lunes, 12 de marzo de 2012

PABLO NERUDA

Antes del orgullo gay, la doble moral

 Correr el tupido velo refleja las inquietudes de los Donoso en su vuelta a Chile, en 1980, un país que en el siglo XX vivió bajo la primacía de grandes poetas. Según los historiadores culturales, para Donoso volver suponía confrontar el rango legendario de Pablo Neruda, héroe masculino blindado: no solo premio Nobel, también una figura política absoluta. Al Comunista con mayúsculas, sin embargo, no se le reprochó nunca que hubiera abandonado a su mujer y su hija hidrocefálica con pocos meses de vida; la beba acabó siendo “donada” a una familia belga. 

En otro sector del panteón nacional, reinaba otra Nobel, Gabriela Mistral, pasteurizada con honores de educadora y “Madre de Chile” durante la dictadura. Examinada bajo este prisma, la figura de un Donoso casado y bisexual es más compleja que la de Mistral”, señala la novelista Diamela Eltit. “Sus parejas calzaban con naturalidad en los años 30, al presentarlas como secretarias. El gobierno de Michelle Bachelet abrió su archivo en una fundación; recién en 2009 se editó la correspondencia de Mistral con su amante, Doris Dana.

Eltit vuelve su crítica hacia la sociedad chilena: “El guión social en Latinoamérica es muy rígido, cuando la realidad ofrece distintas opciones sexuales. Lo que generó escándalo en los papeles de Donoso es la figura del gay casado, como si el matrimonio fuera una certificación de heterosexualidad”. En la pareja no parece haber habido una estafa. En una carta a María Pilar, su marido le confiesa su envidia por los gays enamorados que han salido del closet, pero niega esa opción para sí mismo.

El movimiento de derechos civiles fue la base de la visibilidad de los homosexuales y, al mismo tiempo, estableció su repudio al “doble standard”. En esa bisagra cultural y de época se escribieron estos papeles privados.



ARREGLOS: ALBERTO: CARRERA

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