lunes, 7 de octubre de 2013

Santoral: 7 de octubre dìa de San Sergio y San Baco. Patronos de las parejas homosexuales. Conocè sus historias

Este icono es una representación de San Sergio y San Baco, patronos de las relaciones entre personas del mismo sexo. Ha ha sido pintado por un miembro de CRISMHOM que en estos momentos se encuentra de misionero en Mozambique, ofreciendo su vida a los demás. Muchas parejas celebran su unión, ya sea simbólica, reconocidos o a través de rituales religiosos, bajo su protección. Gracias por este entrañable regalo. Desde CRISMHOM, queremos que sea signo y mediación de la bendición de Dios sobre las parejas LGTB de nuestra comunidad y del mundo entero. Sigue leyendo para conocer la historia de estos santos y la simbología del icono.


San Sergio y San Baco (martirizados en el año 303) fueron durante principios del siglo IV importantes militares del emperador Maximiano, quien les tenía en gran estima por la valentía militar desempeñada en sus cargos: Sergio como primicerius (jefe-comandante de la escuela de los gentiles) y Baco como secundarius. Lo más probable es que este emperador se trate de Galerio Maximiano en lugar de Maximiano Hércules, cuya jurisdicción no se extendía a Oriente. Antes de partir a su gran campaña contra los persas (297), Galerio purgó su ejército de cristianos. Es posible que Sergio y Baco provinieran originalmente de Roma, aunque la historia de su martirio transcurriese completamente en Oriente.

Debido al alto cargo desempeñado y a la confianza personal con el emperador, se desató una fuerte envidia entre sus subalternos, quienes descubrieron su cristianismo ante él. Maximiano se negó a creerlo y los llamó para preguntárselo personalmente, puesto que el cristianismo era condenado con tortura y la muerte. Ante la declaración de fe cristiana de Sergio y Baco, el emperador les dio una última oportunidad: si hacían una ofrenda a los ídolos, no sólo serían perdonados sino además serían restituidos en sus cargos con aún más privilegios. Sergio y Baco se negaron. “Sólo estamos obligados a servir fielmente a su ejército en la tierra”, dijeron ellos. “El fuego y la espada jamás lograrán separarnos del único y verdadero Dios, a quien rendimos culto, para adorar ídolos inicuos; nada nos haría más felices que sufrir por nuestra fe”. Maximiano les dijo: “Sois los más malvados de los hombres, pues a cambio de la amistad que os he dispensado, convencido de que observabais el debido respeto a los dioses, desvergonzadamente me habéis ofrecido lo que se opone a la ley de obediencia y sujeción. Pero ¿por qué habríais de blasfemar también a los dioses, a través de los cuales la especie goza de tan abundante paz? ¿No os percatáis de que el Cristo que adoráis era el hijo de un carpintero, nacido de madre adúltera, a quienes los denominados judíos ejecutaron mediante crucifixión, porque, conduciéndolos a error mediante la magia y proclamándose dios, se había convertido en causa de disensiones y múltiples problemas entre ellos? La gran raza de nuestros dioses nació toda ella de matrimonio legal, el del altísimo Zeus, el más santo, que a través de su matrimonio y unión con la bendita Hera les dio nacimiento. Imagino que también habréis oído hablar de los heroicos y doce principales trabajos del divino dios Hércules, nacido de Zeus”.


Maximiano ordenó entonces que fueran despojados inmediatamente de su insignia militar y vestidos con ropa de mujer. “Puesto que las mujeres pueden glorificar a Dios en tales vestimentas, no hay razón alguna para que ellos no pudieran hacerlo” y respondieron al emperador: “Como novias nos has vestido con hábitos de mujer, y has hecho bien, pues novias somos, entre nosotros, y de Jesucristo“. Así ataviados, fueron arrastraron por las calles con pesados collares de hierro alrededor de sus cuellos, volviéndose el hazmerreír de la plebe. Luego fueron trasladados de prisión en prisión hasta llegar a Barbalisos, en el Eufrates, sede de Antíoco, Gobernador de Oriente (Antíoco había alcanzado su cargo con la ayuda de Sergio y Baco, quienes lo habían recomendado al emperador). Cuando éste comenzó a urgirles para que negaran a Cristo, salvándose así de un sufrimiento deshonroso y de la muerte, los santos contestaron: “Tanto la honra como la deshonra, tanto la vida como la muerte, son iguales para el que busca el Reino de los Cielos”.

Los jóvenes mantuvieron la calma tanto ante las amenazas como ante las lisonjas del Gobernador. Sergio fue confinado en soledad, mientras a Baco lo torturaban. Fue cruelmente golpeado con tendones de buey, entregando alegremente su alma a Dios, para unirse al ejército de los santos y los ángeles. Al día siguiente, fue traído Sergio. En vano intentó Antíoco hacerlo renegar de su fe, recordándole la posición de la que alguna vez disfrutó y amenazándolo con crueles tormentos. Le pusieron zapatos con púas en el interior, y lo hicieron correr catorce kilómetros delante de un carro, hasta el Fuerte de Cuatro Torres. Elevado por sobre los sufrimientos, y con la alegría de compartir la Pasión del Señor, el joven corría ávidamente, mientras cantaba salmos. Durante la noche, sus heridas fueron curadas por un ángel, apareciendo al día siguiente ante el gobernador, fresco y preparado para nuevas pruebas.


Antíoco ordenó que fuera decapitado en Rasafa, una guarnición cercana. Cuando llegaron al lugar, el santo pidió a sus ejecutores que le dieran unos momentos, durante los cuales elevó fervientes oraciones a Dios por sus perseguidores. Luego, doblando su cabeza bajo la espada, partió para unirse a Baco en el Reino de los Cielos. Los habitantes del pequeño pueblo de Sura, donde Baco había sido martirizado, querían llevarse en secreto el cuerpo de Sergio, pero el santo los detuvo encendiendo una llama. Los cristianos de Rasafa corrieron al lugar, impidiendo el hurto, y pusieron las santas reliquias en un lugar seguro. Después se construyó una iglesia sobre  la tumba de San Sergio, la que se convirtió en uno de los más grandes y venerados santuarios de Oriente.

Recientes excavaciones arqueológicas han puesto al descubierto las ruinas de tres grandes basílicas en Rasafa que, a principios del siglo VI, era conocida como Sergiópolis y seguía siendo uno de los lugares más afamados de peregrinación en Oriente, incluso bajo la ocupación musulmana. Fue destruida en el siglo XIII durante la invasión tártara. El cráneo de San Sergio es venerado en el monasterio de Simonopetras, y el de San Baco en el monasterio de Vatopedi ambos en el Monte Athos.

Posteriormente fueron construidas varias iglesias en honor a San Sergio y San Baco: en Constantinopla (ahora mezquita), Acre y Roma. Su fiesta se celebra el 7 de octubre y se pueden ver en varias representaciones artísticas siempre juntos, algunas veces cabalgando como soldados, en pinturas típicamente matrimoniales o en pinturas con su uniforme militar y Jesús tras ellos.


La estrecha relación entre ambos ha llevado a escritores modernos a creer que eran amantes. La evidencia más popular de este punto de vista es que textos antiguos de su martirologio, en griego, los describen como erastai, o amantes. John Boswell, historiador de la Universidad de Yale, considera su relación como un ejemplo de las parejas homosexuales del principio del cristianismo, reflejando la tolerancia hacia la homosexualidad de los primeros cristianos. El artista Robert Lentz siguió este punto de vista retratándoles como una pareja gay en una pintura de iconografía religiosa. David Woods clasificó algunos de los argumentos de Boswell como de superficiales. Otros historiadores y analistas bizantinos, en concordancia con la postura oficial de la iglesia ortodoxa, argumentan la antigua tradición oriental de adelphopoiesis, una forma de "hermandad" en el nombre de Dios, sin carácter sexual y que se ha asociado a estos dos santos.
 
John Boswell ha señalado decenas de manuscritos originales, que presentan los rituales religiosos matrimoniales efectuados durante toda la Edad Media por sacerdotes católicos y ortodoxos dentro de las iglesias para consagrar bodas entre personas del mismo sexo. Para llegar a sus conclusiones Boswell recorrió todas las grandes bibliotecas de Europa, incluida la Vaticana, donde encontró muchos de sus manuscritos. Como resultado obtuvo 80 manuscritos originales de las ceremonias de bodas gays, en las que se invocaba como protectores a San Sergio y San Baco. Sin embargo, la metodología y las conclusiones de Boswell han sido severamente criticadas por otros historiadores además de David Woods (Robing Darling Young y Brent Shaw).

Independientemente de los méritos de la interpretación de John Boswell, en la que el debate está todavía en curso, es un hecho que una parte de los homosexuales de Estados Unidos, compuesta por católicos y griegos ortodoxos, ha aceptado los resultados. Hoy en día, por lo tanto, ha alcanzado un nuevo tipo de adoración que exalta al dúo formado por Sergio y Baco por su singularidad como una pareja homosexual santificada como mártir cristiana.

En esta parte del mundo gay se considera de manera no oficial a San Sergio y San Baco como santos patronos de las relaciones entre hombres, y muchas veces los matrimonios gais estadounidenses y europeos (ya sea simbólicos, reconocidos o a través de rituales religiosos) se celebran bajo su protección.



EL ICONO  Y SUS SIMBOLOS

San Sergio y San Baco aparecen cubiertos por un mismo manto que comparten, para cubrir su desnudez. El manto hace alusión al momento en que el emperador los viste con ropas de mujer para humillarles públicamente. El color blanco es el de los mártires del Apocalipsis, mezclado con el rosa, color gay y femenino. Los pliegues debajo de las manos sugieren un triangulo rosa, signo de la persecución gay.

La postura: los mártires se abrazan con una mano, dándose apoyo y protección, fundiendo sus cuerpos en ese abrazo. A su vez, las manos que quedan libres están en actitud de dar y de recibir, sin llegar a tocarse. Buscan la intimidad, la comunión, que no han alcanzado todavía, y que solo en la Gran Fiesta de Bodas gozarán. En la mano izquierda de ambos, el anillo de bodas, de color negro, que habla del compromiso de amor conyugal y del amor hacia los pobres.

Jesús, centro y origen del amor conyugal gay: en el centro de la composición esta el Señor, como Pantocrátor, envuelto por la mandorla mística, con los colores del arco iris. Está en actitud de bendecir a los santos y al mismo tiempo, esta encendiendo el fuego del Amor en sus corazones, que tienen a la vez forma de llama (Espíritu Santo, llama de amor viva) y de llaga (llaga del costado de Cristo, que sufre por amor). Jesús está en medio de la relación, sosteniéndoles, acompañándoles. Este amor de pareja es eterno,  viene de Dios, y vive para siempre en el corazón de Dios. No existe amor estéril. Felices los que pierden su vida por amor.



POR: Crismhom.com
FOTOGRAFÒAS: WEB
ARREGLOS: ALBERTO CARRERA

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