viernes, 23 de septiembre de 2011

DIVERSIDAD SEXUAL. ELECCIÒN DE VIDA O PSICOPATOLOGÌA?

Una columna que viaja de la antigüedad hasta nuestra época, desde los sodomitas hasta los homosexuales, y que habla de fóbicos y perversos. La mirada de la psicología, esta vez, multiplicada por tres. Junto a Laura Alcaraz, las opiniones de Gustavo Maggi y Carina Stehlik.

De sodomitas a homosexuales. De fóbicos a perversos. De la antigüedad a nuestros días la homosexualidad ha sido catalogada con los más diversos atributos de “degeneración moral” y “decadencia cívica”. El cristianismo también condenó expresamente la práctica de la homosexualidad. Ni la llegada del psicoanálisis cambio esto a pesar de que Freud escribiría en 1935 una compasiva carta a una madre norteamericana en la que le aseguraba que “la homosexualidad con seguridad no es una ventaja, pero tampoco es algo de lo que avergonzarse, ni un vicio, ni una degradación, ni puede ser clasificado como una enfermedad”... “Muchos individuos altamente respetables de tiempos antiguos y modernos, entre ellos varios de los mayores (Platón, Miguel Ángel, Leonardo Da Vinci) fueron homosexuales. Es una gran injusticia perseguir la homosexualidad como un crimen… Usted me pregunta si puedo ayudarle, debo suponer que lo que Ud. me pregunta es si puedo abolir la homosexualidad…la respuesta es no podemos prometerlo”… En 1886 se la consideraba una enfermedad degenerativa, una perversión, un trastorno mental. En 1973 la asociación americana de psiquiatría votó excluirla del Manual diagnóstico y estadístico de enfermedades mentales (DSMIII), pero recién en 1990 se logro.

Miles de libros nos acercan a las artes eróticas. Los goces del sexo, el floreciente crecimiento de las representaciones sexuales, y la renovación del discurso en torno al cuerpo y sus placeres, están hoy al alcance de todos. ¿La sexualidad de los hétero parece abordarse más sencillamente que la homosexualidad? Esto es solo un profundo deseo. La vida sexual contemporánea se ve atravesada por dos asuntos: la inocultable e indiscutible diversidad de sexualidades y por otro lado el asunto de la elección…

La sexualidad se construye en un complejo entretejido del registro propio. Es el guión fantasmático, que a manera de narrativa, subjetiviza el vínculo con el otro y lo inviste en la red relacional. Da cuenta también de como se han dirimido las vicisitudes afectivo-sexuales en la travesía edípica que se sucede con los padres. Travesía repleta de obstáculos, con interpretaciones fantaseadas y “literales”. Historia de vida que escribe cada sujeto y en la que esos Otros significativos han escrito primero. Pensar la sexualidad humana es adentrarnos en insuficiencias y contradicciones.

El comportamiento de género no es el sexo biológico sino las experiencias vividas desde el nacimiento, comenzando por la asignación del sexo. Cómo quieren verlo sus padres, cómo quiere verse él (ella), cómo se ve... Son escenas que serán el espacio en el que cada sujeto construirá su posición sexuada junto a las contingencias que tiene cada vida.

La homosexualidad es una posición diferente respecto del goce. En psicoanálisis se habla de elección sexual, pero no se trata de una elección de la conciencia. Es algo que se le impone al sujeto y que lo vive como una tendencia, como algo incoercible. La elección sexual se produce en los primeros años de la infancia, y el sujeto que realiza una elección homosexual o heterosexual en la mayoría de los casos lo puede verificar en sus recuerdos perfectamente.

La homosexualidad no es una patología es una variante de la sexualidad humana. El análisis no está destinado, de ninguna manera, a cambiar esa posición, ya que la homosexualidad no es un síntoma. Salvo que alguien consulte porque quiere cambiar esa conducta sexual que lo perturba, lo cual es, ciertamente, muy poco frecuente. Ningún analista se propone intervenir sobre la conducta de la gente sino sobre el sufrimiento. Por lo que en nada cambia que un paciente sea gay, lesbiana, bisexual o transexual. “Al menos en análisis, he visto personas neuróticas atormentarse por el tema de la homosexualidad sin ser homosexuales (tipos casados con hijos que por ahí no van a tener nunca una experiencia gay, pero que tienen fantasías que los atormentan; algo que Freud llamaba ‘masoquismo moral’), pero no he visto gente que una vez asumida su posición homosexual se plantee cambiarla. Alguien que viene con un problema amoroso lo plantea en los mismos términos, ya se trate de una pareja heterosexual u homosexual.” Sostiene Germán García, psicoanalista.

Se tratará entonces de abrir espacios para reflexiones, más que buscar respuestas herméticas, todo aquello que está ligado al placer es de carácter sexual, por lo tanto no entramos en la disyuntiva de .adaptar a las personas a una sociedad homogeneizante, solo abordamos la problemática que un sujeto se plantea en torno a lo que siente como sufrimiento.

POR: LAURA ALCARAZ: MDZ
ARREGLOS: ALBERTO CARRERA

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