“Si bien la Ley 418, de Salud Sexual y Procreación Responsable, estableció la gratuidad en la entrega de profilácticos, la distribución se encuentra en centros de salud y hospitales, y en general los adolescentes no se acercan a esos lugares”, señaló Lubertino. Página/12 consultó a cuatro especialistas del ámbito de la educación y la salud de los adolescentes sobre esta iniciativa. En primer lugar, cuestionaron el retraso por parte del gobierno porteño en la implementación de la educación sexual integral en la mayoría de las aulas.
“En general, estoy muy de acuerdo con el proyecto, con una salvedad: debería agregarse que en todas las escuelas del nivel primario haya ‘un referente’ de la Ley de Educación Sexual Integral, capacitado a partir del postítulo en Educación Sexual del CEPA (Escuela de Capacitación Docente) o del Profesorado Joaquín V. González, que esté encargado de administrar los preservativos en un contexto de cuidado acorde con el nivel y con los derechos de todos los chicos y chicas que están en la escuela”, consideró Graciela Morgade, especialista en género, educación y sexualidades y secretaria académica de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA.
El proyecto establece que “todas las escuelas de la ciudad de Buenos Aires tendrán provisión permanente de preservativos accesibles para los/las alumnos/as de los dos últimos años del nivel primario, nivel secundario, escuelas primarias para adultos, centros educativos de nivel primario y centros educativos de nivel secundario, en condiciones de gratuidad, respeto a su privacidad y confidencialidad”. Los preservativos, dice la iniciativa, “estarán accesibles junto a un instructivo para su adecuado uso e información sobre prevención de embarazo y enfermedades de transmisión sexual”.
Para la tocoginecóloga de Hospital Durand, especialista en adolescentes, Alicia Figueroa, “está bien que haya disponibilidad de preservativos donde están los adolescentes”. Ellos, y sobre todo los varones, no van a los centros de salud y menos a los hospitales, señaló. “No hay una cultura de que el adolescente necesite control médico. Así que no van a buscar preservativos donde podrían encontrarlos. Pero lo que falta es la educación sexual que les permita incorporar la idea del autocuidado y del cuidado del otro/a. Hoy hay una enorme erotización en la sociedad, que se mete en las casas por la televisión y que les llega a los chicos cuando todavía les falta mucha madurez. Por eso es tan importante que se implemente efectivamente la educación sexual integral como marca la ley y que vemos que no está”, apuntó Figueroa.
–Depende del mensaje y la contención que los acompañe. Si llegamos a chicos de 12 y 13 años con educación sexual, sería buenísimo que pudieran jugar y hasta experimentar solos con los preservativos. Hay que trabajar mucho con ellos con la idea de que las relaciones sexuales no se deben imponer. Hoy observamos que los varones consideran que el sexo es una situación para sacar un beneficio y las chicas para dar un beneficio. Y las adolescentes de 14 y 15 años pasan por una etapa de experimentación.
La tocoginecóloga Diana Galimberti, directora del Hospital Alvarez, objetó que la propuesta abarque a escuelas primarias. En ese nivel consideró que se debe trabajar fuertemente en educación sexual. “En la secundaria estoy de acuerdo”, indicó. La tocoginecóloga Sandra Vázquez, coordinadora del Servicio de Adolescencia del Hospital Argerich, también enfatizó en la necesidad de llevar la educación sexual integral a las aulas desde el nivel inicial, como marca la ley. “Estoy convencida de que el hecho de que los adolescentes no usen preservativos cuando tienen relaciones sexuales no está vinculado con la falta de acceso. La conciencia del cuidado del cuerpo se adquiere a partir de la educación sexual temprana”, señaló Vázquez, quien da talleres de educación sexual en cursos de séptimo grado de primaria y primer año del secundario.
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