martes, 16 de agosto de 2011

Los homosexuales de Tierra Santa también quieren fundar familias

Tel Aviv, Los colectivos de gays y lesbianas quieren un Israel moderno y avanzado, pero siguen teniendo un deseo que en la tradicional sociedad israelí no es posible, al menos legalmente, por el momento: tener sus propios hijos.

Los gemelo Eden y Gur no tienen una mamá y un papá, sino cuatro: una estudiante europea, una mujer texana casada y dos homosexuales israelíes. Pero son estos últimos los que cambian los pañales y dan los biberones. "Somos tan felices de ser padres", dicen Avishay y Avinoam Greenfield Caspi entre juguetes desordenados en su piso de Tel Aviv.

Sus hijos llegaron al mundo hace un año y medio. Nacieron de una madre en alquiler de Tejas tras la donación de óvulos de una estudiante. Los dos son los padres biológicos, pues los dos donaron semen, aunque sólo el de uno fecundó al óvulo.

Según los últimos datos de la oficina central de estadísticas de 2008, hay casi 2.600 parejas del mismo sexo en Israel, de los que unos 600 tienen uno o varios hijos.

"Ahora son ya al menos 1.000 parejas con niños", calcula Guy Tatzha de Babybloom, una empresa de Tel Aviv que tramita la búsqueda de una madre de alquiler.

"La cifra de hombres homosexuales con niños propios ha crecido inmensamente en los últimos seis a siete años en Israel", cuenta Adi Niv-Yagoda de Aguda, la mayor organización que representa a ese colectivo en el país.

Los homosexuales tienen muchísimos más obstáculos que las lesbianas a la hora de tener hijos. "Las mujeres lesbianas pueden ir al banco de donación de semen, pero los hombres necesitan la ayuda de una madre biológica, un procedimiento muy largo y costoso", cuenta Irit Rosenblum, abogada y directora de la organización Nueva Familia en Tel Aviv. Ese controvertido procedimiento está prohibido a los homsexuales en Israel.

Sin embargo, hay formas de hacerlo. "Los niños nacen de madres biológicas en el extranjero y luego son reconocidos por un padre en Israel como hijos biológicos", explica Tatzha de Babybloom. Así, muchos israelíes viajan a India o Estados Unidos, los centros de la inseminación artificial y de las "madres de alquiler".

"El 90 por ciento de mis clientes son israelíes y tres cuartas partes parejas homosexuales", cuenta Doron Mamet de la firma Tammuz en Tel Aviv. La empresa está especializada en mediar para encontrar donantes de óvulos y madres de alquiler en el extranjero. El israelí, también homosexual, fundó Tammuz porque quería tener hijos propios y se halló ante numerosas dificultades.

Las técnicas médicas pueden ser muy modernas, pero detrás de ellas se esconde un deseo profundamente conservador: "Los homosexuales quieren, al igual que los heteros, fundar su propia familia, y tener a alguien quien les sobreviva", dice Rosenblum, que aboga por una definición más amplia del concepto de familia. La fertilidad juega un importante papel en la cultura judía. "Tener niños es sencillamente una necesidad humana".

Tener un niño a través de una madre de alquiler cuesta unos 41.000 euros. Pero ni el montón de dinero ni de papeleo pudieron hacer que los Greenfield Caspis desistieran de su deseo. Nueve meses tras la implantación del óvulo fecundado de la estudiante a la madre texana, los gemelos vinieron al mundo. "Queremos fundar nuestra propia familia. Y el coste valió la pena", asegura Avishay.

POR:ELPAIS.CR

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