EN REALIDAD PENSAR NO, SINO TERMINAR DE ACEPTAR QUE TODO LO QUE EXPUSO ES UNA MALDITA REALIDAD. AMO A MI PROVINCIA, PERO AVECES DA VERGÜENZA AJENA, DIO EN EL BLANCO....LAMENTABLEMENTE. Y CADA DÍA ES PEOR, NO SE QUE ES LO QUE ESTA PASANDO, FALTA SOLAMENTE SER GOBERNADOS POR EL PARTIDO DEMÓCRATA Y CARTÓN LLENO, POR FAVOR NO SIGAMOS EN ESE CAMINO.........HAY MUCHO POR CAMBIAR Y ES TAREA DE TODOS/DAS.
No alcanza con la belleza natural. Que tengamos el Aconcagua imponente, la cordillera centinela, los ríos y lagunas artificiales o el dique potrerillos. Mucho menos la celebración de la Vendimia con su impronta identitaria que cautiva a millones de televidentes en el país. Tampoco que un equipo de fútbol haya alcanzado nivel internacional ingresando a la Copa Libertadores de América. ¡Qué importa ser una de las principales capitales del vino en el mundo! y que nuestro Malbec nos distinga ante tantos varietales en el globo. Que tengamos uno de los parques artificiales más grandes de Sudamérica o la intrigante cultura del agua y sus acequias rumorosas. No. Todo ello puede ir a parar a la basura.
Mendoza, la tierra del sol y del buen vino, es una provincia que da vergüenza ajena. Porque de aquí salió un tipo como Julio Cobos, la expresión más clara de la anti política, la traición y el oportunismo, que llegó a la vicepresidencia de la Nación para actuar en contra de ella, dejándonos, como unos verdaderos pelotudos ante el resto del país. Porque luego de acceder a las filmaciones de las torturas a los presos en el penal San Felipe, difundidas en todo el país, nos deja el ceño fruncido preguntándonos ¿Cómo carajo puede ser que sigan actuando así unos tipos que nunca debieron estar en el servicio penitenciario? Trogloditas es poco. Matones.
Porque nos hacemos conocer más aún con actitudes medievales de censura y apología del delito de violación, pavoneándonos con un imbécil como el cura Pato Gómez, allí en Malargüe, donde parece que el fundamentalismo católico se erige representante de toda la comunidad. Somos impresentables. Y si le queremos cargar más tintas a nuestra impresentabilidad, digamos también que nos hemos rankeado como provincia por tener la peor policía del país, junto a la bonaerense. ¿Qué tal?
Ahora, ¿Son meros casos aislados? Jamás lo serán. Porque el mendocinismo pacato indiferente no dice nada y lo permite, dejando hacer, dejando que pase. O peor, porque a muchos les parece que está bien que suceda, toda vez que Julio Cobos es un digno hombre de principios y honesto, que a los presos habría que ponerlos a la parrilla porque no tienen derechos y una paliza nunca les viene mal. Porque al que osara meterse con la fe hay que expulsarlo de todo ámbito de profusión de ideas contaminantes.
Y encima de todo, tenemos la peor versión del peronismo (o peornismo) en el gobierno, plagado de conservadores que, excepto algunos, se tienen que comer a disgusto las medidas más progresistas del gobierno nacional a las que se opusieron: matrimonio igualitario, discusión sobre la despenalización del consumo de drogas, legalización del aborto, entre otras.
En fin, porque a la provincia la maneja a su antojo un grupo económico-mediático que pone y saca funcionarios según sus intereses. Y nadie le hace frente, de verdad, para que la sociedad local se democratice y difunda más voces. Una sociedad bastante cagona y despreciable.
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