domingo, 28 de agosto de 2011

Mendoza Superstars: La Moda de los Vinos Vip

Bono, Tinelli, Rial, Arjona y Madonna se suman a la lista de las celebridades que tienen o quieren su propio vino mendocino.
Que Bono haya colmado tres noches el Estadio Único de La Plata no tuvo tanta repercusión como su escapada a Mendoza. Qué iba a hacer por estos pagos fue una duda existencial en medios locales y nacionales...

El líder de U2 aterrizó atraído por los comentarios de otro irlandés, un amigo que le contó del paisaje maravilloso y de los vinos que daba la altura de Tupungato.

Sí, allí, en una zona donde otros famosos también tienen sus inversiones, como es el caso del magnate de las papas fritas, Ward Lay, el estadounidense dueño de los productos Lays, quien lleva adelante el proyecto de la bodega Andeluna, ya reconocida por sus grandes vinos.

La irrupción de Bono no sólo nos hizo salir de la parsimonia diaria en la que estamos inmersos, sino también darnos cuenta y repasar que los famosos cada vez llegan más seguido para empaparse con vino.

Las motivaciones son disímiles: están los que quieren un vino con su etiqueta como un símbolo glamoroso o para regalar a sus amistades, como es el caso de Ricardo Arjona (quien se llevó una partida de los “Santo Pecado”) o la reina del pop, Madonna, quien anda rondando para llevarse botellas con la marca “Evita”.

Otros directamente quieren invertir en tierras que les permitan tener sus viñedos, una casa de fin de semana y que terceros les elaboren vinos a su gusto y les entreguen la partida de botellas listas para llevarse a sus cavas en Buenos Aires.

Esto está en los planes del dueño del rating de la TV argentina y quien ultima detalles para volver en estas semanas con su Bailando 2011; sí, el mismísimo Marcelo Tinelli.

Estuvo por aquí en Vendimia, se instaló tres días en una finca, probó vinos, visitó la bodega de un amigo y probablemente vuelva seguido.

Otro “intruso” amante de tintos y blancos es Jorge Rial, quien va un paso más adelante, conoce bastante del tema y ya es dueño de una finca con un socio, con quien elaboró su primera partida exclusiva. También viene varias veces al año y comparte con Tinelli el gusto por los vinos de la mano de uno de los grandes enólogos mendocinos: Walter Bressia.

En la misma línea se encuentra el cantante puertorriqueño Chayanne, aunque últimamente no afina mucho en sus recitales, sí lo hace en sus inversiones. A mediados del año pasado se convirtió en propietario de tierras en San Carlos, con la idea de tener sus vinos.

Y claro, no nos podemos olvidar del embajador del vino argentino, del dos veces Oscar, Gustavo Santaolalla, quien hace años es propietario en Lunlunta de una finca que comparte con el músico mendocino Tilín Orozco. Hasta hace unos días ambos, con sus mujeres e hijos, estuvieron cosechando para una nueva edición de los Don Juan Nahuel y “Celador”.

Es más, una primicia: ultimaron detalles de una nueva variedad que lanzarán a fin de año: se vienen los blancos, se vienen los torrontés.

Y hay más, mucho y muchos más, que veremos en este repaso en el que trataremos de dilucidar por qué el vino seduce tanto en el mundo de la farándula.

A Bono le gusta el tinto

Como vino se fue: sin hacer ruido, con perfil bajo y lejos de las cámaras de los medios. Cuando corrió el rumor sobre la llegada del músico irlandés, luego de su show en La Plata -el martes- toda la prensa corrió de guardia periodística de un lugar a otro.

Bono había llegado sin anuncio previo en un avión privado y con un grupo de amigos. Lo esperaba un compatriota, quien le había hablado maravillas de los paisajes tupungatinos, donde él mismo se había instalado.

Amante de la buena vida, el líder de U2 decidió dedicarle un día a conocer esos vinos de los que tanto le habían hablado y, de paso, quería testear la zona para invertir.

El circuito fue variado: conoció la “tierra prometida” del Valle de Uco, almorzó por esos lares y a la hora de la siesta pasó por una pizzería y se sacó fotos con los comensales, aunque algunos ni sabían con quién estaban inmortalizando el momento.Cuando se enteraron, salieron a hacer plata las fotos...

A esa hora todos los medios hacían guardia en la entrada principal de la finca que Gustavo Santaolalla tiene en Lunlunta. Las fuentes indicaban que ahí se habían encontrado los dos músicos. Pero la espera fue en vano, porque nunca se vio salir a Bono & Co.

Nadie pudo corroborar el encuentro, aunque se dice que sí existió, pero la finca tiene tres entradas distintas…

Lo cierto es que se tiene registro de la llegada del cantante, con un look muy informal, en el Aeropuerto, luego en las calles de Tupungato y cerca de las siete de la tarde, la hora del relax total, en uno de los espacios enológicos más exclusivos del Gran Mendoza y restringidos al público general. Hablamos de los viñedos, cancha de polo y bodega de Chaval Des Andes (una de las del mismo grupo de Chandon, Terrazas y Latitud 33).

El winemaker de Cheval, Nicolas Audebert, había recibido un llamado. Era un amigo irlandés: "Voy con un conocido que quiere probar tus tintos", le dijo. Cerca de las siete de la tarde llegó un auto a los viñedos, en la zona de Las Compuertas, Luján de Cuyo. Audebert, junto al enólogo Gustavo Ursomarso, recibieron a los irlandeses.

Hasta este momento no sabían quién era este amigo que venía de viaje. "Les presento a Bono", dijo el tupungatino por adopción. Unos segundos después se dieron cuenta de que Bono era "ese" Bono. Le mostraron los viñedos de la coqueta cancha de polo y subieron al "vine loft", un salón onda deck desde donde se puede degustar el paisaje.

Allí descorcharon diferentes partidas de Cheval (un corte de cabernet Sauvignon y malbec) y lo degustaron con Bono, quien se sabe prefiere los tintos con buena estructura. Fue una hora entre charla, relax y varias copas. Al final, la megaestrella se llevó varios souvenirs, principalmente las mismas botellas que había saboreado.

También estampó su firma en la camiseta del equipo de polo de la bodega y se llevó otra. De ahí de nuevo al Aeropuerto, donde fue fotografiado por algunos medios y fans, para regresar a Buenos Aires en su avión privado.

Dicen que quedó encantado con los vinos como con las tierras que le mostraron, por lo que marcharía su intención de invertir.

Tinelli en Vendimia

El fin de semana de la Vendimia, el sábado 5 de marzo, Marcelo Tinelli aterrizó en su avión privado. En el Aeropuerto lo esperaba un secretario que había traído su Porsche negro.

¿El destino? Una finca en Agrelo (atrás de la bodega Séptima) donde tiene pensado invertir. Se trata de uno de estos emprendimientos de moda que ofrecen todo un paquete: el terreno con viñedos, la construcción de la casa, el cuidado durante el año y luego hacerse cargo de las uvas y de la elaboración del vino.

En total el campo tiene unas 350 hectáreas, pero estas se parcelan a pedido del inversor, generalmente compran entre 2 y 5.

La cabeza de Ideas del Sur vino tentado con esa idea; lo acompañaba uno de sus socios, en lo que fue un fin de semana largo de descanso total. Incluso se dice que lo convocaron a la denominada Vendimia Solidaria, pero sus planes eran desconectarse de todo.

Marcelo se instaló en la moderna casa de los dueños del emprendimiento, con estilo rústico y con todas las comodidades necesarias para hacerlo pasar unos días de relax. Hubo asados, los vinos preferidos por el conductor y empresario y algunos paseos que tenía pendiente y no podía dejar pasar.

Fue a la bodega del enólogo Walter Bressia, quien a esta altura podríamos mencionar con el winemaker preferido por los famosos. Tinelli conoce muy bien sus creaciones y tiene debilidad por dos de sus assamblage (vinos de corte): el “Conjuro” y el “Profundo” , algo que habla bien del paladar del conductor.

Además de probar los tintos que ya conocía, también degustó las últimas cosechas que están en las barricas. Quienes lo conocen hablan de la evolución que ha mostrado Tinelli en su entrenamiento en la degustación.

Se dice amante de los clásicos vinos españoles de la bodega Vega Sicilia, de la cual conserva numerosas botellas en su cava, en una especie de colección. “Sabe bastante: reconoce las asperezas en un vino, tiene bien educado el paladar y sabe cuáles son buenos”, dice Bressia.

Aquel mediodía en la bodega se tomó varias horas. Mientras probaron los vinos con una selección de quesos se quedaron charlando en ese ambiente único que en verano conservan las bodegas.

A las 6 de la tarde emprendió el regreso a la finca de Agrelo, mientras en Buenos Aires se cocinaban los contratos para su Bailando 2011, donde la lista de participantes incluiría a las modelos Larissa Riquelme y Nicole Neumann y la posibilidad de tener a Pamela Anderson.

La otra pasión de Jorge Rial

Rial no es sólo televisión, con su Intrusos y Gran Hermano. En su tiempo libre, además de dedicarse por completo a su mujer y a sus hijas, se deja seducir por el vino; cuentan que tiene una cava con más de mil botellas. Tanto es así, que llevó su gusto a la radio La Red, donde todas las mañanas conduce “Ciudad GotiK”. Allí sumó una columna en la que se habla y recomiendan vinos.

Pero el Intruso fue más allá y ya tiene su vino propio. Junto a su amigo Diego Banfi (dueño de la revista Cuisine & Vins) como socio y la asesoría agronómica de Marcelo Casazza invirtió U$S 250.000 en viñedos en Tupungato.

“Me atrajo la provincia, la gente -que me parece bárbara- y por supuesto, los vinos. Me hice amante de los vinos, pero no solamente de los vinos para tomarlos, sino de su historia y de la gente que está detrás".

"Me hice de amigos en Mendoza y así, conocí toda la cultura del vino”, contaba hace un año en una entrevista al sitio Área del Vino. El tiempo pasó y el conductor y su socio vieron los frutos de la primera partida, con unas 6 mil botellas.

Como Tinelli, Rial también tiene debilidad por los blends de Walter Bressia. El año pasado, durante la Vendimia, visitó la bodega junto a su mujer. Recorrieron viñedos, las salas de tanques y barricas y, por supuesto, probaron los vinos. Se han hecho amigos, y cada vez que puede Jorge habla al aire de los tintos de Walter.

Santaolalla, por el torrontés

Cuando Gustavo Santaolalla le produjo el primer disco al dúo mendocino Orozco-Barrientos (Celador de Sueños), decidió que quería tener su lugar en Mendoza, su finca, sus vinos… Hace unos cinco años compró en Lunlunta (Maipú) una finca de malbec y cabernet, a la cual bautizó La Luna, en honor a su hija.

Al tiempo, el proyecto de los vinos había tomado forma junto a su socio, Raúl Tilín Orozco. El primer vino en ver la luz fue el que bautizó Don Juan Nahuel (por su hijo), un cabernet, obra del enólogo Juan Carlos Chavero.

De a poco Gustavo se fue enamorando del trabajo en la viña, y sus viajes a Mendoza se hicieron más frecuentes. Mientras era nombrado embajador del vino argentino en el exterior, seguía creciendo su emprendimiento personal. Se sumaron las líneas de “Celador”, un malbec que lleva el nombre del primer disco de Orozco-Barrientos, que ya va por su tercera cosecha.

También lanzó el Don Juan Nahuel Reserva Malbec, su alta gama. Y este año, con su socio, apostaron por los blancos.

Orozco nos cuenta desde Buenos Aires del lanzamiento de los torrontés bajo la marca "Celador" y Don Juan Nahuel.

Hasta el jueves Santaolalla estuvo en Mendoza y tiene previsto volver en un par de meses. Según su amigo y socio, el dos veces ganador del Oscar es un apasionado por el trabajo en la viña: “Gustavo no para, es una locomotora trabajando y está muy comprometido con este proyecto.

Siempre ha sido un apasionado por el vino”, deja claro, para diferenciarlo de los “vinos de celebrities”, como llama a los negocios de algunos famosos. Hasta hace unos días, ambos, con sus familias, participaron en la cosecha de las uvas en la finca de Lunlunta.

En definitiva, el vino tiene algo, un no sé qué que atrae a los famosos. Muchos lo buscan para lucirlo como un objeto de status; para otros no es más que otra de sus inversiones. Y están los que lo buscan por moda y se terminan enamorado.

Pero el vino siempre está presente ¿Será porque “en la noche de júbilo o en la jornada adversa exalta la alegría o mitiga el espanto”?, como escribió Borges.

POR:Damián Weizman. ESTILO. DIARIOLOSANDES
ARREGLOS FOTOGRÀFICOS: ALBERTO CARRERA

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