La abrumadora victoria de Michelle Bachelet en las elecciones presidenciales de Chile fue la mayor en ocho decenios, pero la asistencia a las urnas fue la menos desde el regreso a la democracia, lo que sugiere que Bachelet no contará con un mandato claro para impulsar cambios radicales cuando comience su segundo período el próximo año.
Bachelet, una socialista moderada, concluyó su período presidencial de 2006-2010 con un índice de aprobación de 84% a pesar de no lograr ningún cambio importante. Pero esta vez los izquierdistas chilenos dicen que la harán cumplir sus promesas, que incluyen un programa de gastos de 15.000 millones de dólares para modificar profundamente el sistema de educación, mejorar la salud pública y reducir la amplia brecha entre ricos y pobres.
"Están las condiciones sociales y políticas, y por fin ahora es el momento de hacer los cambios", dijo Bachelet en su discurso de victoria después de las elecciones del domingo. "Si estoy aquí es porque creemos que el Chile de todos es necesario. No será fácil, pero cuándo ha sido fácil cambiar el mundo".
Chile es el principal exportador de cobre del mundo y su economía de rápido crecimiento, bajo desempleo y democracia estable son la envida de América Latina. Pero millones de chilenos han protestado en las calles en años recientes y dicen que la riqueza del cobre debe usarse para reducir la desigualdad en el ingreso y en mejorar sustancialmente las escuelas públicas.
Bachelet ganó 62% de los votos, derrotando fácilmente a su rival conservadora Evelyn Matthei, quien sólo se llevó 37% de los sufragios en la peor actuación de la derecha en varias décadas.
Bachelet necesita impulso para sobreponerse a una economía que se desacelera y a la oposición en el Congreso. Las elecciones generales de noviembre le dieron a su coalición de centroizquierda, Nueva Mayoría, una ligera mayoría en ambas cámaras, y necesitará los votos de los legisladores de centroderecha para lograr algunas de sus metas en el complicado y multidimensional sistema de votación parlamentario del país.
Por ahora tiene suficientes votos en el Congreso para aprobar un aumento de impuestos y probablemente reciba el apoyo que necesita para la reforma a la educación. Pero cambiar el sistema electoral y la Constitución de la era de Pinochet exige supermayorías.
"(Bachelet) logrará algunas cosas: la reforma fiscal la tiene en el bolsillo... creo que los líderes estudiantiles electos al Congreso aprobarán la reforma del sistema educativo. Las expectativas de Bachelet son elevadas, pero se lograrán cosas", dijo Kenneth Bunker, politólogo chileno.
Patricio Navia, también especialista en temas chilenos, de la Universidad de Nueva York, observa un duro camino para Bachelet, quien dirigió ONU Mujeres después de su primer período presidencial.
"Su mayor reto será igualar las expectativas con la realidad", dijo Navia. "Hizo campaña diciendo que el país iba a seguir creciendo al 6% anual y ahora crece apenas al 3%. Las expectativas son mucho mayores de lo que podrá entregar".
Esta fue la primera elección presidencial en Chila desde que la inscripción electoral se hizo automática, lo que aumentó el electorado de 8 millones a 13,5 millones, de los casi 17 millones de habitantes que tiene el país. Pero el cambio también incluyó que la votación es opcional, y sólo 5,5 millones (41 participaron en la segunda vuelta electoral.
"Se puede decir que es la victoria más decisiva en ocho décadas, pero lo más importante es que Bachelet recibió menos votos que sus cuatro predecesores, incluida ella misma en 2006", dijo Navia. "Así que la clave es que una mayoría de los chilenos se quedaron en casa y no hay un gran voto de confianza por las reformas que algunos quieren implementar".
Muchos chilenos se quejan de que las políticas impuestas por la dictadura del general Augusto Pinochet entre 1973 y 1990 mantuvieron el poder y la riqueza en unas pocas manos. Pinochet puso fin de hecho a la reforma de la tierra al vender las aguas del país, y preservó la mejor educación para la élite al terminar el control central y la financiación de las escuelas públicas.
Aunque Chile se ha considerado desde hace mucho el país más conservador socialmente de toda América Latina, y las encuestas de opinión sugieren que las inhibiciones han comenzado a erosionarse.
El divorcio fue ilegal hasta 2004 y el matrimonio gay y el aborto todavía no se permiten. Pero el Congreso aprobó recientemente una ley contra la discriminación después que un hombre gay fue asesinado y el embarazo de una niña de 11 años violada por la pareja de su madre provocó un debate nacional sobre el aborto.
Bachelet apoya desde hace mucho el matrimonio entre personas del mismo sexo y el aborto en caso de violación o peligro para la salud de la madre, pero esos temas apenas se mencionaron durante su primera carrera presencial. Pero en esta campaña sí habló de ambas cosas.
La economía chilena es considerada la mejor administrada de América Latina y las propuestas de Bachelet han creado nerviosismo entre algunos líderes empresariales.
El precio del cobre se ha desplomado 30% desde que alcanzó su cota máxima hace dos años, y Bachelet quiere aumentar el impuesto a las empresas en 5 puntos a 25%. En su primer período aprobó docenas de plantas de electricidad a carbón y proyectos hidroeléctricos, pero ahora se opone a ellos, aunque Chile necesita más electricidad.
Por: Agencia AP - The Associated Press - Terra.com.ar
Fotografía: Web
Arreglos: Alberto Carrera
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