pase... Él se casó cinco veces, tuvo tres hijos, confesó que no estaba muy seguro de ser homosexual o heterosexual o bisexual o qué diablos, bebió como un cosaco, se saltó el funeral de su padre por puro rencor, dejó a su hermano inválido para toda la vida en un accidente, le echó los tejos a todas las actrices que compartieron escenario con él (puede que a algunos actores, también), escribió que Churchill estaba loco, se proclamó comunista y, pese a esto último, murió en Suiza como un señor. Y ella... ella es Liz Taylor, no hay mucho más que decir.

El amor de la Taylor y Richard Burton es, probablemente, el más ruidoso, turbulento, autodestructivo y delirante de la historia de Hollywood. Tuvo su reflejo en una película de aúpa, '¿Quién teme a Virginia Wolf?' (otra de amores horrorosos con la pareja en los papeles protagonistas) y, ahora, un corolario no del todo digno pero, ay, de lo más jugoso: el epistolario amoroso de Richard Burton y Liz Taylor va a salir a la luz.

Decisión de Taylor, de 78 añosque publicará los testimonios de su relación en el libro 'Furious Love: Elizabeth Taylor, Richard Burton, and the marriage of the century' (Amor furioso: Elizabeth Taylor, Richard Burton y el amor del siglo'), que se publicará en EE UU el próximo 15 de junio.

Algunos fragmentos, sin embargo, fueron publicados en el nuevo número de la revista 'Vanity Fair': "Tú eres probablemente la mejor actriz del mundo, lo que junto a tu extraordinaria belleza te hace única", escribió Burton, enamorado. Sin embargo, para Taylor hay una carta que no tiene precio. La despedida que Richard le envió que escribió poco antes de su muerte, en 1984, desde Suiza. Es la carta que todavía la guarda al lado de su cama.

La pareja comenzó su romance en Roma en 1962 durante el rodaje de 'Cleopatra'. Como los dos ya estaban casados cuando se conocieron, hasta el Vaticano criticó la relación. Hubo divorcios y boda en Montreal, convivencia, desencanto, broncas monumentales, borracheras espantosas y otro divorcio. Y otra boda, en Botswana. El primer matrimonio entre Taylor y Burton duró casi 10 años, entre 1964 y 1974. 16 meses después del divorcio, Burton y Taylor se volvieron a casar en 1975, aunque en esa ocasión la pareja sólo duró hasta julio del año siguiente.

POR: ELMUNDO.

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