jueves, 14 de julio de 2011

La adopción y los niños que nadie quiere tener en su casa

España elimina los orfanatos: los niños desamparados irán directamente a una familia que quiera acogerlos. Y por casa, en Mendoza, ¿cómo andamos? Todo el mundo habla bien de las adopciones, pero lo cierto es que las cosas no son tan simples como uno desearía: hay niños que, aun sanos y disponibles, nadie, pero nadie, quiere adoptar.

En España, dejará de haber orfanatos para niños menores de seis años. Avanza un proyecto de eliminación de estas instituciones, como parte de una reforma de la ley de la Infancia, letra que también autoriza la adopción de mayores de edad, pues autoriza que los mayores de 18 años puedan ser adoptados por las familias que los acogieron y con las que viven de forma estable.

Allí, ni bien se apruebe el proyecto –que está “muy consensuado”, dicen desde el gobierno–, los niños de hasta tres años irán directamente a una casa de familia y los de 3 a 6 seis años, lo hará “prioritariamente”.

“Con este objetivo y el de evitar los "casos de desamparo" o vida sin familia de menores de edad -cifrados en unos 40.000 por el Senado- el Consejo de Ministros dio ayer el primer paso para reformar la ley de Protección a la Infancia”, publicó el Periódico de Aragón, según consultas en el Ministerio de Sanidad y Política Social.

En España, hasta la aparición de este proyecto, cuando una familia acoge a un menor de edad, no puede adoptarlo hasta que la Administración determina que los lazos con la familia biológica están definitivamente rotos. “Pero suele ocurrir que los trámites se alargan en el tiempo de tal manera que cuando el menor al que se acoge es ya un adolescente no da tiempo a adoptarlo antes de que haya cumplido los 18 años”, ilustra el diario ibérico.

Por casa, ¿cómo andamos?

Cuando se habla de adopción, está claro que todos coincidirán en simplificar los procedimientos oficiales, acortar los plazos y mejorar los mecanismos. Sin embargo, no son tan simples las cosas, cuando se baja al territorio de lo social. Para empezar, aclaremos que, contra lo que muchos puedan suponer, la gran mayoría de los chicos institucionalizados en hogares públicos tiene familia. O sea: no se trata de huérfanos, sino, más bien, de niños, preadolescentes y adolescentes en serio riesgo social.

Javier López es abogado y está a cargo de la Defensoría General de Derechos de la DINAF (Dirección de Niñez, Adolescencia y Familia) dependiente del ministerio de Desarrollo Humano, Familia y Comunidad. Hablemos con él.

“Está bien que se pretenda cerrar orfanatos u hogares. Nosotros trabajamos en la misma dirección. De hecho, hay un programa que se llama Familia Externa, que busca que los niños estén el menor tiempo posible en hogares. No obstante, lo primero es aclarar que la mayoría de los niños que viven en hogares tienen familia y los pasos son claros: primero es responsable la familia nuclear, después la familia extensa y en tercer término la comunidad”, explica el abogado.

“La Ley Nacional de Adopción 24779 marca distintos plazos para concretar una adopción. Para que se produzca debe haber desamparo moral y material y esto se determina luego de pasar por múltiples instancias. Además, los niños deben haber estado sin contacto con sus padres por más de un año”, comenta.

En Mendoza, según las últimas investigaciones se estima –porque las cifras cambian constantemente– que hay alrededor de cien chicos en condiciones de ser adoptados. A la par, hay unas 600 familias inscriptas con ganas de adoptar.

“El problema mayor que existe se da con los preadolescentes y adolescentes. A estos chicos nadie los quiere adoptar. Nadie los quiere llevar a su casa y ellos muchas veces no se adaptan a vivir en hogares. Para estos casos, por ejemplo, son imprescindibles los hogares, porque a esos chicos hay que darles alimentos, techo, ropa, educación… Ellos siempre van a necesitar un espacio de contención y nosotros tenemos que dárselos”, sigue López.

Sabido es por los expertos que un niño que resulta institucionalizado, asume un proceso muy difícil de revertir, “pero resulta que sus familias biológicas no terminan de irse y que, mientras siguen visitándolos, se mezclan situaciones muy diversas como negligencias, falta de roles parentales, historias de agresiones. Por eso, no es tan simple determinar un estado de adoptabilidad”, refiere el funcionario.

En síntesis: es positivo que quieran cerrarse instituciones públicas como los orfanatos españoles (considerando además, que, en España, nacen proporcionalmente menos niños). Sin embargo, en un país del Tercer Mundo como el nuestro, con tantas problemáticas sociales y abordajes complejos, no es dable pensar que deban cerrarse los hogares, aunque sí reducirlos, siempre pensando que es mejor para los niños estar con su familia biológica o adoptiva, antes que en un espacio estatal.

La adopción en Argentina

La página jus.mendoza.gov.ar publica un trabajo de una experta en la materia, María Ester Benchuya. Destaquemos algunos párrafos: “La adopción en nuestro país presenta marcadas diferencias según la región que se ponga bajo análisis. Si bien la ley 24.779 es de carácter nacional, las metodologías de trabajo y especialmente los procesos pre-adoptivos y de otorgamiento de la guarda son diferentes en cada lugar. No existe una ideología consensuada en todo el país”.

“Respecto de los niños en estado de adoptabilidad, nos encontramos que ingresan al sistema administrativo-judicial quedan entrampados en el mismo, aún ante claras situaciones en la que se demuestra la falta de deseo por parte de sus progenitores de ejercer la maternidad-paternidad. Quedan retenidos por el sistema, sin que se resuelva su situación, negándole a niño la posibilidad de egreso con una familia, sea ésta la biológica cuando ello es posible o una familia adoptiva, si fuera ésta es la opción mas saludable. La falta de premura para resolver estas situaciones provocan esa retención institucional del niño.

“En este punto debe advertirse que plenamente reconocido en la teoría y en la práctica que el infante humano necesita de otro para vivir, alguien que lo cuide, lo mire, lo mime y lo considere sujeto. Diferentes teorías y un enfoque pluriprofesional coinciden en que para que el niño que nació tenga lugar de hijo se requiere de todo un trabajo.

“Se ha generalizado la práctica de dirigirse a las provincias, especialmente del norte de nuestro país, zona más densamente poblada, con el fin de conectarse con alguna genitora para lograr su objetivo de ser padres de un niño pequeño. Los futuros padres, en estos casos, no conocen y muchas veces no quieren conocer la historia del niño, ni las situaciones que llevaron a ese desprendimiento y entrega. La progenitora, por su parte, no es atendida por ningún profesional o institución donde pueda recibir apoyo, contención u orientación para tomar una decisión sin presiones y segura del delicado y complejo acto que está realizando. En muchos de los casos participan intermediarios que facilitan el encuentro entre el pequeño y los adultos. La creencia que ese niño vivirá mejor con los guardadores que con su familia biológica, creencia que es sostenida por el imaginario social, le otorga al hecho un fin benéfico y compasivo que justifica la violación al derecho a la identidad y respeto por el origen del niño.

“En estos casos hay cierta inconciencia sobre el hecho delictual, el que se encontraría justificado en aras del ‘interés superior del niño’, pero en realidad muestra una visión de los niños como objeto más que como sujeto, y por ello pasibles de ser comprados o vendidos por los adultos”.

Requisitos del RUA de Mendoza

Mendoza tiene un Registro Único de Adopción –RUA–, en Chile 1342, de Ciudad, con un equipo interdisciplinario que labora al respecto. En él, se ha confeccionado una Lista Unica para quienes pretenden adoptar, ya sean del Gran Mendoza, del interior de la provincia o de otras provincias. Actualmente, el único lugar donde se realizan inscripciones es en el RUA.

La documentación que debe presentarse: acta de matrimonio o partida de nacimiento si es soltero/a, certificados laboral, de buena conducta y de residencia, Documento Nacional de Identidad y fotografía; todo con fotocopia certificada.

“Los interesados que viajen a Mendoza para inscribirse en el Registro Único tienen que avisar en el RUA la fecha tentativa de viaje por teléfono para que el Equipo Interdisciplinario del Registro Único coordine una entrevista con los interesados en la misma mañana que se inscriben, para no hacerlos venir en otra oportunidad. No deben traerse para esa primera entrevista estudios complementarios pues se desactualizan en el tiempo de espera. El Registro Único pedirá dichos estudios cuando estén más cerca de la etapa de recibir a su hijo y si bien los pueden hacer en su lugar de residencia vía mutual o como elijan, tendrán que traerlos personalmente en la fecha que el Registro Único indique para que el Equipo los evalúe y los prepare para la recepción del niño”, se lee en la página adoptemos.com.ar.


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POR: ILISES NARANJO. MDZ.
ARREGLOS FOTOGRAFICOS: ALBERTO CARRERA

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