sábado, 19 de marzo de 2011

VITIVINICULTURA DE MENDOZA

INFORMACIÓN SOBRE LA VITIVINICULTURA Y SU HISTORIA EN ARGENTINA Y MENDOZA.
ES UNA FORMA DE SABER UN POCO MAS DE LA INDUSTRIA MADRE DE NUESTRA GRAN PROVINCIA DE MENDOZA.
AVECES ME DA LA IMPRESIÓN DE QUE NO SE DA LA PROMOCIÓN ADECUADA PARA LLEGAR A TODOS LOS PUBLICO SIN DISTINCIONES.
UN EJEMPLO MUY LEVE ES COMO EN LAS TELENOVELAS MEXICANAS HACEN MUCHA PROMOCIÓN DE SUS CIUDADES, DE SU CULTURA Y DE SUS PRODUCTOS A TRAVÉS DE LAS TELENOVELAS, YO POR ESO CREO DE QUE CONOZCO MAS MÉXICO QUE A MI PROPIA TIERRA SIN HABER IDO.....
TENGAMOS EN CUENTA DE QUE TODAVÍA HAY MUCHO POR HACER.
MENDOZA ES ES EL MILAGRO DEL HOMBRE!!

HISTORIA.

La historia de la vitivinicultura argentina se remonta a la época de la colonización, ya que el cultivo de la vid estaba estrechamente unido con las prácticas agrícolas del colono español. A mediados del siglo XVI, los conquistadores llevaron al Cuzco las primeras plantas de vid, de la especie Vitis vinifera. Desde allí fue conducida a Chile en 1551 y luego introducida a la Argentina por vecinos de Santiago del Estero, seis años después. Desde esta provincia se propagó el cultivo hacia el centro, oeste y noroeste del país.
No existen datos exactos sobre la fecha de implantación de los primeros viñedos en Mendoza y San Juan, aunque algunos historiadores opinan que se realizaron primero en esta última provincia, entre los años 1569 y 1589, por lo que puede decirse que Vitis vinifera llegó a la República Argentina a mediados del siglo XVI.
Los conquistadores y colonizadores no imaginaron que habían puesto la piedra fundamental de una gran industria que con el tiempo transformaría esta región, conocida en aquel entonces por su aridez, las montañas abruptas y la soledad inhóspita en que vivían esos austeros pueblos, en verdes y extensos oasis. Favorecida por óptimas condiciones climáticas y de suelo, la vitivinicultura se fue extendiendo, principalmente, en las provincias andinas.
Al comienzo se producían vinos en volumen reducido, limitado a satisfacer las necesidades de las pequeñas comunidades de la colonia. La elaboración, si bien rudimentaria y en forma doméstica, era un procedimiento generalizado entre los viñateros, quienes llegaron a obtener productos de buena calidad.
A partir de 1853, una serie de hechos auspiciosos, entre los que puede destacarse la pacificación y la organización constitucional del país, la creación de una Quinta Normal de Agricultura (primera Escuela de Agricultura de la República Argentina), permitieron la transformación de la región vinícola más importante del país. Ese impulso inicial se vio fortalecido y dinamizado con la instalación, en 1884, del ferrocarril que vinculaba a Mendoza y San Juan con Buenos Aires, la capital. De allí en más, las provincias cuyanas asumen el papel de proveedoras de productos frutihortícolas y, en especial, de vino para abastecer al mercado nacional y, muy marginalmente, al internacional a través del puerto de Buenos Aires.
El dictado de leyes de aguas y tierras constituyó un factor importante para el desarrollo de la vitivinicultura ya que permitieron la colonización, pero sin lugar a dudas el hecho más decisivo fue el aporte de una gran corriente inmigratoria europea, a fines del siglo XIX y principios del XX, compuesta por hombres conocedores del quehacer vitivinícola, lo que posibilitó un cambio sustancial en el cultivo de la vid y dio un gran impulso a esta industria. Estos inmigrantes trajeron consigo nuevas técnicas de cultivo, otras variedades de vid aptas para la elaboración de vinos de calidad, que encontraron en nuestro país un hábitat ideal para su desarrollo, y la innovación de las prácticas enológicas utilizadas en las bodegas, así como también ciertas denominaciones de sus lugares de origen.
Otro de los hechos que más incidió en la historia de nuestra vitivinicultura es la importancia otorgada a la capacitación y perfeccionamiento de los técnicos que llevaban a cabo la actividad, prueba de ello es la creación de la Bodega de la Escuela de Enología de la Quinta Agronómica, ciudad de Mendoza, que comienza a funcionar a principios de 1900 y lo que hasta entonces se había desarrollado al impulso de la voluntad y la experiencia, se convierte a partir de ese momento en un movimiento basado en la ciencia y el estudio. Por ello, se lo considera un verdadero hito que marca el antes y el después de la cultura vitivinícola, ya que, de una etapa caracterizada por el trabajo fecundo, se pasa a otra cuyo distintivo predominante es la práctica metodológica de los fundamentos científicos y técnicos de la Enología.

GENERALIDADES.

La República Argentina, ubicada en el extremo sur de América, posee una extensa superficie territorial de 2766889 km2 y un relieve muy variado. Tiene como límite occidental la cordillera de los Andes, que en Argentina alcanza las mayores altitudes del continente. El cerro Aconcagua, ubicado en la provincia de Mendoza, es el pico más alto de América (6959 m).
La zona dedicada a la vitivinicultura, constituye una extensa franja con pendiente variable, ubicada al oeste del país, al pie del macizo andino, desde los 22º de latitud sur, hasta aproximadamente los 40º de latitud sur. Esta gran amplitud en latitud norte-sur, combinada con la topografía de los numerosos valles andinos incluidos en la misma, condicionan grandes variaciones ecológicas que posibilitan la clasificación de regiones vitícolas bien demarcadas.
Esta diversidad de condiciones climáticas, permite el cultivo en cada región de las variedades que resultan más adecuadas, por sus exigencias y características, desde el punto de vista climático y enológico. En la mayor parte de la franja señalada, las altitudes son variables entre los 500 y los 1500 metros sobre el nivel del mar.
La cordillera de los Andes influencia de manera decisiva el clima de buena parte del territorio argentino y principalmente de su zona vitivinícola. El cordón montañoso, por causa de su altura, determina que las masas de aire húmedo provenientes del océano Pacífico descarguen su humedad sobre territorio chileno y en el caso que puedan superar la barrera y penetrar en nuestro país, el aire es seco y caliente, como es el caso del viento Zonda.
Los frentes húmedos que se desplazan desde el océano Atlántico arriban esporádicamente hasta el piedemonte andino. En general, las precipitaciones se producen principalmente en el litoral del país, alcanzando hasta las laderas orientales de las sierras de las provincias centrales y del noroeste.
Por consecuencia, el clima de la zona vitivinícola es, en general, de carácter continental, semidesértico con estación invernal seca, templado o templado frío, con precipitaciones en el período estival, que varían entre 100 y 300 mm anuales, pudiendo alcanzar, en algunos lugares, los 400 mm de lluvia al año. Sin embargo, las precipitaciones níveas invernales en la Cordillera son importantes como reserva de agua.
La humedad relativa es baja, lo que sumado a la escasa precipitación, constituye una condición excepcional para la calidad y el estado sanitario de las uvas, evitando el desarrollo de enfermedades criptogámicas, por lo que los productos vitivinícolas argentinos son prácticamente naturales y libres de residuos de pesticidas.
Las temperaturas apropiadas y una gran heliofanía durante todo el año permiten que las distintas variedades de vid cultivadas puedan completar perfectamente su ciclo vegetativo, alcanzando la madurez industrial y niveles de calidad óptimos.
Dado que la vid es una especie criófila, las temperaturas invernales bajo cero resultan muy convenientes para su reposo vegetativo. La ocurrencia de heladas tardías o tempranas es un factor climático limitante en determinadas regiones. Otro factor adverso a la vitivinicultura lo constituyen las tormentas de granizo, que en algunas localidades producen la pérdida de buena parte de las cosechas.
Los suelos, en general, son de gran aptitud para el cultivo de la vid y debido a la extensión de la zona vitivinícola argentina, presentan diversas características, desde arenosos a arcillosos, con predominio de los suelos sueltos y profundos.
Edafológicamente jóvenes, de origen aluvional (aluvial coluvial), formados por el arrastre de material por el agua de los ríos, por la acción del viento y por los derrubios coluviales de las formaciones montañosas. Son suelos de reacción alcalina, ricos en calcio y potasio y pobres en materia orgánica, nitrógeno total y fósforo.
Las escasas precipitaciones obligan necesariamente a una agricultura bajo regadío. Los viñedos se desarrollan irrigados por una compleja red de canales que distribuyen el agua proveniente de los deshielos cordilleranos que forman ríos de régimen irregular, cuyas crecidas estivales son captadas y almacenadas por medio de embalses y otras obras hidráulicas.
Al aprovechamiento del agua superficial debe añadirse la captación de agua subterránea. La irrigación artificial permite que la provisión de agua al viñedo pueda efectuarse en los volúmenes y épocas más apropiadas, conforme al estado vegetativo de las vides y a la calidad que se busca obtener. El riego se realiza por diversos sistemas: por surcos, a manto, por goteo y por aspersión.
La zona vitícola argentina puede ser dividida en tres regiones bien diferenciadas por sus características ecológicas netamente definidas y la diversidad de sus suelos: la Noroeste, la Centro Oeste y la Sur.

MENDOZA.

Tierra del buen sol y del buen vino, como suele llamársela, es el centro vitivinícola más importante del país. Además, la vitivinicultura constituye una de las principales actividades económicas de la provincia. En la actualidad hay 16430 viñedos que representan el 69,39% del total del país. En las últimas décadas ha alcanzado un alto grado de desarrollo, puesto de manifiesto en el mejoramiento de los cepajes y en el perfeccionamiento tecnológico.
Las áreas cultivadas con viñedos se encuentran, a modo de oasis, próximas a los ríos de montaña más importantes, los que proveen el agua necesaria para la irrigación de los cultivos. También se hace utilización de agua subterránea obtenida mediante numerosas perforaciones. Las heladas y el granizo son dos factores adversos que con frecuencia ocasionan pérdidas en las cosechas, en algunos casos de importancia.
Los suelos, en general, son muy aptos para el cultivo de la vid, francos a franco arcillosos, con bastante material grueso (grava y canto rodado). Tienen muy buena permeabilidad y son pobres en materia orgánica y sin problemas de salinidad, en las zonas altas y de origen eólico, textura franco arenosa y areno limosa y ricos en potasio en el este.
Predominan las variedades tintas como malbec, emblemática de la argentina, bonarda, cabernet sauvignon, syrah, merlot, tempranillo y pinot negro, entre otras, con las que se elaboran vinos de alta calidad. Entre las blancas se destacan la variedad chardonnay, pedro jiménez, sauvignon, chenin, torrontés riojano, ugni blanc y semillón. Las variedades rosadas como criolla Grande, Cereza y Moscatel Rosado se destinan principalmente a la elaboración de mosto concentrado.
El sistema de conducción es la espaldera alta y el parral y se encuentra en franca implementación el sistema de indicaciones geográficas.
Se distinguen las siguientes áreas: Norte, Centro, Este, Valle de Uco y Sur. La primera representa el 9,87% del total de la superficie vitícola de la provincia y comprende los viñedos de los departamentos Lavalle y Las Heras, irrigadas con aguas del río Mendoza.
El área Centro, de condiciones ecológicas excelentes para la vitivinicultura corresponde a la históricamente conocida «Primera Zona», muy prestigiada por la calidad de sus vinos. Comprende los departamentos Luján de Cuyo, Maipú, Guaymallén y Godoy Cruz y representa el 16,70% de la superficie vitícola de Mendoza. El clima templado, variando de templado frío a templado cálido, según se avanza de sur a norte, permite la óptima maduración de las uvas.
La irrigación se realiza con aguas del río Mendoza. En el departamento Luján de Cuyo, la vid se cultiva en el piedemonte de los cordones montañosos, a más de 850 m sobre el nivel del mar. Predominan las variedades de alta calidad como Malbec, que en estas condiciones agro climáticas experimenta una exaltación de sus características enológicas dando origen a vinos de gran singularidad y calidad; cabernet sauvignon, bonarda, chenin, merlot, chardonnay, syrah, ugni blanc, sauvignonasse, entre otras.
Actualmente se encuentra funcionando la Denominación de Origen Luján de Cuyo.
El área Este abarca los departamentos San Martín, Rivadavia, Junín, Santa Rosa y La Paz. Es la mayor productora de la provincia, con el 48,07% de su superficie vitícola. Está principalmente irrigada por el curso inferior del río Tunuyán y por el río Mendoza, completándose la demanda hídrica por agua subterránea captada por bombeo.
El valle de Uco se ubica al sudoeste de la ciudad de Mendoza. Es un valle formado por la cordillera frontal y la región de las Huayquerías. Comprende el valle del mismo nombre y abarca los territorios cultivados de los departamentos Tunuyán, Tupungato y San Carlos.
La altitud varía desde los 900 m sobre el nivel del mar en la ciudad de Tunuyán hasta los 1250 m en Tupungato. La superficie con viñedos se ha incrementado y representa el 10,03% del total de la provincia de Mendoza. Los terrenos cultivados con viñedos son irrigados por los ríos Tunuyán y Tupungato. Los inviernos son rigurosos y los veranos con días templados o cálidos y noches frescas. La amplitud térmica diaria es de unos 15º C, lo que favorece una muy buena producción de color y taninos en las uvas y permite disponer de materia prima adecuada para obtener vinos destinados a una crianza prolongada.
Mención especial merece la notable calidad de los vinos tintos, principalmente de malbec, y blancos de la variedad semillón, el más abundante en el valle, donde manifiesta al máximo sus excelentes cualidades.
El Área Sur comprende los viñedos de los departamentos San Rafael y General Alvear. Este oasis, irrigado por los ríos Atuel y Diamante, se ubica al pie de la cordillera principal. Representa el 15,34% de los viñedos de la provincia de Mendoza. Los productores del sur mendocino han constituido la Denominación de Origen Controlada San Rafael.


CONSUMO

Las modificaciones en superficie y variedades plantadas también deben comprenderse dentro del contexto de cambios acaecidos en el consumo, tanto a escala mundial como nacional, reducción y preferencia por vinos de mayor calidad y que determinaron una adecuación de la oferta a la demanda de vinos de calidad, debiendo las empresas adaptar la elaboración a la misma, con la tecnificación adecuada y el objetivo de mejorar la inserción en el mercado exterior.
Argentina, no obstante la disminución de los últimos años, es un importante consumidor con un promedio anual de 12 millones de hectolitros en los últimos 5 años.
Si bien el consumo por habitante alcanzó el máximo en el año 1970 con 97,79 litros, en el 2003 fue de 33,68 litros por habitante.

En cuanto a las preferencias del consumidor en el mercado interno, se observa un cambio hacia los vinos de color que de un 40% en el año 1996 llegó al 61% del total del consumo en el 2003. Los vinos blancos, en cambio, pasaron del 60% del despacho en 1996 al 38,91% en el año 2003.

Exportación de productos vitivinícolas

Las exportaciones de vinos en los últimos años han sido fluctuantes y disminuyeron a partir de 1999 en un 19% con relación a 1998. Desde 1995 hasta el año 1999 las exportaciones argentinas fueron, en promedio, de 1000000 de hectolitros. El país había logrado posicionarse en el mercado exterior con vinos fraccionados de muy buena relación calidad-precio.

Entre los años 1999 a 2001, se exportó un volumen promedio de 800000 hectolitros anuales y en el año 2003 las exportaciones se incrementaron un 50% en volumen y un 32% en valor FOB, con 1852260 hl y 169.150.000 dólares estadounidenses. El 52,21% de las ventas fue a granel, con un crecimiento del 42,02% y el 47,79% fraccionado, con un aumento del 59,94% con relación al año 2002.
En el período enero-octubre 2004 se aprecia una disminución en volumen del 22,36% con respecto a 2003, no obstante, el Valor FOB se ha incrementado un 34,44%.
En el año 2003, la exportación de vinos con indicación varietal fue de 673902 hectolitros por un valor de 120560225 dólares estadounidenses, teniendo como principales mercados a Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Dinamarca, Brasil y Países Bajos, entre otros países. El 73,81% de los volúmenes comercializados fue fraccionado y el 26,19% granel. El 71,72% correspondió a vinos de color y el 28,28% a vinos blancos. Los precios pagados por litro en las ventas a granel fueron, en promedio, de 0,54 centavos de dólar por litro y de 3,44 dólares para los vinos fraccionados.
Los envíos al exterior de vinos sin mención varietal alcanzaron en el año 2003 a 1.153.534 hectolitros y 43.146.568 dólares estadounidenses. Correspondiendo el 66,64% a envíos a granel y el 33,36% a vinos fraccionados. Tuvieron como principales compradores a Estados Unidos, Paraguay, Rusia, Sudáfrica y Angola, entre otros países. El 30,76% de estos despachos corresponden a vinos blancos y el 69,24% a color. En cuanto a los precios de exportación se puede decir que los mismos han mostrado para las ventas a granel un valor promedio de 0,29 centavos de dólar y para los vinos envasados de 2,39 dólares.

Durante enero-octubre 2004, siempre para vinos varietales, se han comercializado 534.696 hectolitros lo que muestra una disminución del 5,97% con respecto a igual período del año 2003, pero en cuanto a los dólares ingresados por estas ventas se produjo un aumento del 38,16%. Los vinos más demandados son: malbec, cabernet sauvignon, chardonnay y merlot.
El acumulado enero-octubre 2004 para los vinos sin identificación varietal muestra una disminución en volumen del 41,07% y un incremento del 27,27% en los dólares obtenidos por la venta de estos productos, siempre comparado con igual período 2003. Incide en estas cifras el no haberse registrado en el período, ventas de grandes volúmenes de vino a granel a bajo precio.
En el año 2003 se vendieron al exterior 15.470 hectolitros de vinos espumosos por un valor de 4969000 dólares. Los principales mercados son Estados Unidos que representa el 37% del volumen exportado, Reino Unido, Brasil, Uruguay y Nueva Zelanda.



CONCLUSION

La vitivinicultura ha mostrado en los últimos años una transformación adecuada para consolidar una producción de calidad. Esta mejora va acompañada de la implementación del sistema de indicaciones geográficas y denominación de origen controlada que permitirá la diferenciación de los productos y un incremento en el valor agregado.
En el marco del Grupo Mundial de Comercio del Vino, Argentina termina de ratificar el Acuerdo de Aceptación Mutua de Prácticas Enológicas con un decisivo efecto en la facilitación de los intercambios comerciales con los demás países signatarios y actualmente se está trabajando en un Acuerdo de Etiquetado. También se debe mencionar el proceso de negociación que en materia vitivinícola se está llevando adelante con la Unión Europea como Estado Parte del MERCOSUR, con el objeto de facilitar y promover el comercio de vinos. Fortalecer las exportaciones aumentando los volúmenes exportados y consolidar los mercados adecuando la producción a los requerimientos de los mismos, como están haciendo otros países vitivinícolas, resulta un objetivo trascendente para la industria.
Para afianzar aún más el posicionamiento del vino argentino, tanto en el mercado interno como externo, se está trabajando en el diseño de un Plan Estratégico Vitivinícola que, entre otras acciones, encarará campañas conjuntas de promoción de los vinos, investigaciones y el incremento de las exportaciones y según el cual una industria competitiva y sostenible se logrará con el aporte de los industriales, el Estado y los organismos científicos y técnicos. Finalmente, el proceso exportador se facilita con la presencia y el respaldo de un Organismo de control de la genuinidad y aptitud para el consumo objetivos específicos del Instituto Nacional de Vitivinicultura.

REGIONES DE MENDOZA.

Tierra del buen sol y del buen vino, como suele llamársela, es el centro vitivinícola más importante del país. Además, la vitivinicultura constituye una de las principales actividades económicas de la provincia.En las últimas décadas ha alcanzado un alto grado de desarrollo, puesto de manifiesto en el mejoramiento de los cepajes y en el perfeccionamiento tecnológico. Las áreas cultivadas con viñedos se encuentran, a modo de oasis, próximas a los ríos de montaña más importantes, los que proveen el agua necesaria para la irrigación de los cultivos. Para completar las necesidades de riego, también se hace utilización de agua subterránea obtenida mediante numerosas perforaciones.Predominan las variedades rosadas que se destinan principalmente a elaboración de mostos concentrados y vinificación. Entre éstas podemos citar: Criolla Grande, Cereza, Moscatel Rosado y Gewurztraminer destinada esta última a la elaboración de vinos finos. Entre las variedades tintas de vinificar merecen mencionarse Malbec, Cabernet Sauvignon, Merlot, Syrah, Pinot Noir, Barbera, Sangiovese,Tempranilla y Bonarda, entre otras.Los cepajes blancos de vinificar cultivados son: Chenin Blanc, Torrontés Riojano, Ugni Blanc, Semillón, Tocai Friulano, Chardonnay, Riesling, Sauvignon Blanc, Moscato Bianco y Pedro Giménez, entre otras.Existen también áreas destinadas al cultivo de variedades de mesa y pasas. Se distinguen las siguientes áreas: Norte, Centro, Este, Valle de Uco y Sur.

Área Norte

Comprende las superficies vitícolas de los departamentos Lavalle y Las Heras, irrigadas con aguas del Río Mendoza. Presenta marcadas diferencias con las áreas Centro y Este tanto por sus características agroclimáticas como por las variedades en ella cultivadas. Los suelos en su gran mayoría son poco profundos y algo salinos, lo que demanda la implementación de sistemas de drenaje para efectuar lavados que mantengan un bajo nivel de sales. El clima es templado cálido con aproximadamente 200 días libres de heladas, lo que permite una buena maduración de las uvas. Se cultivan principalmente las variedades rosadas: Cereza, Criolla Grande y Moscatel Rosado y entre las blancas predomina la variedad Pedro Giménez. Esta área es de gran aptitud para el cultivo de uva de mesa y pasas, ya que se obtienen buenos rendimientos y calidad.

Área Centro

De condiciones ecológicas extraordinarias para la vitivinicultura, corresponde al área históricamente conocida como "Primera Zona" muy prestigiada por la calidad de sus vinos. Comprende los departamentos de Luján de Cuyo, Maipú, Guaymallén y Godoy Cruz.El clima templado, variando de templado frío a templado cálido, según se avanza de sur a norte, es adecuado para permitir la óptima maduración de las uvas.La parte que limita con el área norte tiene características similares a las de ésta. Los suelos son muy aptos para el cultivo de la vid, francos a franco-arcillosos con bastante material grueso (grava y canto rodado). Tienen muy buena permeabilidad y son pobres en materia orgánica y sin problemas de salinidad.

La irrigación se realiza utilizando aguas del río Mendoza.En el departamento de Luján de Cuyo la vid se cultiva en el pedemonte de los cordones montañosos, a más de 850 metros sobre e) nivel del mar, en excelentes condiciones ecológicas. Predomina el cultivo de variedades de alta calidad como Malbec, que en estas condiciones agroclimáticas experimenta una exaltación de sus características enológicas dando origen a vinos finos de gran singularidad y calidad, Cabernet Sauvignon, Chenin, Merlot, Chardonnay, Syrah, Ugni Blanc, Tocai Friulano y otros de muy buena calidad. El sistema de conducción es la espaldera baja y parral. Se destaca un alto grado de perfeccionamiento tecnológico, que unido a las óptimas condiciones ecológicas y a la bondad de las variedades cultivadas, han permitido a esta área elaborar vinos finos tintos, rozados y blancos de calidad superior. Actualmente se encuentra funcionando la Denominación de Origen " Luján de Cuyo".

Área Este

Abarca los departamentos de San Martín, Rivadavia, Junín, Santa Rosa y La Paz. Es la mayor productora de la provincia, con el 49,34% de su superficie vitícola.

Está principalmente irrigada por el curso inferior del río Tunuyán y por el río Mendoza, completándose la demanda hídrica por agua subterránea captada por bombeo. Se cultivan principalmente las variedades Criolla Grande, Moscatel Rosado, Pedro Giménez, Cereaz, Malbec, Bonarda, Tempranilla, Sangiovese, Berbera, Ugni Blanc, Merlot y Syrah. EL sistema de conducción más difundido es el parral, al que le siguen en importancia la espaldera alta y baja. El clima es templado y posee un régimen superior a 2200 horas sol en el período de 210 días favorables para el desarrollo vegetativo, permitiendo la perfecta maduración de la mayoría de las variedades cultivadas.Tiene gran amplitud térmica anual, favoreciendo el reposo vegetativo de las plantas. Los suelos son de origen eólico, de textura franco arenosa y areno limosa ricos en potasio. También existen algunos suelos salinos los que deben manejarse adecuadamente mediante lavados. Esta aérea ha producido progreso en el manejo de los cultivos, sistematización del riego, incorporación de tecnologías y modernas maquinarias, tanto en bodegas como en fábricas de mosto. Produce principalmente vinos de mesa, vinos finos de excelente calidad y mostos o jugos concentrados de uva.Es también importante la producción de uva para consumo en fresco y para pasas.

Área Valle de Uco

Se ubica al sudoeste de la ciudad de Mendoza. Es un valle formado por la cordillera frontal y la región de las Huayquerías. Comprende el valle del mismo nombre. Abarca territorios cultivados de los departamentos de Tunuyán, Tupungato y San Carlos, sobre el pedemonte de la Cordillera de los Andes. La altitud varía desde los 900 m sobre el nivel del mar en la ciudad de Tunuyán hasta los 1 .200 m sobre el nivel del mar en el Viejo Tupungato. La superficie implantada con viñedos representa el 6,06% del total de la provincia de Mendoza. Los terrenos cultivados con viñedos son irrigados por los ríos Tunuyán y Tupungato.Los inviernos son rigurosos y los veranos cálidos con días templados o cálidos y noches muy frías. La amplitud térmica diaria es de unos 1 5° C, lo que favorece una muy buena producción de color y tanino en las uvas y permite disponer de materia prima adecuada para obtener vinos destinados a una crianza prolongada. Las heladas y el granizo son dos factores adversos que con frecuencia ocasionan pérdidas en las cosechas, en algunos casos de importancia. En las zonas altas, de marcada pendiente, los suelos son pedregosos, los cantos rodados aparecen mezclados con arena gruesa y algo de limo, siendo de escasa fertilidad. A causa de su composición física y mecánica son suelos muy permeables, sin problemas de drenaje ni salinidad en su gran mayoría. En esta área predominan las variedades tintas, entre las que podemos mencionar: Malbec, Tempranilla, Barbera, Merlot, Cabernet Sauvignon, Sangiovese y Bonarda. Se cultivan también variedades blancas de vinificar, tales como Semillón (principalmente en Tupungato), Torrontés Riojano, Pedro Giménez, Chardonnay y Chenin, entre otras. Mención especial merece la notable calidad de los vinos tintos principalmente de Malbec, variedad que alcanza óptimos niveles cualitativos en el Valle de Tupungato.

La variedad Semillón es el cepaje blanco fino más abundante en el valle, especialmente en Tupungato, donde manifiesta al máximo sus excelentes cualidades, dando un vino de pronunciado aroma frutal y buena acidez. En general los vinos producidos en esta área tienen acidez elevada. Dentro del área Valle de Uco, los productores de Tupungato, al pie mismo del cerro homónimo, se están organizando para constituir la Denominación de Origen " Valle de Tupungato" y de esta manera proteger y difundir la tipicidad y calidad de los vinos de la zona.

Área Sur

Comprende los viñedos de los departamentos de San Rafael y General Alvear. Este oasis está irrigado por los ríos Atuel y Diamante y se ubica al pie de la cordillera principal.Representa el 18% de los viñedos de la provincia de Mendoza. En general, esta área ofrece excelentes condiciones climáticas y edáficas para el cultivo de la vid. Los suelos son aluvionales, presentando gran proporción de calcáreo. Con frecuencia el subsuelo es pedregoso. En estas condiciones la vid vegeta sin excesivo vigor, dando moderados rendimientos. Entre las variedades cultivadas se pueden mencionar Malbec, Bonarda, Cabernet Sauvignon, Tempranilla, Chenin y Pedro Giménez, entre otras. Entre los sistemas de conducción predomina la espaldera baja. Se producen vinos de mesa y finos de excelente calidad. Los productores del sur mendocino se han organizado bajo el sistema de Denominación de Origen con el nombre de "San Rafael" .




Mendoza, capital del vino argentino, disfruta de un clima de gran amplitud térmica y una media anual de unos 15° C. Largos veranos y suelos arenosos permiten un buen desarrollo de las vides, siendo la variedad más abundante la torrontés, cepa blanca autóctona. Su aroma evoca las malvasías europeas, aunque pertenece a un vino típicamente argentino apreciado en todo el mundo. También se cultivan otras variedades blancas y tintas, entre ellas cabernet sauvignon, chardonnay y sauvignon blanc. Las principales regiones vitícolas son los valles calchaquíes, las ciudades de Chilecito y Nonogasta, el valle de Tulum, la zona alta del río Mendoza, el valle de Uco, el sur, este y norte mendocinos y los valles del río Negro.

Argentina elabora vino desde hace más de 400 años, cuando llegó con los españoles una vid que, con el correr de los años, dio origen a las variedades criollas presentes en muchos lugares de América. Mientras la filoxera destruía los viñedos en europeos, en Argentina crecían vides milenarias sobre portainjertos americanos, de mala calidad enológica pero resistentes a esta enfermedad.

La cordillera de los Andes, al oeste, la llanura del este, la pampa central y las tundras del sur configuran un país de grandes contrastes en el que se desarrollan excelentes zonas vitícolas. Hasta hace unos años el vino producido se destinaba a abastecer el mercado interior, pero la demanda empezó a decrecer y los productores dirigieron su mirada hacia el exterior, con gran éxito. El durísimo 2002 sacudió hasta sus cimientos la economía argentina, pero el país no dudó en suscribir la aceptación mutua de prácticas enológicas con los países integrantes del Grupo Mundial de Comercio del Vino (WWTG), liberando así de escollos el camino del vino criollo hacia Estados Unidos, uno de sus grandes destinos.

POR: 7DECOPAS

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