jueves, 16 de febrero de 2012

VICTIMISMO = AUTOCASTIGO

Del victimismo y el autocastigo a una transformacion en alegría. Algunos tenemos dinámicas internas con las que nos sentimos muy mal, y la mayor parte de este sentir es auto-provocado.

Realmente no nos damos cuenta, y creemos que todo lo que nuestra mente dice es verdad. Por ejemplo, el adoptar una actitud de víctima y a la vez estar celosa de los que sobresalen, y después autocastigarse por sentirse así.

Esta debe ser una de las peores condiciones de víctima, ya que normalmente el sentirse así te lleva a sentirte culpable, pero en este caso, además, a aplicar el castigo. Y esto no sucede porque uno quiere: hay algo grabado que se repite en automático, y como lo creemos y alimentamos, sigue repitiéndose. Pero, buenas noticias, ¡es posible cambiar!


Todos los seres humanos nos sentimos víctimas de algo o de alguien. Fingimos, creamos dramas, pero luego comenzamos a ver que nos gusta, ya que de esta manera no nos hacemos responsables, y entonces nos resentimos, es decir, nos quedamos estancados en lugar de cambiar y crecer.

Es aquí cuando lo importante es tener la intención de soltar esta forma de comportamiento que no nos hace felices ni a nosotros ni a los que nos rodean, y comenzar a ir más allá de ese automático, de esa pelea, de ese culpar al afuera o a otros, conectarse internamente, y poco a poco, ir permitiendo el cambio.

Fue mi sufrimiento el que me llevó a transformar estos aspectos en una nueva percepción de vida. Cuando ya me había cansado de sufrir, finalmente tomé una nueva decisión.

Y fue cuando abracé la parte necesitada de mi misma que fuí capaz de aceptar esos mismos aspectos en los que me rodeaban. Al abrazar nuestra propia humanidad, podemos encontrar la belleza en todos los aspectos de la expresión humana.

Cuando encontré el valor para reconocer todo en mi, sin ignorar ni negar ningún aspecto, también vi que no había nada malo con nada. Me hice amiga de mis celos, de mi violencia, de mi capacidad de hacer muchas cosas basadas en el miedo, cosas que, previamente, había juzgado con dureza en otros.

Cuando abracé todo lo que había suprimido anteriormente, ¿qué pasó? Se transformó en amor, porque siempre había sido el amor, sólo que yo tenía miedo. Yo quería que fuera otro el que asumiera la responsabilidad de amarme a mí, en lugar de hacerlo yo misma.

Los extremos del propio auto-rechazo juegan también en el escenario mundial. En algunos el miedo es tan grande que los lleva a la violencia, mientras que otros matan por miedo a perder a sus seres queridos. Sin embargo, si aprendemos a abrazar todos los aspectos de nosotros mismos, nuestro sufrimiento y violencia se disuelven en la frecuencia del amor. Di que sí a tu ser interior. Amate a ti mismo, abrázate en el amor incondicional, y el mundo hará lo mismo.

Uno de los aspectos más tristes de la sociedad moderna es que tomamos las cosas demasiado en serio. Nos sentimos impulsados a cumplir con lo que "deberíamos" ser, lo que creemos que el mundo espera de nosotros.

Pensamos: "No seas ridículo". "No hables sin que te pregunten". "No seas inmaduro". "No digas lo que realmente tienes en mente - ¿qué pensarán?" El autocontrol y la autocrítica se han convertido en nuestra forma de vida y agota nuestra capacidad de juego y de libre expresión.

Tenemos que aprender, nuevamente, a fluir desde el corazón - permitirnos vernos ridículos, bailar libremente, detenernos y recordar que la vida se trata de risa y alegría desenfadada. Haz la prueba. Tal vez te guste.


POR: ISHA. DIARIOLOSANDES.COM.AR
ARREGLOS: ALBERTO CARRERA

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