sábado, 18 de diciembre de 2010

DISFORIA DE GENERO O TRANSEXUALIDAD. 1º PARTE.

La sexualidad es uno de los derechos existenciales más cuestionados actualmente, esta no es el resultado de una opción del sujeto, sino de unas circunstancias (sean físicas, psíquicas, sociales, culturales, etc.) que le son extrañas, exteriores, que se le imponen.

La transexualidad es uno de los aspectos de la sexualidad y uno de los temas que la doctrina y la jurisprudencia mas han desarrollado, debido a que es el que ofrece las cuestiones en su grado extremo.

Este derecho existencial es objeto de ataques particulares y encarnizados en la mayoría de las sociedades, inclusive en aquellas que proclaman la defensa de la igualdad y están en oposición con la discriminación étnica, cultural, etc.

La palabra transexual es una expresión que califica a un determinado tipo de personas, y el primer problema que presenta, es ponerse de acuerdo acerca de qué significa. Si hacemos un poco de historia, el transexualismo entró en la literatura médica en 1853 cuando Frankel describió el caso de Screfakind Blank, cuyo cuerpo examinó post mortem. Blank se había suicidado ahogándose antes de ser detenido por la policía. Desde niño había sentido la necesidad de disfrazarse de mujer y había estado en la cárcel por su tendencia a seducir jóvenes y contagiarles enfermedades venéreas.

Posteriormente, Krafft-Ebing describió en 1894 algunos casos de transexuales y Hirschfeld en 1925 utilizó por primera vez el término “transvestismo” (hoy sabemos que se equivocó) y lo diferencio de la homosexualidad. Havelock Ellis en 1936 los llamó “invertidos sexoestésicos” o “eonistas”, en referencia al caballero Eon, que vivió la mitad de su vida como mujer.


Pero la etimología del término es un neologismo introducido a comienzos de los años cincuenta por el psicoterapeuta norteamericano Harry Benjamín. En 1953 habla de la diferencia entre transvestismo y transexualismo y publica en 1966 un trabajo con una muestra de 172 pacientes (125 hombres y 20 mujeres) sobre el “fenómeno transexual”. En las décadas de 1690 y 1970 se empleó el término transexual verdadero. Dicho término se refería a una persona con una trayectoria característica de desarrollo atípico de identidad de género que predecía una vida mejor mediante una secuencia de tratamiento que culminara en intervención quirúrgica genital. Se consideraba que los transexuales verdaderos tenían:

- Identificaciones transgénericas (con el otro género) en la niñez, la adolescencia y en la etapa adulta.
- Excitación sexual mínima o ausente ante el uso de vestimenta transgénerica.
- Carencia de interés heterosexual en relación a su sexo anatómico.

En 1951 se realizó la primera intervención quirúrgica de adaptación morfológica genital, que alcanzó difusión internacional. Dicha operación se produjo en una clínica de Copenhague (Dinamarca), el cirujano fue Christian Hamburger y el paciente un ex soldado que había luchado en la segunda guerra mundial, quien había decidido adaptar sus genitales a su sexo psíquico.

Hoy en día se considera que la transexualidad es una disforia de género, es decir, un desacuerdo profundo entre el sexo biológico y el sexo psico-social o, dicho de otra forma, entre el sexo con el que se nace y aquel otro que la persona siente como propio. Un/a transexual es una persona que se siente dentro de un cuerpo de otro género (su cuerpo le dice “soy un hombre”, pero su mente le dice “soy una mujer”, y al revés en el caso de la mujer).

La transexualidad se da en ambos sexos pero las estadísticas, sin embargo, hablan de más hombres que se sienten mujeres que al revés. Aproximadamente, uno de cada 50.000 hombres se siente mujer, y una de cada 100.000 mujeres se siente hombre.

Este sentimiento es experimentado habitualmente desde muy temprana edad y condiciona absolutamente la vida del individuo, impidiendo el normal desenvolvimiento en todo tipo de situaciones hasta que se consigue el cambio corporal necesitado. El fenómeno transexual hay que diferenciarlo de la homosexualidad y el travestismo. El primero, se siente atraído por individuos de su mismo sexo, pero no desea modificar su cuerpo. Se siente y vive como hombre o mujer, psíquica y físicamente, pero le gustan las personas de su mismo sexo. El travestido o travestí se viste y se arregla como si fuese del otro sexo (normalmente son hombres que se visten de mujer), pero se identifica como una persona de su sexo físico (habitualmente hombre). El transexual también se viste con ropas del otro sexo, pero mientras ese disfraz es para el travestí un fin para el transexual es solo un medio (Benjamín). Un travestido puede ser homosexual, pero no es un transexual.

Los/as transexuales están convencidos/as de que la naturaleza ha cometido un error en su caso e intentan rectificarlo (Mason McCall Smith).

¿LA TRANSEXUALIDAD ES UN TRASTORNO PSICOLOGICO?

La opinión de la psiquiatría oficial es que se trata de un trastorno, un síndrome profundo que causa gran malestar, e intentan buscar las causas en determinados desarreglos de hormonación durante el embarazo o en alteraciones de la conducta durante la infancia.

La transexualidad es una condición ampliamente reconocida en tratados internacionales relacionados con la salud como el Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (DSM-IV) y Internacional Clasification of Diseases (ICD-10), avalado por la OMS (Organización Mundial de la salud), éste último.

El diagnóstico de transexualismo fue introducido en el DSM-III en 1980 para personas con disforia de género que demostraban al menos dos años de interés continuo en transformar el sexo de su cuerpo y su estatus de género social.

En 1994, el comité del DSM-IV cambió el diagnóstico de transexualismo por el de trastorno de identidad de género. Dependiendo de su edad, a aquellos con identificación transgénerica fuerte y persistente, e incomodidad persistente con su sexo o sensación de ser inadecuados en su rol de género de dicho sexo, se les diagnóstico que sufrían de un Trastorno de Identidad de Género de la Niñez, la Adolescencia o la Etapa Adulta.

Para aquellos/as que no cumplían con los criterios anteriores, se determinó que era correcto usar el término Trastorno de Identidad de Género no Especificado de Otra Manera. En esta categoría estaban aquellos individuos que deseaban únicamente la castración o la penectomía, sin un deseo de desarrollar mamas, quienes deseaban terapia hormonal y mastectomía sin reconstrucción genital, aquellos/as con afección intersexual congénita, aquellos/as con transvestimenta transitoria y relacionada con el estrés, y aquellos/as con ambivalencia considerable acerca de ceder su estatus de género. Los/as pacientes que se diagnosticaban de esta forma, deberían subclasificarse de acuerdo con su orientación sexual: atraídos/as hacia los hombres, atraídos/as hacia las mujeres, atraídos/as hacia ambos, o que no sentían atracción por ninguno de ellos.

En el ICD-10, se encuentran especificados cinco diagnósticos para los trastornos de identidad de género:

- El transexualismo, el cual tiene tres criterios:
• El deseo de vivir y ser aceptado como miembro del sexo opuesto, generalmente acompañado por el deseo de que el propio cuerpo sea tan congruente como sea posible con el sexo preferido a través de intervención quirúrgica y tratamiento hormonal.
• Que la identidad transexual haya estado presente de manera persistente cuando menos durante dos años.
• Que el trastorno no sea un síntoma de algún otro trastorno mental o anormalidad cromosómica.

- El transvestismo de rol dual, que tiene tres criterios:
• Que el individuo use ropa del sexo opuesto para experimentar la membresía temporal en el sexo opuesto.
• Que no haya motivación sexual para el uso de transvestimenta.
• Que el individuo no tenga deseo de cambiar permanentemente al sexo opuesto.

- El trastorno de identidad de género de la niñez, el cual tiene criterios para niños y niñas:
• Para niñas:
o La niña muestra sufrimiento persistente e intenso acerca de ser de sexo femenino y ha formulado el deseo de ser varón (no solo el deseo de recibir cualquiera de las ventajas culturales percibidas de ser un varón) o insiste en que ella es un varón.
o Debe de estar presente cualquiera de los siguientes:
.. Aversión marcada y persistente hacia las ropas femeninas normativas e insistencia en usar ropas masculinas estereotípicas.
.. Repudio persistente de las estructuras anatómicas femeninas, evidenciado por lo menos por alguno de los siguientes: Afirmación de que ella tiene un pene o que le crecerá; rechazo a la micción en posición sentada y/o afirmación de que ella no desea que le crezcan las mamas o tener la menstruación.
o Que la niña aún no haya llegado a la pubertad.
o El trastorno debe haber estado presente por lo menos durante seis meses.

• Para niños:
o El niño muestra sufrimiento persistente e intenso acerca de ser niño, tiene deseo de ser de sexo femenino, o con frecuencia mucho menor, insiste en que él es una niña.
o Debe de estar presente cualquiera de los siguientes factores:
.. Preocupación por las actividades femeninas estereotípicas, demostrada por una preferencia, ya sea por uso de transvestimenta, o simulación de los atuendos femeninos, o por un intenso deseo de participar en los juegos y actividades de las niñas y un rechazo de los juguetes masculinos, juegos y actividades estereotípicas.
.. Repudio persistente de las estructuras anatómicas masculinas, evidenciado por lo menos por alguna de las siguientes afirmaciones repetidas: Que al crecer se transformará en mujer; que su pene o testículos son desagradables o desaparecerán y/o que sería mejor no tener pene o testículos.
o Que el niño no haya llegado a la pubertad.
o El trastorno debe haber estado presente por lo menos durante seis meses.

- Otros trastornos de identidad de género, el cual no tiene criterios específicos.
- El trastorno de identidad de género inespecífico, que no tiene criterios específicos. Cualquiera de los dos diagnósticos previos podría usarse en aquellas personas con afección intersexual.

Para calificar como trastorno mental un patrón de comportamiento, éste debe dar lugar a una desventaja de adaptación significativa para la persona y provocar sufrimiento mental. El DSM-IV y el ICD-10 han definido cientos de trastornos mentales que varían en su inicio, duración, patogénesis, discapacidad funcional y susceptibilidad de ser tratados. La designación de los trastornos de identidad de género como trastornos mentales, no constituye una licencia para la estigmatización o para la privación de los derechos fundamentales de estos/as pacientes. El uso de un diagnóstico formal a menudo es importante para ofrecer alivio, suministrar cobertura de seguros para la salud y orientar la investigación con el fin de lograr tratamientos más eficaces en un futuro.


¿CUÁLES SON LAS CAUSAS DE LA TRANSEXUALIDAD?

El sexo del feto está establecido por qué se juntan dos cromosomas, uno del padre y otro de la madre en el momento de la fecundación. XX para mujeres y XY para hombres. Sin embargo, no es sino hasta más adelante que las diferencias físicas basadas en el género cromosómico del feto se desarrollan. Estas diferencias son estimuladas por una conjunción de hormonas (una de ellas son los andrógenos). Al mismo tiempo, la identidad de género del feto (el género del cerebro) comienza su desarrollo.

Hay diferentes teorías que hablan sobre las posibles causas de la transexualidad, una de ellas habla de que el origen del transexualismo estaría en que el momento del influjo hormonal sería inadecuado o que la mezcla de hormonas es defectuosa, y entonces habría una disparidad entre el género físico y el género mental, es decir, habría un error en la impregnación prenatal hormonal hipotalámica (androgenización o no androgenización hipotalámica) en el desarrollo intrauterino. Otras teorías hablan de un aprendizaje o internalización errónea de la conciencia masculina o femenina (fallo de la identidad de género). Es probable que, en distinto grado, cada uno de estos factores estén presentes en el origen de la transexualidad, aunque la hipótesis biológica tenga mayor resonancia actualmente.

Si profundizamos en la primera hipótesis nos encontramos con que el hipotálamo tiene funciones primordiales en el conjunto de la respuesta sexual, es la estructura más especializada en lo que se refiere a la conducta sexual. Junto con el sistema límbico y el bulbo olfatorio forman un importante paleocircuito de funciones sexuales.

La intervención de dicho circuito en la conducta dimórfica y en las preferencias eróticas es indiscutible. Son centros de verdaderos “acoplamientos”, siendo el núcleo preóptico el encargado del comportamiento masculino y el ventromedial del femenino. Este conjunto se diferenciaría en un período crítico prenatal (del cuarto al séptimo mes).

Neumann en 1970 y Dörner en 1976 hablan de que un bloqueo de la androgenización preóptica o una anormal androgenización ventromedial femenina sería la causa del transexualismo o como mínimo una condición específica que desencadenaría la cadena de eventos que comportan el inicio de las cogniciones y conductas transexuales.

Por todo lo anterior, se describe a la transexualidad como un defecto de nacimiento. Pero, para el/la transexual que trata de ganarse la aceptación de los demás, dicho defecto de nacimiento no tiene efectos visibles. El transexual parece ser un hombre o una mujer perfectamente normal, con características sexuales primarias y secundarias normales.

A diferencia de las características faciales que distingue al Síndrome de Down, o la falta de control muscular causado por la parálisis cerebral, el transexualismo no puede ser detectado visualmente o bajo otros medios.

Debido a que los demás no pueden ver nada aparentemente erróneo, llegan a la conclusión de que el transexualismo no es un defecto físico, sino más bien un problema mental-emocional. Es una creencia común a la vez que errónea que el/la transexual con un poco de auto-disciplina puede actuar normalmente y aceptar su lugar en la vida.

¿CÓMO SE SIENTEN LOS/AS TRANSEXUALES?

Fundamentalmente se sienten fuera de lugar, frecuentemente expresan sensaciones y sentimientos de estar realizando un rol (papel) para el que no están preparados/as, por ejemplo, al tratar de ser héroes cuando lo que quieren es ser heroínas, o al revés. Pero tienen que adaptarse para sobrevivir, tienen que aprender sus líneas y actuar en coherencia con su cuerpo, no con su mente. Con el tiempo, aprenden a actuar de esa forma, y llegan a ser hombres o mujeres muy convincentes sin necesidad de tener ni que pensar en ello. El problema está cuando se quedan solos/as consigo mismos/as y saben que realmente no son ni las mujeres ni los hombres que aparentan ser. Ellos/as no desean otra cosa que ser ellos/as mismos/as, pero no se pueden quitar los disfraces y llevar una vida normal, porque los disfraces son en realidad sus propios cuerpos.



¿CÓMO SON LAS RELACIONES PERSONALES DE LOS/AS TRANSEXUALES?

Los/as transexuales, debido a su extensa experiencia en actuar “normalmente”, mucha gente encuentra difícil el creer que la persona que ellos/as han conocido por tanto tiempo como miembro de un género (masculino o femenino), es en realidad miembro del otro. En casi cada caso, el descubrimiento de esta condición y los cambios físicos que acompañan a la operación de cambio de sexo, vienen como una sorpresa para todos/as. La reacción común entre familiares y amigos/as es de desconcierto, y pueden sentir que han sido engañados/as, e incluso pueden llegar al rechazo hacia la persona transexual.

Aunque la mayoría de los/as transexuales saben que son diferentes a una edad temprana, sienten una intensa presión para adecuarse al rol que la sociedad dicta como adecuado para hombres y mujeres. Como resultado, el/la transexual, a veces niega que es realmente diferente. Este proceso de negación y adaptación frecuentemente involucra la formación de amistades y de relaciones personales en general.

El asumir por parte del/la transexual su identidad de género (género mental) y el inicio en el proceso de tratamiento (operación de cambio de sexo) marca un punto y aparte en las relaciones personales. Al principio, familiares, amigos y parejas tratan de que el/la transexual sea “curado/a” a través de terapia psicológica debido a que ellos/as no están dispuestos/as a aceptar el resultado inevitable (cambio de sexo), pero cuando se dan cuenta de que esta cura no es válida, entonces la relación entra en una fase de mucha presión. Cuando la relación se basa en otras características aparte del género, está puede continuar con los obvios cambios. Por ejemplo, un buen hijo puede ser igual de bueno como hija, un compañero de trabajo mujer puede ser tan competente como hombre. Pero la realidad es que muchas de estas relaciones desaparecen, algunas de forma amable pero triste y otras se disuelven con recriminaciones.

Pero, ¿qué pasa con las relaciones que están basadas en el género, es decir, las parejas?. Muchos cirujanos que trabajan en este ámbito, sugieren que el/la transexual esté separado/a o divorciado/a antes de someterse a la operación de cambio de sexo. En muy pocos casos, parejas que son también amigos/as pueden mantenerse juntos en una relación platónica.

Una vez que un/a transexual se ha operado y su cuerpo es coherente con su género mental, ¿qué pasa con las relaciones personales?, pues la mayoría de los/as transexuales post-operados no encuentran necesario el informar a nuevas amistades y parejas que ellos/as antes eran del otro género. Esto es fácil de hacer cuando el/la transexual ha roto definitivamente con su pasado, pero algunos/as transexuales, después de la operación, vuelven a sus vidas en el mismo punto donde las dejaron antes del cambio, conservan el mismo apellido, trabajan en el mismo sitio, mantienen los mismos amigos/as, etc..

Las relaciones sexuales pueden ser problemáticas, incluso para el más abierto/a de los/as transexuales. Por ejemplo, el saber que esa mujer antes era un hombre puede amenazar seriamente una relación heterosexual. Pero no todos/as los/as transexuales quieren tener una relación heterosexual después de la cirugía. No es raro que un/a transexual se declare lesbiana o gay. Este tipo de relaciones también pueden ser muy difíciles, ya que algunas lesbianas y gays tienen profundos prejuicios contra los/as transexuales, al igual que los tienen muchos heterosexuales. Por último, nos podemos encontrar con transexuales que no son sexualmente activos para nada.

Toda esta gama de orientación sexual es debido a que orientación e identidad sexual son dos cosas diferentes. Mientras que la identidad se expresa frecuentemente a través del género, la sexualidad no está determinada por ello.


¿QUÉ TIPO DE SOLUCIÓN PUEDE TENER EL PROBLEMA DE LA TRANSEXUALIDAD?

A lo largo de la historia de la transexualidad se han planteado dos posibles soluciones; la primera fue la expuesta por psiquiatras y psicólogos que intentaron orientar a estas personas para que aceptaran su cuerpo físico. Dicha solución ha resultado ser insatisfactoria porque no hay ni un solo caso que haya respondido positivamente a este tipo de solución. Tanto la psiquiatría como el psicoanálisis, la psicología y la psicoterapia han demostrado ser impotentes para cambiar la inclinación mental y adecuarla a los atributos físicos.

En 1950 aparece la segunda solución, de la mano del psiquiatra y endocrinólogo, el Dr. Harry Benjamín, quien decidió aplicar sus dos especialidades al tratamiento de la transexualidad. Si la mente no puede ser cambiada para adaptarse al cuerpo, pensó él, entonces habrá que cambiar al cuerpo para que se adapte a la mente. Así fue como nació la operación de cambio de sexo.

Ya hemos visto que la primera solución no resulta ser muy eficaz para solucionar este problema, pero ¿la operación si es una solución satisfactoria?. Lo que nos tenemos que plantear para poder contestar a esta pregunta es lo siguiente: La cuestión es si estas personas que están atrapadas en un género físico que difiere de su género psíquico deberían ser operadas para que estos dos géneros coincidan. Posteriormente, y si la respuesta es positiva, debemos analizar que tipo de inconvenientes se pueden presentar en estas operaciones, no solo física y psíquicamente, sino también socialmente, y cuales serían las consecuencias de dicha operación en la vida de estas personas. Por último, debemos observar como la realización de este tipo de operaciones produce una serie de inconvenientes en el ejercicio de determinados derechos como el de contraer matrimonio, el de adoptar, e incluso el problema de identidad en los documentos legales.

A pesar de todo lo anterior, hay que tener en cuenta que la mayoría de los y las transexuales no se someten a la intervención de cambio de sexo, bien porque tienen miedo, o porque resulta muy caro (en la mayoría de los casos no lo cubre la seguridad social) o, simplemente, porque no quieren. En este último caso estaríamos hablando de los/as llamados/as transgeneristas, son personas con disforia de género pero que no sienten la necesidad de cambiar sus genitales, pero si cambian otras características como el vello, la voz, la vestimenta, los pechos, etc..

Una vez que un/a transexual decide pasar por este tipo de operación, debe de ir salvando diferentes etapas que son las siguientes:

- Una primera de estudio psicológico para poder establecer con claridad que la persona en cuestión es transexual y no otra cosa (hay que diferencia la transexualidad de los trastornos de personalidad, de los estados intersexuales, de la homosexualidad no aceptada, etc.…). Dentro de esta etapa estaría lo que se denomina “Experiencia de la vida real en el rol que se desea” (lo describiré con más detalle en un apartado posterior).
- Una segunda de hormonación, donde se les administran a los/as pacientes estrógenos o andrógenos, que hacen que en el hombre que cambia a mujer aparezcan los pechos y se produzcan otros cambios menores; y en la mujer que cambia a hombre aparece la barba, el vello y cambia la voz.
- Una tercera y última etapa de intervención quirúrgica que puede ser más o menos completa, y de la que hablare con más detalle más adelante.

Lo anterior es lo que se llama Terapia Triádica que se puede realizar de las siguientes formas en relación con el orden de realización:

- Hormonas; experiencia de la vida real; intervención quirúrgica.
- Experiencia de la vida real; hormonas; intervención quirúrgica.
- Algunas mujeres biológicas prefieren que sea: cirugía de mamas; experiencia de la vida real.

Los/as clínicos cada vez tienen más claro que no todas las personas transexuales desean o necesitan los tres elementos de la terapia triádica.



DESCRIPCIÓN DE LA PRIMERA ETAPA: ESTUDIO PSICOLÓGICO

Los/as psicólogos/as y psiquiatras que trabajan con personas transexuales tienen las siguientes responsabilidades:

- Diagnosticar con exactitud el trastorno de género de la persona.
- Diagnosticar con exactitud cualquier trastorno psiquiátrico o psicológico que aparezca junto al trastorno de género y vigilar que reciba el tratamiento adecuado.
- Dar orientación a la persona sobre la gama de opciones terapéuticas y sus implicaciones.
- Realizar psicoterapias.
- Comprobar la experiencia de vida real y si la persona esta preparado/a para la terapia hormonal y la intervención quirúrgica.
- Ser miembro de un equipo de profesionales con intereses comunes en trastornos de identidad de género.
- Dar educación a los miembros de la familia acerca de la transexualidad.

Los trastornos de identidad de género en niños/as y adolescentes:

Los trastornos de identidad de género en niños/as y adolescentes son diferentes de los que se observan en adultos/as porque en los/as primeros se realiza un proceso de desarrollo rápido y dramático (físico, psicológico y sexual). Son trastornos complejos.

Una persona joven puede experimentar que su sexo físico es incongruente con su sensación de identidad de género y a menudo experimentará mucho sufrimiento, particularmente en la adolescencia y con frecuencia presentará dificultades emocionales y de comportamiento asociadas al trastorno. Hay una gran variabilidad en los resultados, sobre todo en los/as niños/as pre-púberes. Sólo algunos/as de ellos/as se transforman en transexuales, aunque sí muchos de ellos/as desarrollan tarde o temprano una orientación homosexual.

Existe una diferencia cualitativa entre la manera en que los/as niños/as y adolescentes expresan que su cuerpo no es el que debiera ser y la presentación de ilusiones y otros síntomas psicóticos. Las creencias ilusivas acerca de su propio cuerpo y género pueden ocurrir en trastornos psicóticos, pero son diferenciables de un trastorno de identidad de género.

La tarea del/la profesional de salud mental especialista en niños/as es suministrar una evaluación y un tratamiento que cumplan de manera amplia con los siguientes requisitos:

- El/la profesional debe reconocer y aceptar el problema de identidad de género. La aceptación y la eliminación del secreto puede producir un alivio considerable.
- La evaluación debe explorar la naturaleza y características de la identidad de género del/la niño/a o adolescente. Se realizará una evaluación psicológica y psiquiátrica completa. La evaluación debe incluir una evaluación de la familia, porque es muy común que haya otros problemas emotivos y de comportamiento, y a menudo hay presentes problemas sin resolver en el entorno del sujeto.
- La terapia debe enfocarse hacia reducir cualquier problema comórbido (junto con el de identidad de género) en la vida del/la niño/a y reducir el sufrimiento que experimenta por su problema de género y otras dificultades. Se debe dar apoyo al niño/a y a su familia para tomar decisiones difíciles respecto al grado en que se le debe permitir que asuma un rol de género congruente con su identidad de género. Esto incluye problemas respecto a informar a otros/as de la situación del/la niño/a y la manera en que estas personas en contacto con su vida responderán; por ejemplo, el hecho de que el/la niño/a deba asistir a la escuela usando un nombre y ropa opuesta a su asignación de sexo. También se les debe dar apoyo para tolerar la incertidumbre y la ansiedad en relación con la expresión del género del/la niño/a y explicarles la mejor manera de manejarla.

Antes de considerar cualquier tipo de intervención física, se debe realizar una exploración extensa de los problemas psicológicos y sociales de la familia. Este tipo de intervenciones se deben hacer dentro del contexto del desarrollo del adolescente. La evolución de la identidad de género de los/as adolescentes pueden desarrollarse de manera rápida e inesperada.

Puede ocurrir que el/la adolescente se conforme con su género físico principalmente para agradar a su familia, el cual quizá no persista o refleje un cambio permanente de identidad de género, o puede ocurrir que el trastorno se arraigue con fuerza y se exprese fuertemente dando una falsa impresión de irreversibilidad. Por estos motivos, las intervenciones quirúrgicas deben retrasarse siempre y cuando sea clínicamente adecuado.

Las intervenciones físicas se dividen en tres categorías:

- Intervenciones totalmente reversibles: Incluyen el uso de agonistas de LHRH o medroxiprogesterona para suprimir la producción de estrógenos o testosterona, y en consecuencia, retrasar los cambios físicos de la pubertad.
- Intervenciones parcialmente reversibles: Terapia hormonal que masculiniza o feminiza al cuerpo, como la administración de testosterona para las mujeres biológicas y estrógenos para los hombres biológicos. Quizás para invertir estos resultados se necesite intervención quirúrgica.
- Intervenciones irreversibles: Procedimientos quirúrgicos.

Se recomienda un proceso por etapas para mantener abiertas las opciones durante las dos primeras fases. El paso de una etapa a otra no debe ocurrir hasta que haya transcurrido el tiempo necesario para que la persona joven y su familia asimilen totalmente los efectos de las intervenciones tempranas.

Los trastornos de identidad de género en adultos/as:

En este apartado hablaremos fundamentalmente de la importancia de la terapia psicológica o psicoterapia en adultos/as. Lo primero que hay que decir es que muchos adultos/as con trastornos de género encuentran maneras más cómodas y eficaces de vivir que no incluyen todos los componentes de la secuencia de la terapia triádica. Mientras que algunos/as individuos logran esto por sí solos/as, para otros/as la psicoterapia puede ser de mucha ayuda para permitir el descubrimiento y los procesos de maduración que les permita sentirse cómodos/as con ellos/as mismos/as.

No todos los pacientes transexuales requieren psicoterapia para proceder con la terapia hormonal, la experiencia de la vida real, el uso de hormonas o la intervención quirúrgica.

La psicoterapia, en este caso, da información sobre la gama de opciones que anteriormente el paciente no consideraba de manera seria. Enfatiza la necesidad de fijar metas realistas de vida en el trabajo y en las relaciones, y busca definir y aliviar los conflictos del/la paciente que quizás hayan impedido que llevara un estilo de vida saludable y estable. Las metas de esta terapia son ayudar a la persona a vivir más cómodamente con su identidad de género y a afrontar de manera eficaz los problemas no relacionados con el género.

La psicoterapia no tiene la intención, en ningún caso, de “curar” el trastorno de identidad de género. Su objetivo es que el paciente tenga un estilo de vida estable a largo plazo, con oportunidades realistas de tener éxito en las relaciones, la educación, el trabajo y la expresión de su identidad de género.

Los/as pacientes pueden beneficiarse de la psicoterapia en cualquier etapa de la terapia triádica. Esto incluye en el período postquirúrgico, cuando ya existe un sexo físico que coincide con el género mental pero quizás la persona continúa sintiéndose incómodo y carente de habilidades para vivir en su nuevo rol de género.

Hay diferentes opciones de adaptación al género que pretenden que los/as pacientes se encuentren más cómodos/as pero que no significan que la persona no pueda decidir en el futuro seguir una terapia hormonal, tener una experiencia de vida real o una intervención quirúrgica.

Dichas opciones de adaptación al género se dividen en actividades y procesos y son las siguientes:

.. Actividades:

.. Hombres biológicos:
- Transvestimenta de manera no intrusiva con prendas interiores femeninas.
- Cambios del cuerpo a través de eliminación del vello por electrólisis o con cera; procedimientos quirúrgicos plásticos de tipo menor.
- Aumento de las habilidades para vestirse, para elegir la ropa adecuada y para la expresión vocal.

.. Mujeres biológicas:
- Transvestimenta de manera no intrusiva con ropa interior masculina.
- Cambios en el cuerpo a través de vendaje de los pechos, levantamiento de pesas para aumentar los músculos, aplicación de vello facial como se acostumbra en el teatro.
- Cojín en la ropa interior o uso de una prótesis peneal.

.. Ambos géneros:
- Educarse acerca de los fenómenos de trasgenerismos, acudiendo a grupos de apoyo, comunicación con otras personas que estén pasando por lo mismo, leyendo la literatura pertinente accesible al público y la literatura profesional sobre los derechos legales en relación al trabajo, las relaciones y la vestimenta en público.
- Participar en actividades recreativas del género deseado.
- Vivir por episodios de manera transgenérica (experiencia de la vida real).

.. Procesos:
- Aceptación de las fantasías, ya sean heterosexuales como homosexuales o bisexuales, y los comportamientos sexuales como algo diferente de la identidad de género y de las aspiraciones al rol de género.
- Integración de la conciencia de los géneros masculino y femenino en la vida cotidiana.
- Identificación de los factores que ocasionan un incremento del deseo transgenérico y atención eficaz a los mismos; por ejemplo, desarrollar mejores habilidades de autoprotección, autoafirmación y vocacional para progresar en el trabajo y resolver las luchas interpersonales con el fin de reforzar relaciones claves.

POR: DISFORIADE GENERO.ORG

No hay comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...