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sábado, 14 de septiembre de 2013

Frivolidad made in Argentina. Todo por dos pesos. "Tv Circus"

Jorge Lanata peleando en los programas de chimentos. Susana Gimènez, del odio al amor por Diego Maradona con los televidentes en el medio. Conductores que discuten su intimidad, conventillo en los noticieros y los políticos cómodos con la exposición privada. Llegó la TV sin fronteras.


La cultura popular árabe tiene una historia interesante. En ella, un pastor está recostado en su carpa, pasando la noche inhóspita, y recibe el pedido de su camello para poner solamente las pezuñas dentro de la carpa. El hombre se apiada y lo permite, hasta que en unas horas se descubre a la intemperie. El camello había abandonado la timidez y gracias a su potencia lo expulsó, sorpresivamente.

Algo similar parece estar ocurriendo con los extraños nuevos protagonistas de la frivolidad made in Argentina. Históricamente sobrios y sin muchas controversias en su haber, la televisión sorprende este año con personajes inesperados que abrieron la puerta al escándalo, agitando sus vidas personales, peleas, rumores de divorcio, y gracias a ello calientan la pantalla chica, un sitio del que provienen pero en el que cultivaban el bajo perfil. Con Intrusos e Infama a la cabeza, las verdaderas vedettes son los programas que replican casi las veinticuatro horas los conflictos que genera la misma televisión y que encabezan periodistas, políticos y figuras de primer nivel.

Una de las principales sorpresas la dio el periodista Jorge Lanata, que hace casi un mes es noticia por su ruptura sentimental con Sara Stewart Brown, su mujer por 15 años. En cuanto se conoció la noticia, el periodista trató de no mostrarse, reservando sus declaraciones a su programa radial. Después aceptó hablar con la prensa, un mediodía al salir de la radio, y como una estrella oficializó su separación: “No hay ningún motivo para que sea noticia. Cada uno se ocupa de la manera que se muestra en el medio, yo no muestro mis cosas personales en el medio, y no lo voy a hacer”, dijo, aunque unos días después se arrepintió y cerrado el programa dominical que conduce por Canal 13 dedicó a su ex “Everybody’s Free (To Wear Sunscreen)”, un video de casi diez minutos. Con lo que cuesta el segundo de TV.

“Primero se fue espectacularizando la política y esto recayó también en el periodismo que entró en crisis. Las lógicas y los criterios que animan el mundo del espectáculo se desplazan a un mundo hasta ahora desconocido, desdibujando esos roles históricos como lo conocíamos hasta ahora”, explica el filósofo Darío Sztajnszrajber. El tema no es nuevo y en las gerencias de programación los popes están al borde del colapso. Desde que Marcelo Tinelli no está al aire, el encendido bajó notablemente y ya nadie puede pavonearse con aquellos 33 puntos de rating que alguna vez supieron ser motivo de titulares. Es urgente, el show debe continuar y a falta de chicas voluptuosas que comiencen una riña entre baile y baile, para continuarla en el rotativo de los programas de chimentos, hubo que salir a buscar material fresco. En ese juego la tele se mira el ombligo y encuentra más que pelusa.


En Canal 13 parecen gustosos de las nuevas estrategias para cooptar público. Viendo los números, no es para menos. A PPT el rating no lo trata como antes: desde su inicio en abril con un promedio superior a los 20 puntos, las cosas han cambiado. Si bien con la denuncia sobre el caso Elaskar-Fariña alcanzó los 30 puntos, lleva tres meses en los que el promedio no supera los 16. Gracias al escándalo familiar, Lanata no mejoró mucho el encendido, pero ahora es tapa de revistas, diarios y es una de las figuras más buscadas por los programas a la hora del mate. El sociólogo Luis Quevedo profundiza: “Hay una desaparición de la lógica política y periodística, un vaciamiento de los viejos roles. Ahora se piensa que puede hacerse política desde los medios, con elementos propios de la TV y no de la política”.

“Uno es con quien se pelea” es la frase que repite hasta el cansancio Lanata. Tal vez el desplazamiento mediático que amasa a fuerza de rumores sobre nuevas novias y una vida de bon vivant entre las paredes del súper cool Hotel Faena no le moleste tanto. Como parece no preocuparle la exposición peleando con Jorge Rial y Luis Ventura, con amenazas que incluyen demandas judiciales y violencia física. “Un recurso histórico de la televisión para ganar audiencia es que, cuando hay un problema, sea alguno de sus integrantes el que esté involucrado. Cuando Lanata se pelea con Rial, está poniéndose a la altura de ese estilo de periodismo. Él lo sabe. Creo que íntimamente le encantaría hacer el Intrusos de la política, por algo no se pelea con Morales Solá”, destaca Quevedo.

Sus compañeros de Telenoche no están mejor. El bajo desempeño en el minuto a minuto vulcanizó varios ánimos y los conductores Santo Biasatti y María Laura Santillán tuvieron que salir a poner el cuerpo. En pocos días se los posicionó como protagonistas de fuertes peleas, ausencias sin aviso y muchas horas de rotación con versiones de todo tipo. “En el caso del periodismo se nota una crisis profunda de la profesión, que está sufriendo transformaciones profundas y necesarias. Antes se creía que la prensa ostentaba cierto saber objetivo relativo a la verdad absoluta. Hoy intentan sostener eso pero ya no se puede”, aporta Sztajnszrajber con una mirada más promisoria. Este proceso pone sobre relieve que el periodismo como rol social no tiene nada que ver con ese “lugar de iluminación pretendido. Hay como manotazos de ahogado para resistir con una imagen que ya no se puede sostener. Para mí, todo esto es positivo porque empuja un cambio de paradigma, aunque dejará victimas en el camino. El golpe al narcisismo es muy grande y agudiza el cisma”, agrega el filósofo.

Otro caso, extraño por inesperado, es el protagonizado por los periodistas Fabián Doman y su ex pareja Evelyn Von Brocke. Ella lleva meses llorando ante cámara la inexplicable huida del padre de sus hijos del hogar compartido. Él no solamente desestimó la posibilidad de volver sino que esta semana ya habló de su nueva novia, una joven muy joven, dueña de un astillero. Para sumar al culebrón vernáculo, Von Brocke se dedicó a rebatir y defenestrar a su ex en Bendita TV, programa en el que trabaja. “La televisión hoy es como una persona que se está separando de su pareja. Ahora sus artífices están en el umbral descubriéndose en medio de esa crisis radical, en un proceso de mutación en el que vale todo. El problema es que no se sabe en qué va a terminar”, dice Sztajnszrajber. Sus palabras también echan luz sobre otro de los temas de la semana: la novela Susana Giménez-Diego Maradona que, en un tono más febril terminó poniendo a la rubia a un paso de irse de Telefé.

“El canal no me cuida”, disparó enojada la conductora al bajar de un avión que la traía de vuelta desde Punta del Este. El problema con las autoridades comenzó cuando su producción intentó llevar al living del lunes al Diez, tras la amenaza de demanda que este mantenía contra la diva por hablar de su hijo menor, Diego Fernando. Que sí, que no, los programas de chimentos y los noticieros usaron cada minuto disponible para reversionar este tema como si fuera una canción de los Beatles. Mientras Víctor Stinfale, abogado de Maradona, aseguraba que iban al programa, por la tarde se definió que no, Susana estalló y canceló el programa. Se dijo que el futbolista pedía miles de dólares y que por esa causa Tomás Yankelevich, director artístico del canal, le bajaba el pulgar. Entonces, de odiar a Maradona y decir que para ella estaba muerto, Giménez puso el ultimátum: o viene o me voy.


Ya a principios de los ’90 Giovanni Sartori planteó la interferencia de los medios de comunicación en los procesos políticos. La videopolítica señalaría el camino, y con el prisma de lo devuelto por la pantalla aprenderían cómo “ser políticos”, cómo “gestionar” y, fundamentalmente, cómo mostrarse al mundo. Desde entonces, la televisión transforma a los candidatos exhibiéndolos con sus propias reglas. “Lo novedoso es lo que ocurre con personajes que hasta ahora no formaban parte de ese juego. El caso de Lanata o Doman, que no son los únicos, muestra que hay un mundo del periodismo que está interesado en ventilar su vida privada por sobre los contratos tradicionales que deberían respetar con los televidentes”, analiza Quevedo. Para el sociólogo, en el caso del periodista de Canal 13 hay todavía más razones. “A Lanata no le interesa el periodismo de investigación, no aspira a eso. Lo que quiere es ser reconocido, apunta a reunir audiencia y aquellos que lo ven saben que su programa es mayormente una puesta de humor”, explica.

“Hay algo de desborde en los que pasa con Lanata. En su momento él esperaba ser tomado como historiador y fracasó, hoy cambió esa pseudo seriedad por encabezar su programa con monólogos graciosos. Es un poco lo que le pasa a Eduardo Feinmann: él tiene pretensiones de periodista agudo, pero se lo consume como un programa de humor. La gente lo ve porque sabe que se va a pelear con alguien a quien va a acusar de consumir drogas. Ese es el juego que Feinmann conoce y acepta”, define Quevedo. Este año, al ser consultado acerca del periodista de C5N, Diego Capusotto afirmó: “Una cosa es el humor televisivo y otra el que circula por fuera del establishment. El de Feinmann para mí es un show periodístico, un programa de humor. El personaje no trabaja sobre los códigos de un programa humorístico pero se termina convirtiendo en eso”.

¿Quién gana con esta construcción en la que los personajes se desdibujan, para subir un poco las mediciones, sin tomar en cuenta el costo? ¿Por qué la operación televisiva es tan fuerte? ¿Quién les dio vela en este entierro de personalidades públicas? “La televisión no es inocente –avisa Quevedo–, es ante todo una empresa y no se ocupa de la verdad y la investigación, sino que se define por la búsqueda del entretenimiento e información liviana. En ese sentido, la política se orientó a ser un objeto para entretener”.

Efectivamente, la búsqueda de ascenso a cualquier costo ya no está limitada al cuarto poder. El mes pasado, en plena campaña electoral, Diego Santilli y su ahora ex mujer, la periodista Nancy Pazos, también hicieron las mieles del ámbito chimentero, después del coqueteo de Martín Insaurralde con los rumores de su relación con Jessica Cirio. “En estos años hay una profundización de las técnicas para alivianar a ciertos políticos –explica Quevedo–. En el caso del Pro es explícito, Durán Barba es uno de los mentores y ha convencido a Macri para mostrar su vida íntima en Caras o en Hola casi todas las semanas. En ese contexto en que el Pro piensa que hay que olvidarse de los programas y las ideologías, resulta lógico que Santilli prefiera hablar de su separación”. No es la primera vez que los políticos son materia del good show. Antes, A la cama con Moria, el programa que animaba Tato Bores o El Contra de Juan Carlos Calabró hacían de las suyas. Pero ahora los roles son diferentes y la apuesta parece dirigirse a la frivolización total.

“Mientras los políticos y algunos periodistas crean que la tevé es la que les da votos o audiencia, tendrán que asumirse sus propias víctimas y regalar sus vidas a los designios de esta”, cierra Quevedo. Ayuda a imaginar lo que sobrevendrá de esta crisis. Algo así como la historia del árabe y el camello. Tal vez un día, los que hoy aceptan frivolizar sus figuras se encuentren solos y a la intemperie.



POR: Florencia Guerrero - VEINTITRES.INFONEWS.COM
FOTOGRAFÌAS: WEB
ARREGLOS: ALBERTO CARRERA

viernes, 3 de agosto de 2012

GRUPOS DE RAPIÑA. CLARIN-LANATA Y OTRAS PORQUERÌAS

La vergüenza oculta: la verdad de la campaña contra Víctor Hugo.

Los que acusan al periodista tienen un pasado vergonzoso que ocultar. El rol de Danilo Arbilla, funcionario de la dictadura uruguaya que cerró medios y llevó a la cárcel a varios trabajadores de prensa. Los motivos, los cómplices y los objetivos en esta nota.


"La vergüenza oculta” es un trabajo de Melvin Lansky, médico del Instituto Psicoanalítico de Los Angeles, que sin conocer nada de la política latinoamericana ni de las dictaduras uruguaya y argentina, definió en pocas líneas el comportamiento de los acusadores del periodista y locutor Víctor Hugo Morales: “Sentimos vergüenza (la emoción) cuando nos exponemos ante nosotros mismos o ante terceros como deficientes, indignos de ser queridos o decepcionantes, en relación a algo que ya ha ocurrido”. La ignorancia del autor de esta nota, tanto en este campo como en tantos otros, impedirá avanzar en un análisis más detallado del comportamiento (ahora sí) vergonzante del Grupo Clarín, de la Editorial Perfil, del diario La Nación y del periodista Jorge Lanata. Exceptuando a este último, quien reconoció que en esa época trabajaba de mozo (lástima no habernos cruzado, yo era lavacopas en la pizzería de Las Flores y Mitre, en Wilde), tanto Héctor Magnetto como Bartolomé Mitre y Jorge Fontevecchia tienen pergaminos dignos de ocultar por su posición ante los dictadores. Intentar vincular políticamente a Víctor Hugo Morales con quienes fueron sus perseguidores no resiste el menor análisis si no se apela a Lansky. Sólo ocultan su propia vergüenza.

Vamos a recordar el comportamiento de estos medios durante la larga noche que va de 1976 a 1983, para luego analizar qué hicieron esos mismos medios ante la dictadura uruguaya. También la vinculación con funcionarios uruguayos que participaron de ese gobierno con cargos jerárquicos y que, desde ese lugar, censuraron y cerraron medios. Claro, la vergüenza oculta hace que sólo se ocupen de dos picaditos de fútbol y una grabación para vincular al popular relator uruguayo con un gobierno que en realidad lo persiguió y hostigó incansablemente hasta que debió venirse a trabajar a la Argentina, en 1980.

Conocida es la tapa del diario Clarín del 24 de marzo de 1976: “Nuevo gobierno” y, más abajo, “Comunicados de la junta militar”. Nunca una palabra de condena, ni siquiera la mención a la interrupción del orden democrático, ni a la detención ilegal de quien era hasta ese momento la presidenta constitucional, María Estela Martínez de Perón.

Quizás hasta fue más jugada la tapa del conservador diario La Nación: “Las Fuerzas Armadas asumen el poder; detúvose a la Presidente”. Más abajo, el diario de los Mitre publica una artículo cuyo título reza “En La Plata la acción terrorista fue dominada”. No se refiere, por supuesto, a los terroristas que usurparon el poder ese mismo día.

¿Y Perfil? Si bien Jorge Fontevecchia era muy joven, su escasa comprensión de los hechos le daba para escribir como director de La Semana, que apoyó desde un primer momento a la dictadura de Jorge Rafael Videla. En 1977 Fontevecchia escribió: “Cambio 16 es una revista semanal que se publica en Madrid. Su tendencia puede calificarse de izquierdista y su material orilla en algunas ocasiones la apología de la violencia (…) Como es obvio sus notas se ocupan prolijamente de hostilizar al actual gobierno y la prédica se centra en un tema de gran consumo en Europa: el de los derechos humanos”.

Para justificar su postura, Fontevecchia publicó hace muy poco, el 21 de agosto de 2010 (hace apenas dos años), lo siguiente: “En 1976 no se podía saber que la última dictadura sería infinitamente más cruel y macabra que las anteriores…”. Huelgan los comentarios.
Pero crucemos el Río de la Plata, que une la Argentina con Uruguay, para enterarnos si los que hoy acusan a Víctor Hugo Morales tuvieron una actitud diferente ante el golpe que tres años antes había interrumpido el orden democrático en el vecino país.

El personaje de la vergüenza oculta tiene nombre y apellido: Danilo Arbilla, director de Difusión e Información de la Presidencia durante la dictadura en Uruguay. Para más datos, periodista, presidente de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) en el 2000 y, además, columnista de La Nación y de Editorial Perfil. Además, en 1999 visitó la redacción del diario Clarín como parte de la SIP. Nunca se dice, en ninguna de esas publicaciones, que Arbilla fue funcionario de la dictadura uruguaya y que censuró medios.

Tampoco se dice, en la aclaración de firma de esos artículos, que por su actuación en la dictadura, cuando Arbilla fue designado al frente de la SIP, La República y otros medios uruguayos cuestionaron el nombramiento y se fueron del organismo. En su país, Arbilla era conocido por clausurar y cerrar medios, además de perseguir periodistas. La Nación y Clarín callaron esta discusión, nada informaron en sus publicaciones y de este modo protegieron a este cómplice de los dictadores.

En su paso por la función pública, Danilo Arbilla, como se dijo, ocupaba el cargo de director de Difusión e Información desde 1972. El 27 de junio de 1973, cuando los militares terminaron de derrocar al gobierno títere de Bordaberry, Arbilla permaneció en el cargo no obstante reconocer que el golpe significó un “quebranto institucional”. Reconocería en una entrevista posterior, en 1993, con el diario El Día: “Tuve la disyuntiva y me quedé”.

En ese mismo reportaje, aseguró que en eso que él llamó “período de gobierno” y no dictadura militar “no todo fue tan malo”. Pero la historia que cuenta el diario La Republica, de Uruguay, dice que durante el tiempo en que Arbilla permaneció en el cargo hubo 14 clausuras definitivas de medios, 159 clausuras transitorias, se requisaron tres diarios extranjeros, un libro y una revista de la Unesco. Fueron presos dos directores de periódicos y un dirigente de la Asociación de Periodistas Uruguayos, organismo al que se le confiscó la colonia de vacaciones. Además, decenas de periodistas fueron encarcelados y tres periodistas murieron en la cárcel, años después, debido a las torturas.

Según consta en el archivo de ese diario “desde el golpe de Estado de 1973 hasta fines de 1975, período en que Arbilla se reconoce como director de Difusión e Información de la Presidencia (dictadura), cayeron presos y posteriormente fueron al exilio –entre otros– Carlos Quijano, director de Marcha, y Eduardo Viera, director de El Popular. Héctor Rodríguez, periodista de Marcha y de Respuesta, fue detenido, salvajemente torturado y condenado a prisión por más de ocho años”.

Agrega el artículo publicado por La República en octubre de 2000, cuando Danilo Arbilla estaba a cargo de la presidencia de la SIP: “Los dirigentes de APU Carlos Borche –reconocido nacional e internacionalmente por su lucha en defensa de presos políticos paraguayos y por su papel en la erradicación de la enfermedad de Chagas en nuestro país– y Santiago Puchet, junto al fotógrafo ‘El Gallego’ González, fueron de los primeros exiliados en 1975 en la embajada mexicana. Decenas de periodistas de El Popular fueron detenidos en ese período que va entre 1973 y fines de 1975 y condenados a prisión en el Penal de Libertad, luego de pasar por ‘El Infierno’. Entre la larga lista se encuentran José Jorge Martínez, Rodolfo Porley, José Luis Piccardo, Rubén Acasuso e Ismael Weismberger”.

Para ilustrar un poco más acerca de este personaje, vayan dos párrafos de sus colaboraciones en Perfil y La Nación. El 30/12/2010 escribió para la editorial de Fontevecchia un análisis de las elecciones brasileñas y el cambio de gobierno: “La cuestión es que Dilma deberá encarar su gobierno con algunos ‘temitas’ de arrastre, y alguna recomendación especial. Uno de aquellos es el que tiene que ver con la actuación de las Fuerzas Armadas durante la era militar, el cual Lula siempre ‘pateó’ para el costado o ‘para adelante’. No enfrentó a los militares y logró ocho años de equilibrio. Pero este es un tema que puede estar mucho tiempo aletargado o postergado y transformarse –en un momento dado– en punto candente de la agenda política y social. Ha ocurrido en la región y fuera, por ejemplo en España. Para la presidenta brasileña, por ser una guerrillera amnistiada, el tema, además, se le hace más complejo y delicado”.

En La Nación, el 29 de noviembre de 2009, escribió un artículo sobre las elecciones en Uruguay, especial para ese diario, que tituló: “De la guerrilla a la antesala del poder”. Allí afirma: “Si el ex guerrillero tupamaro José “Pepe” Mujica gana hoy la segunda vuelta y es electo presidente uruguayo, se habrá cumplido un proceso dialéctico casi impecable desde que los tupamaros iniciaron sus acciones a principios de los ’60, cuando el Uruguay vivía en democracia, y hasta el propio Ernesto ‘Che’ Guevara desestimaba la violencia o la revolución como vías válidas o necesarias para llegar al poder en este país. En aquellos tiempos, tras la guerrilla vino el ejército y cayó la democracia –los militares derrotaron a los tupamaros y tomaron el poder–. Luego volvió la democracia, y en el marco de este régimen es que ahora el ex guerrillero accede a la primera magistratura”.

Nótese que para el autor los tupamaros fueron quienes interrumpieron la democracia en el vecino país y después “vino el ejército”.

Queda claro entonces, una vez más, quién es quién en la política argentina y cómo se posicionó cada cual respecto del golpe de Estado en Uruguay. Las tapas neutras de Clarín en esos días de junio de 1973, coincidentes con la “neutralidad” de marzo de 1976, muestran una conducta que deben ocultar para poder operar con algo de sentido contra un periodista creíble y que sí fue perseguido por la dictadura de su país.

Su defensa política la hace el mismo Víctor Hugo Morales en su sitio de Internet y en su programa La Mañana, por Radio Continental. También lo hace en una pequeña entrevista que acompaña este artículo y que tuvo la deferencia de contestar desde Londres.

Por qué eligen al uruguayo como destinatario de sus operaciones mentirosas resulta evidente: es hoy uno de los periodistas de mayor prestigio del país y uno de los más creíbles. Pero tiene un defecto: sin dejar de ser crítico, apoya muchas de las medidas del Gobierno y mantiene un enfrentamiento histórico con el Grupo Clarín. Una posición poco digerible para quienes desde 2008 mantienen una actitud destituyente. Basta mencionar el apoyo incondicional de referentes de los derechos humanos como Estela de Carlotto, Hebe de Bonafini y Taty Almeyda para darnos cuenta de que algo huele a podrido en la información publicada el fin de semana pasado en la revista Noticias y en el programa Periodismo para Todos, que conduce Jorge Lanata. Y algo que huele a podrido mejor ocultarlo, como la vergüenza.

Informe: Graciela Moreno y Lucas Cremades


El uruguayo se defiente: "Fui, sin darme cuenta, muy persistente en la denuncia"

Estuvo en boca de algunos periodistas que salieron a pegarle debido a cuestiones vinculadas con su pasado. Aparecieron un par de fotos junto a un coronel de su país, en la década del ’70. Lo relacionaron con un sector militar de la dictadura uruguaya. Víctor Hugo Morales, en tanto, se defendió. Mostró en su página web las carpetas que tenía la Junta de Comandantes del Servicio de Inteligencia de Defensa, donde la dictadura lo cataloga de comunista y algo peligroso para su nación. Más allá de esto y frente a una consulta de Veintitrés, el relator habló de esta situación.

–¿Por qué cree que lo atacan en este momento?

–En los grandes temas el lado Magnetto de esta historia está sin argumentos. Papel Prensa, la grilla, la libertad de expresión, Cablevisión, el Fútbol para Todos, la Ley de Medios, etcétera. En todos estos temas he dado pelea. Si pudieran decir algo respetable para la inteligencia no estarían tan enojados. Nos sobrarían, tendrían más humor. No hay forma, están flojos. Entonces tienen que matar como sea al que los expone. Yo he sido, sin darme cuenta, muy persistente en la denuncia. Lo que digo desde hace quince años sobre el grupo no les dolía. Pero ahora, el contexto es mucho más favorable para quienes los visualizan como un verdadero cáncer moral.

–¿Qué pasó en aquel momento?

–Los archivos de la propia dictadura podés verlos en mi página, dicen que fui un hombre de la contra con la dictadura militar. Está bien visualizado como tal. Un militar que fue un buen tipo que nos advirtió y aconsejó sobre ciertos riesgos de la época, tonterías si se quiere, pero mostrando afecto por nosotros, fue contactado a partir de lo que yo mismo había contado muchas veces (hay en mi página una nota del diario El País de 2006). Estará grande, se habrá enojado al cabo de 35 años de no verme. Naturalmente es un hombre de derecha, quizás agudizada la posición de los años y de dos partidos de fútbol, jugados con 20 compañeros periodistas, armó una historia de que yo me la pasaba en el cuartel. Con eso construyeron una historia que como ejercicio de “estilo” cualquiera puede hacer sobre cualquier persona. Una historia producida desde aquí, contratando un tipo que detectaron como muy contrario a mí, por una nota en un blog. Lo armó un periodista de acá, lo pagó la gente del grupo, vieron un gran negocio después. Y en eso están.

–¿Usted podía no saber lo que pasaba en aquel momento en Uruguay?

–Lo de Uruguay estaba bajo control y hasta hace pocos meses nada se dijo nunca de desaparecidos. No hubo un plan así. Tenían la situación controlada y la vida continuaba. Los que estábamos en contra, igual mostrábamos la hilacha, demasiado expuestos, pero lo hacíamos. Fui llevado no menos de cuatro veces a dar explicaciones. Respaldé públicamente a gente que se oponía al régimen, di la voz del estadio a exiliados, hice campaña para ir a los Juegos Olímpicos de Moscú. Fui prohibido con anuencia de la dictadura que luego debió dar marcha atrás. Caí preso casi un mes por una pelea en un partido de fútbol, les cambié la canción del Mundialito. Me fui del país. Qué más.

–Los que lo acusan dicen que algo debía saber.

–No hay acusación de nada. La síntesis de los militares de ese cuartel es que yo iba y charlaba de fútbol con los cadetes, sólo de fútbol. Que fui más veces que las dos que estuve allí con todos mis amigos y con eso armaron la historia. Me estás preguntando desde un lugar en el que debo dar explicaciones por lo que ellos han instalado. Di por lo menos una charla en Campo de Mayo en 1982 u ’83 y participe de un cóctel, recuerdo a un coronel Conde como un anfitrión bien dispuesto. Pero hablaba de mi ideal izquierdista en los medios, peleábamos desde Cada loco con su tema en Sport 80 diciendo cosas increíbles del régimen, sugeridas, pero claritas. Se dan relaciones inevitables para quienes están más expuestos. El militar uruguayo que hace las declaraciones era quizás un cholulo o un tipo bien inspirado .Y para que quede claro, lo sabían mis amigos tupas de Colonia, los que ya estaban fuera de la cárcel. Eran, claro, los únicos que conocía. Uno de ellos llegó a trabajar conmigo como relator aquí en Buenos Aires.

–¿Hará alguna presentación judicial?

–Lo haré, creo que ya está en marcha. Claramente es una campaña. En Uruguay y aquí.

–¿Estima que es una operación mediática o lo atacan por sus posiciones políticas?

–Una cosa es la otra también. Me quieren eyectar del mundo. Es una mafia que aún no mató a balazos. Te quiere asesinar de otra manera. Y me han dejado malherido, pero vivo.


Opinión

Tuvo una actitud digna
Por Rafael Michelini Delle Piane
Senador Frente Amplio del Uruguay

Lo que están haciendo con Víctor Hugo es una canallada total, ya que él tuvo una actitud digna durante la dictadura en mi país tratando de abrir espacios de libertad, una y otra vez. Esta maniobra me sorprendió mucho, sigo sosteniendo que no sé con qué objetivo. Y recalco que no sé, más teniendo en cuenta que no me compete inmiscuirme en cuestiones que acontecen en la Argentina. Además, no se puede cambiar el pasado.
La ESMA y el Batallón Florida son completamente diferentes porque en la primera se estableció un centro de torturas y muerte. El batallón, en cambio, dejó de ser un lugar de represión desde el momento en el que asumieron los militares. Lo fue, sí, durante la democracia “dura”, y después los lugares de represión se establecieron en otros cuarteles. Me comuniqué con Víctor Hugo para expresarle mi solidaridad y lo encontré con ánimo. Es que él mejor que nadie sabe cómo actuó en aquellos años.

(Testimonio recogido telefónicamente)


Opinión

Si supiera
Por Pablo Llonto
Periodista, ex delegado de Clarín despedido, abogado de DD.HH.

Pobre Lanata. Si él supiera, si le gustase el fútbol (algo que desprecia por sus propios dichos: “En Página 12 pasaba de largo la sección Deportes”) se hubiese enterado de los cientos de desafíos a la censura que Víctor Hugo llevaba adelante. Y como lo hizo desde el primer relato que nos brindó en la Argentina 1981, cuando al debutar en radio, luego de un gol de Brindisi en el Boca maradoniano, recitó la letra de un genial artista perseguido: a desalambrar, a desalambrar, dijo Víctor Hugo esa tarde, a sabiendas de que otro uruguayo. Daniel Viglietti, era palabra prohibida en todas las emisoras.

Víctor Hugo llegó a la Argentina para demostrar que era posible terminar con el relator de los militares, José María Muñoz. Y por suerte lo desplazó, lo puso en su lugar, nos enseñó a todos que el periodismo deportivo y el relato podían tener contenido, belleza, lenguaje, poesía y, especialmente, ideas populares y combativas.

Hoy nuestro gremio sabe quién es quién. Por eso Víctor Hugo es bien recibido en todas las redacciones y asambleas de compañeras y compañeros del gremio. Nunca olvidaremos quienes trabajábamos en TyC-El Gráfico cuando en 2001, silenciosamente, se acercó a una choripaneada de laburantes, una mañana fría de otoño, en una olla popular, y nos dejó la solidaridad de quienes no quieren que los gestos se divulguen.

Hace falta decirlo, por si no lo supieran, los lanatas, los conversos.


POR: Rubén Pereyra.  INFONEWS.COM. REVISTA VEINTITRES
ARREGLO FOTOGRÀFICO: ALBERTO CARRERA

lunes, 4 de junio de 2012

FARZANTE

 "JORGE LANATA!
AYER, FUNDADOR DE PAGINA 12, PERIÓDICO DE IZQUIERDA.
HOY VOCERO DE CLARÍN Y CANAL 13 DE DE DERECHA.
ALGUIEN PUEDE EXPLICARME QUIEN LE CREE O ESCUCHA  A SEMEJANTE FARSANTE???
EL GRUPO CLARÍN, PARA LOS QUE NO SON ARGENTINOS E IGNORAN DE LO QUE HABLO, ES PROPIEDAD DE ERNESTINA HERRERA DE NOBLE Y HÈCTOR MAGNETO RELACIONADOS CON LA DICTADURA MILITAR ARGENTINA Y EL ROBO DE BEBES, Y SOBRE TODO CON SESGOS DE MAFIOSOS, HOY CAUSA ABIERTA POR LIDIA PAPAPLEO POR PAPEL PRENSA. CASI ICONOS DE  LO PEOR DE UNA ÉPOCA NEFASTA DE NUESTRA HISTORIA POR LO QUE HOY SE LUCHA POR LA VERDAD Y LA JUSTICIA.
A MI CRITERIO HOY JORGE  LANATA, EX PERIODISTA, SERIA EL CENTRO DE LAS MIRADAS DE QUIENES VEN UN RELITY COMO QUIEN MIRA LA PELEA DE GRACIELA ALFANO CON PACHANO O RICARDO FORT, "PERSONAJES MEDIATICOS DE LA TV", UNA FANTOCHADA SIN VUELTA A TRAS.





POR: ALBERTO CARRERA.

domingo, 18 de marzo de 2012

JORGE LANATA EL GRAN PAYASO NACIONAL

EL NUEVO TÌTERE DE CLARIN.





ARREGLO FOTOGRÀFICO Y CON ASCO: ALBERTO CARRERA
                                 
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