jueves, 2 de agosto de 2012

FALLECIÒ GORE VIDAL, EL ASEDIADOR

Muere Gore «Vidal el terrible» UN GRANDE de la literatura norteamericana. No dejó títere con cabeza. Comparó a Mailer con Manson, el premio Pulitzer le propinó un cabezazo, consideró a Hemingway «una broma» y a Capote un «animal sucio». Y él mismo se definía como una «perra caballero». Gore Vidal ha muerto a los 86 años.


«Ahora que siento próximo el final, me doy cuenta de que lo único que en realidad he querido hacer durante toda mi vida ha sido ir al cine», sentenció en su autobiografía -como rescatió Fernando Marías, en ABC, el 16 de diciembre de 2006- el escritor norteamericano, una especie de Gore «Vidal el terrible» de la tierra prometida del país de las barras y las estrellas que le vio nacer, un político frustrado y un provocador que encendía y apagaba hogueras de vanidades allí por donde pisaba.

Látigo irredento de George W. Bush, Vidal decreía de la limpieza de los procesos electorales en Estados Unidos, como declaró en una entrevista a Pedro Corral en ABC (2 de mayo de 1999): «Son una farsa a cámara lenta. Las vetustas máquinas Votmatic declaraban nulos más votos que en los distritos. Los Estados Unidos son un imperio siempre en expansión basado, paradójicamente, en la retórica de la Ilustración, durante la cual emergió la República en 1789.Desde entonces, la hipocresía ha sido institucionalizada y casi la mitad de los que pueden votar en unas elecciones presidenciales no se molestan en hacerlo porque entienden que no hay elección».
Carnívora mosca

Gore Vidal fue una mosca carnívora, que picaba con vocación sanguilonenta: «La OTAN -proseguía en su entrevista abecedaria- es una maldita expresión de la hegemonía de América en el mundo. Cuando Estados Unidos deje la OTAN y trate de reconstruir su propia sociedad será cuando mejor estén Estados Unidos y el mundo. Hoy hay muchísimas más razones para ser satírico con la actualidad que antes. Estados Unidos envía a la OTAN a engullir cada vez más territorios del antiguo imperio soviético».

Nacido el 3 de octubre de 1925 en la popular Academia Militar de West Point (Nueva York), de la que su padre era instructor de aviación, Gore Vidal vivió la mayor parte de su vida a orillas del mar, en Italia.

Crítico feroz con las instituciones y la política de su país, Estados Unidos, la vida política se le incardinó desde su más tierna infancia. Con diez años tuvo que quedarse a cargo de su abuelo materno, el senador por Oklahoma Thomas Gore, después de la separación de sus padres. Esa influencia fue decisiva en la vocación política que demostró a lo largo de toda su vida y que le llevó a escribir algunos de sus ensayos políticos más famosos, como «Washington DC», centrada en la era Roosevelt; «Burr» o «Lincoln», sobre la historia estadounidense, informa Efe.


Vidal comenzó a escribir cuando era un soldado de 19 años de edad destinado a Alaska, basando su obra «Williwaw» en sus experiencias durante la Segunda Guerra Mundial. Su tercer libro, «La ciudad y el pilar de sal» causó polémica en 1948 ya que fue una de las primeras representaciones abiertas de un personaje principal homosexual.

Vidal extendió su corrosiva crítica contra el modo de vida americano a la cultura, la política o el sexo, con obras como «Myra Breckinridge» (1968), una rompedora comedia satírica sobre la transexualidad, o muchos años antes «La ciudad y el pilar de sal», en la que hace una aproximación a un mundo que conocía en primera persona, el de la homosexualidad, y que le valió no pocas críticas.

De su preocupación por el sexo hablan obras como su ensayo «Sexualmente hablando», en el que afirma que «no existen las personas homosexuales o heterosexuales, solo los actos homosexuales y heterosexuales» porque la mayoría de las personas son -añade- «una combinación de impulsos.. y lo que hace cada uno con su pareja bien dispuesta no tiene significado social o cósmico».
Odiadores literarios

Gore Vidal tenía sus «enemigos» u «odiadores» literarios -como recordaba Camilo José Cela en La Colmena, donde anidaba el odiador del tertuliano de turno-. Los de Vidal fueron el comentarista conservador William F. Buckley Jr. y el escritor Norman Mailer, al que Vidal el Terrible comparó una vez con el asesino Charles Manson. Mailer, según relata la agencia Reuters, contraatacó propinándole un cabezazo a Vidal antes de una aparición televisiva, mientras que en otra ocasión lo tiró al suelo.

Vidal y Buckley llevaron su disputa a la televisión nacional mientras ejercían como comentaristas en la Convención Nacional Demócrata de 1968. Gore Vidal acusó a Buckley de ser un «pro-cripto-nazi», mientras que Buckley llamó a Vidal «marica» y amenazó con golpearlo.

Vidal parecía no hacer ningún esfuerzo por reprimir su ego abundante.Así, consideraba a Ernest Hemingway como una broma y comparó a Truman Capote con un «animal sucio que encontró la forma de entrar a la casa».Vidal se autodefinía como una «perra caballero».

Su temprana vocación política, acentuada no solo por su abuelo materno, sino también por ser primo del presidente Jimmy Carter y del exvicepresidente Al Gore y hermanastro de Jacqueline Kennedy, la combatió con su incursión en los años 60 en las filas más liberales del partido democrática norteamericano.

Aunque por escaso margen, en 1960 no logró obtener un puesto de congresista en el estado de Nueva York, lo cual no impidió que en 1982 intentase de nuevo presentarse por la formación demócrata al Senado por California, logrando el segundo puesto de una lista de nueve gracias a medio millón de votos.

La novela histórica, la crítica mordaz sobre el estilo de vida norteamericano y la ficción científica son los tres ejes sobre los que pivota la mayor parte de la producción literaria de Vidal, con títulos como «Creación», «Juliano», un relato en epístolas de la vida del emperador apóstata, o «Kalki» (1978).

Gore Vidal fue al cine, e incluso guionizó grandes superproducciones como «Ben Hur», «Caligula», «Is Paris Burning», «Billy el Niño» o «Suddenly, last summer», junto a Tenessee Williams, llegando a intervenir como actor en películas como «Gattaca» (1997) o «Roma», de Federico Fellini.

A principios de 2003, poco antes de que su compañero sentimental durante medio siglo, Howard Austen, falleciese, Vidal se trasladó a Los Ángeles, dónde ha muerto en su casa de Hollywood Hills por complicaciones de una neumonía.

Eso sí, nunca sigan al pie de la letra su sentencia: «Escribe algo, aunque sea una nota de suicidio». Vidal no la escribió.



POR: A. ASTORGA.  ABC.ES
ARREGLOS: ALBERTO CARRERA

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