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sábado, 28 de septiembre de 2013

Fùtbol: La pelota no se mancha de prejuicios. ¡Futbolistas, es tiempo de salir del armario! dice Anton Hysen

El futbolista impulsa a otros compañeros a declarar su homosexualidad para hacerlo algo aceptado en un deporte todavía cerrado. Anton Hysen juega futbol. También es homosexual. "¿Y qué?", dice. "Ser homosexual no es una opción, odio cuando la gente dice eso".


En marzo de 2011, Hysen, que juega en las ligas menores en Suecia, se convirtió en el primer hombre en salir del clóset en más de 20 años en el mundo del futbol. Él rompió el tabú.

Han pasado dos años, mientras que su vida ha cambiado enormemente, pero siguen habiendo los mismos problemas. "Hay tanta ignorancia ", dijo a CNN en una entrevista. "Hay una falta de conocimiento. Algunas personas que son homofóbicas ni siquiera conocen a un gay. Todo es cuestión de ideas preconcebidas.

"He oído que los futbolistas se supone que son masculinos. Conozco a muchos hombres heterosexuales que son más afeminados. Hay una ilusión de que todo jugador de futbol tiene que ser macho y tener una novia modelo. No es aceptable ser un jugador homosexual

"¿Por qué no? Podemos correr, podemos jugar, podemos anotar. ¿Cuál es el problema?", afirma.

La lucha contra la homofobia en el futbol se ha intensificado en Gran Bretaña, en particular, con la campaña Agujetas del arco iris, que ha tomado el centro del escenario en los últimos días.

La campaña Cordones del Arco Iris impulsaba la apertura hacia la homosexualidad en el futbol de Gran Bretaña, aunque tuvo algunos problemas

Stonewall, una organización benéfica británica de homosexuales, lesbianas y bisexuales, se asoció con el corredor de apuestas irlandés Paddy Power para promover la iniciativa que instaba a los jugadores a usar los cordones de colores para promover la toma de conciencia.

La organización envió agujetas a los 92 clubes profesionales en Inglaterra y 42 en Escocia, pero disfrutó de un éxito limitado, pues los clubes, descontentos con la inclusión de una empresa de juegos de azar que no fueron avisados sobre ello, no se unieron a la campaña.

Muchos aficionados dijeron en Twitter que eran incapaces de ver los cordones, sobre todo con los jugadores a menudo usando calzado luminoso, mientras que algunos profesionales decidieron no usarlos por una multitud de razones.

Apoyando la campaña, Hysen llevaba los cordones en su más reciente juego. Subraya que es solo un pequeño paso en el logro de un cambio significativo en las actitudes hacia la homofobia.

"Creo que es una buena idea", dijo. "No es un gran cambio, pero es un paso adelante, es lo menos que podemos hacer. Podemos tener charlas, podemos prohibirlo a la gente, y los cordones no van a cambiar la mente de un idiota.

"Un homofóbico no va a cambiar de opinión porque los jugadores están usando cordones del arco iris, pero estamos poniendo en sus mentes y estamos poniendo el tema en la sociedad para que podamos hablar de ello.


¿Quién sigue?

En febrero, el jugador estadounidense Robbie Rogers reveló que es homosexual, pero al mismo tiempo anunció que se retiraba del deporte. Estaba jugando en Inglaterra en ese momento, y ahora ha dado marcha atrás en su decisión de retirarse y ahora juega de nuevo en su tierra natal con Los Ángeles Galaxy de la Major League Soccer.

Pero no desde la trágica muerte de Justin Fashanu se había puesto el tema en lo alto sobre un jugador de futbol profesional que se declara abiertamente homosexual. Se suicidó en 1998. Era el primer jugador negro en la historia del futbol inglés en ganar más de 100,000 dólares cuando fichó con el Nottingham Forest en 1981.

Había especulación constante rodeado su vida privada, y al mismo tiempo se dijo que afirmó que había tenido relaciones con parlamentarios conservadores, lo cual alimentó aún más interés de los medios.

"Hay que entender", dijo en una entrevista antes de su muerte, "que los futbolistas son gente de mente muy estrecha. Es la naturaleza del negocio. Cuando te pones en la línea de fuego, estás abierto a los ataques. Sé que yo estoy ahí para ser derribado en llamas".

Después de su muerte, un grupo particular de aficionados cantaba: "Él es gay, él está muerto, él está colgando en el vestidor, Fashanu, Fashanu".


“Espero que alguien más salga”

Si bien ha habido un gran progreso desde aquellos días oscuros, la presencia de la homofobia en el futbol no se ha extinguido.

Hysen había esperado que él se convertiría en un pionero, pero además de Rogers, ha habido poco movimiento en términos de jugadores que salen del clóset. "He tenido unas cuantas llamadas telefónicas anónimas de los jugadores que quieren hacerlo, pero no sé quiénes son ni dónde juegan”, dijo Hassan.

"Espero que alguien más salga al igual que Robbie Rogers. Eso fue genial para el futbol de Estados Unidos. Por fin vamos a tener una discusión al respecto y eso es enorme”, dijo. “Ha estado bastante tranquilo y entiendo eso. La gente puede no querer salir públicamente y lo entiendo.

"Para mí, toda la experiencia ha sido muy positiva. No he tenido ningún problema en absoluto. Si alguien dice algo, entonces no me importa, No tengo tiempo para nada de eso.”


Los gays en los olímpicos

Pero no solo en el fútbol existe el problema. Los Juegos Olímpicos de Invierno de 2014 también tienen su controversia tras la decisión del gobierno ruso de implementar una nueva ley que prohíbe la "propaganda de las relaciones sexuales no tradicionales cerca de los menores".

Ha habido protestas en todo el mundo, con algunos atletas que amenazan con boicotear los Juegos por lo que creen son las leyes arcaicas y draconianas. Rusia dice que la legislación tiene por objeto proteger a los niños mediante la prohibición de la discusión de los derechos de los homosexuales y las relaciones en su entorno.

"No entiendo lo que está pasando en Rusia", suspira Hysen. "¿En qué año estamos? Es como la Edad de Piedra en sus leyes. Es su país y yo respeto eso, pero se trata de los derechos humanos. Todos somos seres humanos. Es algo prehistórico. Estamos en 2013 ahora”.

"Los atletas no van allí a causa de su sexualidad. Van allí para realizar su deporte. Salir allí y jugar y hacer lo mejor.”


POR: James Masters -  CNN.COM
FOTOGRAFÌAS: WEB
ARREGLOS: ALBERTO CARRERA

domingo, 15 de septiembre de 2013

Pink Washing. Espejitos de colores. De cómo el capitalismo usa los derechos sexuales para lavar sus trapos sucios. "LAVADO COLOR ROSA"

LAVADOS Y PLANCHADOS

El respeto por los derechos de la diversidad sexual goza de amplio consenso en un mundo que se ve a sí mismo como civilizado, moderno y humanitario. Pero, ¿hasta qué punto algunos Estados, empresas y corporaciones agitan estas banderas para encubrir una política de exclusión y de violación de estos y otros derechos humanos?ara lavar sus trapos sucios.


Hasta qué punto se pueden negociar los límites de lo normal y cómo evitar que en esa negociación donde van entrando diferentes letras del alfabeto no vaya quedando siempre un grupo de indeseables afuera. Hasta qué punto la bandera de los derechos sexuales está sirviendo como pantalla de otros abusos: el uso extorsivo e hipócrita que las corporaciones y algunas potencias hacen de la causa lgbtqi fue uno de los puntos que más sonaron en la IX Conferencia de la Asociación Internacional para el Estudio de la Sexualidad, Sociedad y Cultura la semana pasada en Buenos Aires, a la que asistieron investigadores y activistas de Latinoamérica, Africa y Asia. Jane Bennett, directora del Instituto de Género de Africa, de la Universidad de Ciudad del Cabo, profundizó en un concepto al que denomina “pink washing”, que “fue elaborado por las feministas radicales, quienes criticaban el uso corporativo de, sobre todo, las campañas contra el cáncer de mama donde las empresas hacen campañas con cintitas rosas, mientras los productos que venden, por ejemplo cosméticos, aumentan la toxicidad, y así las posibilidades de contraer todo tipo de cáncer.

Ese es su origen pero ¿en qué sentido se puede hablar de pink washing relacionado con lo lgbtiq?

–El uso más popular y actual que se le puede dar al término es para describir la posición de gobiernos represores que se alimentan de una fachada gayfriendly, que a veces tiene un anclaje real y otras veces no. ¿Cómo usan esa fachada rosa? Israel es el mejor ejemplo por el énfasis que le pone a mostrarse abierto, democrático y tolerante con la comunidad lgbtiq. Se encarga de dejar muy claro en todo tipo de evento internacional lo bien que recibe a los gays en su territorio y cómo alienta el turismo gay, cuando todos conocemos cómo Israel viola los derechos humanos de los palestinos. A este particular uso de la pantalla lgbtiq que hacen tanto Israel como Estados Unidos es a lo que llamo pink washing.


¿Obama sería otro agente de este lavado de derechos?

–Pensemos que fue durante su mandato, hace unos meses, que DOMA, la principal traba contra el matrimonio igualitario, pudo derogarse por vía legislativa. Ahora que en más estados (todavía pocos) está permitido el matrimonio igualitario, hay un consenso de que en la era de Obama hay más apertura, tolerancia y democracia como para hablar de la cuestión gay. Pero al mismo tiempo sabemos que el imperialismo norteamericano sigue siendo igual de salvaje y asesino. Entonces, justamente, el pink washing consiste en esta sensación de tierra amigable sustentada en su alta aceptación hacia gays y lesbianas. Lo curioso es que eso es una gran mentira: Estados Unidos no está aceptando a la población lgbtqi, hay algunos pocos espacios en los que las personas queer podemos vivir más tranquilas, pero –atención– siempre y cuando no seamos pobres, negras, discapacitados o inmigrantes ilegales. El lugar donde existe la más radical y conservadora homofobia del planeta muy probablemente sea Estados Unidos. Da la sensación de lo contrario, y ahí puede verse la efectividad del discurso político de pintar todo de rosa.

¿Qué tan nuevo es el pink washing?

–Es nuevo en cuanto a su extensión. Sólo recientemente se extendió con tanta intensidad el discurso de los derechos sexuales como parte fundamental del discurso de los derechos humanos. No hace tanto que es frecuente escuchar la referencia a gays y lesbianas como parte del proceso democrático. Hay una realidad que es que las personas blancas y ricas siempre han podido vivir como quisieran. Esas mismas personas que puertas adentro hacían o hacen lo que quieren han tenido siempre una cara pública muy homofóbica. Ese sería un pink washing histórico.

Cuando Occidente se mete a liberar a los oprimidos del resto del mundo ya sea con bombas o con advertencias también merece una sospecha de lavado.

Hay un caso paradigmático que es el de dos hombres jóvenes en Malawi, Steven Monjeza y Tiwonge Chimbalanga, que fueron arrestados en una fiesta en la que anunciaron su compromiso (aclaremos que las identidades de ambos se construyeron como masculinas por la prensa, aunque uno de ellos es trans) y fueron condenados a 14 años de trabajos forzados. Ban Ki-moon, el secretario general de las Naciones Unidas, hizo mucha presión para liberarlos y lo logró. Pero unos meses después Malawi aprobó un paquete de leyes antilesbianas muy duro y nadie dijo nada. La puja que se produce es que si sos un activista gay en Uganda serás tildado de occidentalista, de hacer lobby, de que sólo te importa el dinero, de que tu dinero viene de donantes extranjeros. Ser gay o lesbiana, ni hablar trans, es una situación muy peligrosa en Africa, y esta falsa pantalla de Occidente a favor nuestro termina volviéndola más peligrosa aún. Esta intención de Occidente, incluidas las organizaciones internacionales, de sentirse y verse como héroes actuando en todo el mundo no Occidental, interviniendo por nuestros derechos, complica aún más las cosas. Y si bien es deseable que todos luchemos contra la homofobia, si esa lucha no entiende las particularidades de cada contexto, termina mandando a la muerte a los mismos activistas porque los vuelve visibles en un sentido muy negativo. ¿Otro ejemplo? Hace poco meses, en un evento diplomático Obama se encontró con Macky Sall, presidente de Senegal, y le dijo algo así como que ya era hora de que Senegal le concediera más derechos a la comunidad lgbt, a lo que Macky contestó: “Vamos por partes, todavía no estamos listos, pero por lo menos en Senegal no existe más la silla eléctrica”. Se puede decir que le cerró la boca. Y sin embargo los diarios del mundo titularon “Obama pide por los derechos gay y Macky dice NO”.

Mencionaste en tu ponencia un costado poco deseable de la lucha por los derechos civiles lbgtqi, ¿a qué te referís?

–A que para conseguir avances no logramos despegarnos de la idea de ciudadanía. La ciudadanía en sí misma es muy tramposa, es un concepto peligroso. Siempre implica la idea de excluir a alguien. Para que haya algo así como una nación y sus ciudadanos siempre tiene que haber bordes y, por lo tanto, gente que se quede fuera de esos bordes. ¿Por qué peleamos cuando peleamos por la ciudadanía? Para quedarnos o meternos adentro de esos bordes. Los gays en el ejército son uno de los ejemplos más claros de hasta qué punto pueden estirarse los límites de la normalidad y hasta dónde estamos dispuestos a negociar para meternos dentro de ella. Ok, entiendo que a veces no queda otra que pelear dentro de esos bordes, por ejemplo, en la importantísima pelea por el aborto legal. Pero suena –la mayoría de las veces– como una batalla ganada a muy corto plazo. El fin más deseable por el cual luchar me imagino que debería ser la paz. No una paz de silencio sino una paz activa. Y lo digo en un momento en el que la paz parece ser lo que menos le importa a todo el mundo. Entiendo a quienes luchan por la ciudadanía, pero sé que estamos habilitando a que en cualquier momento venga alguien y diga “vos no sos un ciudadano”. Ese peligro potencial siempre esta ahí.


¿Dónde creés que todavía puede encontrarse el aspecto provocativo de lo queer?

–Cada vez está más escondido. Los verdaderos queers hoy están peleando por la justicia económica. No son más queers trabajando por lo queer, sino dando una pelea por lo económico, repesando la clase social, peleando por nuevos modos de pensar la política, rechazado las categorías. No están trabajando por problemas sino por intereses y en grupos con una organización que ya no tiene más nada que ver con la idea de líder. En Sudáfrica está pasando y creo que en muchos otros lugares del mundo también. La tecnología se vuelve muy importante en este sentido. Creo que se trata de gente que no se siente parte de los movimientos políticos tradicionales. Lo queer muchas veces engaña. La gente más queer que conozco es muchas veces la que exteriormente parecería encajar con lo más estereotipado de la normatividad. Y esa gente suele ser la que luego tiene las ideas más sorprendentes. Ser queer hoy para mí significa prestar mucha atención y estar muy alerta a las soluciones fáciles. Aunque puede ser muy cansador. Por eso recomiendo cada tanto descansar y ser un poco straight (risas).

Dentro de la pelea por los derechos civiles, ¿qué opinás del matrimonio igualitario?

–El matrimonio es algo que me da miedo. Y no es que no quiera que las personas sean felices. Obvio que las personas merecen tener los compromisos que quieran, pero el matrimonio es algo realmente peligroso y ha sido algo peligroso desde hace siglos. No creo que podamos ser hábiles para transformar esa institución macabra con el hecho de ir todos corriendo a casarnos. Me parece muy ingenuo pensar eso. Para mí sigue impregnado de todo su sentido religioso. Entiendo que la gente lo haga desde el punto de vista económico y legal. Pero no les creo nada a los que vienen y me dicen que es algo especial, un ritual para el amor. Entiendo los argumentos de quienes luchan por él: que fortalece la dignidad de los hijos de las familias gay, que estabiliza la igualdad formal. Pero no puedo dejar de oír las voces cínicas que lo muestran como otra baratija más del capitalismo globalizado y como otra forma más de inyectar dólares rosas al mercado. Al mismo tiempo no puedo dejar de escuchar las voces radicales –con las que me eduqué– que no ven en él la liberación de nada sino sólo un arreglo económico tan opresivo y patriarcal como todos los demás. La frase del Butler de “el deseo por el deseo estatal” me parece apropiada.

¿Cómo se explica la necesidad del colectivo de seguir acercándose a la ciudadanía y al matrimonio?

–Porque es accesible. Es fácil de explicar y de entender. Si uno argumenta “Yo tengo un derecho. Ella no lo tiene. ¿No deberíamos tener los mismos derechos?”. Tiene lógica, es una discusión bastante fácil de ganar. Este tipo de reclamos tiene una historia muy respetable en el activismo. La gente está cómoda con el discurso de luchar por los derechos y hay cierta familiaridad con esas ideas. En Sudáfrica durante muchos años hubo una gran lucha por los derechos trans para cambiar los documentos. Pero los abogados y la sociedad en general sólo podía entenderlos en términos de “reparación”. Hubo un gran debate y finalmente se aprobó que podés cambiar tu DNI pero debía haber una cirugía de por medio. Pero si simplemente querías cambiar tu nombre, no podías. Hay cosas que sólo se entienden si nos ponemos en el lugar de la víctima. En este caso, una persona que nació hombre, se siente mujer, entonces sufre y por eso necesita arreglo. Entonces, ahí se merece un derecho. En las narraciones liberales el matrimonio representa un inicio. Foucault ya señalaba toda la incomodidad que implica esta conversación entre deseo e institución. Habría que preguntar quiénes son los que están accediendo y si no es una forma de normalización, un pedido para que nosotros también seamos reconocidos como “decentes”, monogámicos, estables. La pregunta es cuándo el acceso a derechos ciudadanos se transforma en una hegemonía y cierta prueba de fidelidad a instituciones carnívoras, ¿qué pasará si todos terminamos entrando dentro del paquete normalizador?

¿El amor no tendría nada que ver con esto?

–Mi más sincera respuesta es que no lo sé. Yo no estoy planteando que el matrimonio igualitario y toda la serie de avances relacionados con él sean revolucionarios, tampoco estoy diciendo que no lo sean. Estoy planteando una encrucijada epistemológica, abriendo la discusión. Al fin y al cabo, también es una incógnita para mí, en mi vida personal. Los casamientos son muy divertidos. He ido a decenas de casamientos de lesbianas. Todos bailan, todos son felices y se toman hasta el agua de los floreros. Muchas veces me pregunto qué diría yo si mi novia me propone casamiento. Ay, Dios. No lo sé y me avergüenza un poco. Lo planteo sobre todo como un problema porque, ¡vamos!, tengo 55 años: ¡a esta altura ya debería tener claro qué es lo que pienso del matrimonio!



POR: Dolores Curia - PAGINA12.COM.AR
Jane Bennett, además de ser escritora de ficción y no ficción, supervisa el organismo nacional que en Sudáfrica previene la violencia de género y trabajó a lo largo de todo ese continente dando workshops relacionados con derechos humanos y sexuales, discursos sobre género, raza y clase.

FOTOGRAFÌAS: WEB
ARREGLOS: ALBERTO CARRERA

miércoles, 28 de agosto de 2013

Ricky Martin confiesa que tenìa una homofobia interiorizada, hacia bulling a gente que sabìa que era gay

Luego de su participación en la más reciente temporada de "The Voice Australia" el cantante boricua ha establecido un lazo por demás estrecho con sus fans de dicho país. En la final de ese reality show, Ricky Martin estrenó en directo "Come With Me", tema del cual acaba de presentar el ardiente y divertido video. Pero Australia quiere más de él, por eso, en su edición de septiembre la versión local de la revista GQ lo presenta en portada como "un modelo a seguir para el planeta entero".


Tiffany Bakker entrevistó al astro latino en su natal Puerto Rico, pero también estuvo con él en la sesión de fotos que le hicieron en New York para la GQ. En el adelanto de este artículo divulgado este jueves en el sitio web de la publicación, la periodista describe que Ricky Martin luce "obscenamente" en forma y saludable, y que incluso "las arrugas alrededor de sus ojos le sientan bien". A sus 41 años, este hombre amante del yoga impacta a cualquiera.

Bakker fue testigo del imán que tiene Ricky y en su artículo relata cómo durante su estancia en Brooklyn un grupo de veinteañeras y también un par de mujeres maduras enloquecieron con sólo mirar al sex symbol que en 2010 se declaró gay. En referencia a esto, Martin explica que a él no le causa ningún problema tener cualquier tipo de admiradores. "¿Por qué no? ¿Por qué discriminar? ¡Yo amo a todos!", aseguró el cantante.

En las fotografías de GQ, tomadas por Miguel Reveriego, se puede ver a Ricky Martin con un look relajado, de barba, muy sensual, mientras que en la portada el astro aparece luciendo un elegante traje gris oscuro.


Ricky Martin se convierte en la nueva portada de la revista 'GQ Australia' y además se confiesa en ella. Desvela como está viviendo su homosexualidad y alguna que otra declaración muy cruda sobre que intentaba luchar contra lo que era e incluso llegó a intimidar a hombres gays.

"Miro al pasado y me doy cuenta de que le hacía bulling a gente que sabía que era gay". Así de sincero se muestra el cantante puertorriqueño, y es que también comenta que: "Tenía una homofobia interiorizada. Me di cuenta de que chocaba conmigo. Quería alejarme lejos de ella". Esta homofobia y su miedo a salir del armario provocaba su mal comportamiento con aquellos hombres.


Padre de dos chicos gemelos, Matteo y Valentino, se encuentra en la actualidad criándolos junto a su pareja Carlos González Abella, bajo un nuevo punto de vista sobre la vida. "No quiero que mis hijos crezcan en una casa llena de mentiras ... o pensando que hay algo malo con ser gay".

Además de centrarse en su aspecto más íntimo, Ricky Martin también ha hablado sobre su nuevo proyecto, ser jurado de La Voz de Australia y sentirse libre sobre opinar lo que quiera: "Me encanta la honestidad y la verdad. En Australia, la gente dice las cosas como lo piensan".

En octubre comenzará una gira, que le dará la oportunidad de conseguir nuevos fans y adeptos ahora que ha admitido su orientación sexual. Fue en el año 2010 cuando el artista dio el gran paso de decirlo en público, aunque no ha sido el único que recientemente ha admitido su homosexualidad.


Por ejemplo los actores Matthew Bomer y Wentworth Miller ya lo han hecho y de manera muy discreta y cuando ellos mismos han querido. Sintiéndose muy orgulloso de hacerlo en su día, el cantante Ricky Martin también tuvo la opción de hacerlo cuando tuvo la oportunidad.

Está claro que su actitud antes de enfrentarse a la homosexualidad, solo fue un error que Ricky Martin por miedo a mostrarse tal y como es, pero con un carácter y pensamiento renovado, el cantante puertorriqueño afronta esta nueva etapa de su carrera profesional.

VIDEO LA VOZ AUSTRALIA:



POR: LEVANTE-EMV.COM  /  HUFFINGTONPOST.COM
FOTOGRAFÌAS: WEB
ARREGLOS: ALBERTO CARRERA

domingo, 30 de junio de 2013

CUBA: FRANCISCO RODRÌGUEZ CRUZ "SOY PAQUITO, EL DE CUBA" MARTIANO, PERIODISTA, COMUNISTA Y GAY. "CONJURO REVOLUCIONARIO"

“Soy martiano, comunista y gay”.
Entrevista. Francisco Rodríguez Cruz. Bloguero cubano. Paquito el de Cuba es acaso el mejor blog que se hace en la isla. Es la bitácora de un periodista revolucionario que se aceptó homosexual y escribe su historia con honestidad para su hijo. Y para todos.


Francisco Rodríguez Cruz se hizo periodista y martiano por accidente, cuenta en su blog Paquito el de Cuba (http://paquitoeldecuba.wordpress.com/), uno de los más importantes y más originales de su país: “Hasta noveno grado yo juraba que sería ingeniero naval o aéreo”. Pero un fin de semana un Moskovich lo atropelló. “Fui a dar contra el parabrisas, que rompí con mi cuerpo para luego dar vueltas otra vez sobre el capó hasta caer al pavimento”. Una fractura y tres puntos, y una visita al dia siguiente del conductor del automóvil soviético –serie que aún circula emparchada por La Habana– con un regalo: las Obras Escogidas en tres tomos de José Martí. “Y comencé a leer y leer y leer... Me convertí en martiano furibundo, y de eso al periodismo como vocación no había más que un instintivo parpadeo.”


Por eso hoy su blog –cuyo nombre alude a la cantante de horrendas rancheras mexicanas, Paquita la del Barrio–, tiene un prólogo frontal y conmovedor, sincero como el amigo para el que Martí cultivaba una rosa blanca en junio cono en enero:

“Soy Paquito, el de Cuba; martiano y periodista; comunista y gay; ateo convencido y supersticioso ocasional; padre de un hijo varón a quien adoro y pareja desde hace diez años de un hombre seronegativo que me ama; paciente de SIDA desde el 2003 y sobreviviente por más de ocho años a un linfoma no Hodgkin; profesor universitario y alumno de la vida; seguidor de los temas económicos cubanos y apasionado devorador de literatura universal; opinático incontinente y beligerante mesurado; amigo de mis amigos y compasivo con mis enemigos; equivocado muchas veces y arrepentido nunca; optimista empedernido y entusiasta eterno; vivito y coleando; en fin, otro tipo normal y corriente, que quiere compartir contigo su historia, opiniones y anhelos.”

Y, más importante en un país donde la penetración de Internet en los habitantes llega apenas al 3%, Paquito el de Cuba tiene casi 300.000 accesos (400 visitas diarias) el 90 por ciento en la isla. De afuera –Estados Unidos, España y México–, entre los 48.000 comentarios llegan muchas críticas al sistema socialista que Paquito apoya: es editor del periódico nacional Trabajadores, cuya talla equivale a la de Granma o Juventud Rebelde. Pero Rodríguez Cruz jerarquiza: “Quienes tenemos el privilegio de acceder a Internet en Cuba deberíamos proponernos siempre mejorar algo en el país, no sólo ocuparnos de la hostilidad externa”.

Por eso este periodista puede publicar en Trabajadores “Cuba está en condiciones de tener una sociedad socialista próspera y sostenible” y “Economistas cubanos presentan soluciones”, y postear en Paquito el de Cuba “A modo de cierre para la VI Jornada contra la Homofobia: vamos por más” y “No hay restricciones en Cuba para homosexuales en el deporte”.



–¿Tiene usted un doble taller, como aconsejaba Ryszard Kapuscinski: su labor de jefe de Información en Trabajadores y su blog con temas de su interés personal?

–Uno construye sus espacios. El periódico no es mío: responde a una política editorial, la de los trabajadores de Cuba, y los editores debemos responder a ella. Me enorgullece cuando coincidimos en temas que humanamente me son cercanos, pero no siempre es así. También comento tres veces por semana en la revista informativa de Radio Rebelde, la emisora más importante, en un espacio que se llama Palabras con filo, que como indica su nombre es un espacio crítico. Pero mi blog es mi espacio para comunicarme. ¡Entonces lo que no digo en el periódico lo digo en la radio y lo que no digo en ninguno de esos espacios lo digo en el blog!

–¿Alguna vez le dijeron que se había pasado de la raya?

–No sé si es que ya me dan por loco, pero no, nunca... Siempre me preguntan: “¿Qué te dicen del blog en tu trabajo?” Y la verdad es que no me dicen nada. Sé que me leen; unos me comentan y otros no. A algunos les cuesta más, les avergüenza hablar sobre sexualidad... el antiguo director, que es como mi padre, que ahora se jubiló, me dijo: “Yo no quiero ni saber lo que tú escribes”. ¡Pero sabía! De todos modos, creo que lo más importante del blog para mí no ha sido esa realización personal sino que a partir de él me involucré en cosas.

–¿Por ejemplo?

–El activismo LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y transgénero). Yo no conocía a nadie del Cenesex ni tenía participación alguna.
Militancia LGBT. Cenesex es la sigla del Centro Nacional de Educación Sexual de Cuba, que dirige Mariela Castro, también responsable de la revista Sexología y Sociedad, jefa de la cátedra de Sexología y Educación de la Sexualidad de la Escuela Nacional de Salud Pública y profesora y miembro del Comité Académico de la Maestría de Sexualidad.
Además de hija de Raúl Castro.
Como le dijo a BBC Mundo: Mi papá me llevaba a la escuela de la mano, como todos los padres, y fue un amante muy romántico de mi mamá, Vilma Espín, presidenta de la Federación de Mujeres Cubanas. Esa pareja nos transmitió a los hijos una gran estabilidad: nos enseñaron a amar, a creer en las personas aun cuando te engañen”. Y de esa experiencia, cree, surgió su trabajo en lo que era un pequeño Centro de Educación Sexual y en e 2004 se transformó en una gran organización de respeto y lucha por los derechos LGBT, y de las pocas oficiales.

Aquel año un grupo de travestis y transexuales que se dedicaban a la prostitución se acercaron para pedir ayuda porque la policía de La Habana los detenían por quejas de los vecinos y los turistas. Y de la prostitución, los actos represivos se extendieron más allá, revelando las raíces machistas que la revolución no extirpado aún, y que en su momento generaron la reclusión y trabajo forzado de los homosexuales y los católicos (entre ellos, el célebre escritor anticastrista Reinaldo Arenas y el arzobispo de La Habana Jaime Ortega) en los Unidades Militares de Ayuda a la Producción (UMAP), entre 1965 y 1968. Mariela Castro alumbró el proyecto opuesto: una institución para “la educación, el trabajo comunitario, la orientación y la terapia para contribuir a que el ser humano viva su sexualidad de forma sana, plena, placentera y responsable”, según la web del Cenesex. La prevención del sida, los derechos LGTB y la lucha contra la violencia de género son algunos de los temas de los congresos que se realizan desde 1994, entre ellos las recientes VI Jornadas Cubanas Contra la Homofobia.

–Usted comentó que la primera marcha del orgullo gay tuvo sus ribetes cómicos...

–Fue casi todo el mes de mayo, con actos en el Pabellón Cuba, en la universidades, en todos lados. Pero coincidió con el Día del Campesino, el día que se celebra la reforma agraria, y justo la noche anterior habían dado en la televisión Secreto en la montaña... ¡los guajiros (campesinos) se sublevaron! Preguntaban por qué habían tomado su día “para los maricones”, les pareció un escándalo la película... Por suerte después el almanaque ya no ha coincidido, y de todos modos negociamos.

–¿Siente que esta militancia le cambió la vida?

–Ser gay es una faceta más de mi vida. Lo hago público en el blog porque al final los blogs son para contar las historias personales. Si no, hubiera seguido mi vida normal y algunas personas sabrían que soy gay, otras sabrían que soy seropositivo, otras no... Tampoco debía hacerlo público. Pero se convirtió en un boomerang positivo: me he ido involucrando en Hombres por la Diversidad, en el colectivo LGBT Arco Iris, en otras militancias imprevistas... tantas que no me queda ya tiempo. Y todo a partir del blog.

–Dice: “Tampoco debía hacerlo público”. ¿Qué lo movió a hacerlo?

–Tenía la posibilidad tecnológica: en Cuba es un privilegio tener Internet en la casa. Y a los periodistas nos van dando, a medida que hay posibilidad de conexión, también tuvimos una venta de computadoras subsidiada, en moneda nacional. Entonces se me ocurrió. No se habla mucho de mis temas y menos de el compromiso personal. Pero también me movió hacerlo para mi hijo Javier, que tiene once años, para que en algún momento, cuando llegue la hora, encuentre todas las explicaciones que se merece. Dejarlo todo por escrito pudiera ayudarlo a entender. Esa conversación con Javier es la única cosa que tengo pendiente de todo este proceso de autorreconocimiento.


Hemingway en el pasado, el hijo del futuro. Cojímar es una localidad distante veinte minutos en auto de La Habana, famosa porque allí solía verse el yate Pilar, de Ernest Hemingway, mientras el autor de Por quién doblan las campanas y París era una fiesta rumiaba una novela. En ese pueblo de 20.000 habitantes, al que llamaba “mi patria chica”, Hemingway pasó horas y tragos en un bar de pescadores, Las Terrazas de Cojímar, donde Gregorio Fuentes, un capitán canario emigrado, le contó su vida transfigurada, aunque sin perder la tristeza, en El viejo y el mar, acaso la última gran obra de Hemingway. Esa novela y ese escritor son orgullos de Cojímar, donde ahora se gesta Paquito el de Cuba y viven Rodríguez Cruz y su hijo.

–¿Javier ha leído su blog?

–No. Por un lado está mi acto de nudismo, esa necesidad de escribir que se guarda en el ciberespacio, pero en acuerdo con su mamá no hemos abordado directamente ni mi orientación sexual ni mi enfermedad. No sabemos cuándo es el momento. Ella y yo nos llevamos muy bien; también con la familia en general: el esposo de ella, mi pareja. Pensamos que lo mejor es que él se adapte a la situación, sin forzar nada. Javier quizá está más preparado para entender que muchos adultos... Él sabe que el blog existe, hemos ido a recoger premios juntos, pero cree prudente no preguntar. Hemos ido incorporándolo a cosas: desfiló el 1º de Mayo pasado con migo con la gente del Cenesex, con la bandera multicolor, y como es un tipo inteligente –lo lo admiro mucho– me preguntó “¿Y estos colores qué cosa son?” Le expliqué: “Es la bandera de la diversidad, que utilizan mucho los movimientos que defienden a los homosexuales”. Vamos manejándolo poco a poco; ya llegará el momento de tener la conversación

–¿Y sobre la enfermedad?

–Igual. Hace poco, le preguntó a su mamá: “¿Sabes que mi papá toma una pila de pastillas?”. Ella lo reconoció y le pregutó por qué creía él que yo las tomaba. Y él le dio una salida fantástica: “Para poder comer pizza y espagueti”. ¡Era cierto! Poco antes me habían salido altos los triglicéridos, porque los retrovirales alteran el mecanismo de los lípidos, y me vio con la medicación para eso y le di esa explicación. Él está elaborando todo. Y cuando quiera saber más, aquí escribo mi blog para él.



POR: MIRADAS AL SUR - SUR.INFONEWS.COM
FOTOGRAFÌAS: WEB
ARREGLOS: ALBERTO CARRERA

viernes, 21 de junio de 2013

ENTREVISTA: JAMES ALISON, SACERDOTE GAY. "YA NO ES UN SECRETO, HAY MUCHOS OBISPOS Y CARDENALES GAYS, NADIE LO DUDA"

Alison es de los pocos sacerdotes católicos que se reconoce homosexual. Sobre el reto del papa Francisco opina que "cambiar la cultura de la 'omertá' (ley del silencio) en lo gay será entrar en aguas muy peligrosas". Dice que los más homófobos en la Iglesia son los que siguen "dentro del armario".


El teólogo y sacerdote británico James Alison es una de las figuras centrales de lo que se ha llamado 'Teología gay'. A sus 54 años, después de vivir con los Dominicos entre 1981 y 1995, James Alison trabaja como predicador itinerante, conferenciante y acompañante de retiros espirituales. De visita en Madrid —invitado por el área de asuntos religiosos de la FELGTB— charla, en un más que aceptable castellano, con 20minutos sobre la homofobia en la jerarquía eclesiástica española, la llegada del papa Francisco y el polémico 'lobby gay' del Vaticano.


Usted es un icono para los homosexuales católicos...

Yo tengo cierta precaución al hablar de estas cosas porque el asunto gay es algo parcial de mi vida. Yo soy un teólogo católico, que por asunto de honestidad, veo necesario hablar en primera persona cuando se trata el tema gay. Otros hablan de ellos o ellas, aunque deberían decir nosotros, nosotras.  No soy ningún radical, de hecho como teólogo, me considero bastante moderado. Soy más bien un hombre corriente.

¿No es precisamente "corriente" que un cura se defina abiertamente gay?

Es que el problema es que somos pocos los que hemos escogido estar a la luz del día en esta materia. Existe mucho miedo. Hay obispos y cardenales gays en la Iglesia Católica, pero también hay mucho miedo de hablar del asunto. Es tabú. Es entendible, porque si eres honesto pierdes tu empleabilidad. En parte porque hay un doble mensaje: lo que se dice es "les amamos porque son hijos de Dios, con tal de que no hagan nada". No les dejamos que sean como son, y si les dejamos, les pedimos que no trascienda. Aún pervive el oscurantismo, el "don't ask, don't tell".

¿Qué le hizo atreverse a 'salir del armario'?

La política de 'no contar y no preguntar' era absolutamente algo común en nuestras sociedades hasta hace 50 o 60 años. El destape de algunas personas identificándose como gays, en la medida en que fueron trasparentes, hizo que comenzara a ser posible que hubiera estudios científicos, para pasar a catalogar la homosexualidad como una variante minoritaria no patológica dentro de la condición humana. Ser gay está más cerca de ser zurdo que de ser anoréxico. En la medida en que eso se asume, desaparece el misterio.


¿Pero la Iglesia no lo asume?

El problema es que durante la época oscurantista la Iglesia era un lugar seguro para ser gay porque nadie hablaba y no te obligaban a casarte. Porque entonces la sociedad era muy castigadora en este aspecto. Ahora han cambiado las tornas. La sociead es un lugar muy seguro y el interior de la Iglesia, antes una hipocresía blanda, ahora lleva a cabo un chantaje emocional insoportable, con resultados psicológicos muy graves.

Hace unos días se especuló con que la salida del papa Ratzinger pudiera deberse a su imposibilidad de confrontar un 'lobby gay' dentro del Vaticano, un lobby cuya existencia confirmaba el papa Francisco.

Nadie duda de que haya mucha gente gay en el Vaticano. Quien ha tenido trato con ellos sabe que no es ningún secreto. Nunca lo ha sido. Ni el año pasado, ni el siglo pasado. Hay quejas ya que datan de la alta Edad Media sobre la excesiva belleza de los efebos que rodeaban a la alta jerarquía. Pero la preocupación más grave es que el famoso dossier revele que el chantaje es por motivos financieros, no sexuales. Lo que debe preocuparnos es que se mantenga esa política del chantaje.

¿Cuál es su opinión sobre el nuevo papa?

Hasta ahora me ha impresionado. No se toma a sí mismo demasiado en serio y eso creo que le vendrá bien. Ahora, cambiar la cultura de la omertá (ley del silencio) en lo gay son aguas muy peligrosas en términos de las pasiones ocultas que van a salir. Confío en que su adultez y su buen humor le sirvan para desatornillar algunas de estas cosas demasiado trabadas que mantiene la Iglesia.


¿Qué obstaculiza la normalización de la cuestión gay en la Iglesia?

Al papa, la gran oposición no le va a llegar de los heteros, sino de las personas que no han salido del armario, que tienen la homofobia interiorizada. Los que se ensañan mucho con estas cosas, tendrían que preguntarse cuál es el blanco verdadero de su terror.

Pues, en general, la jerarquía católica española ha sido bastante beligerante contra la homosexualidad, sobre todo en contra del matrimonio gay

En mi opinión hay elementos gritones con respecto a esta materia, mientras otros más sensatos están callados. Los sensatos se han callado y los 'deschavetados' gritan.


Sí, pero es que incluso el obispo de Alcalá de Henares propone terapias para "rehabilitar" a los gays

Contra esto solo hay un remedio, hablar de la verdad, que  es que la homosexualidad es una variante minoritaria no patológica de la condición humana. A estas alturas del juego, la moral de la Iglesia debe hacer referencia a la palabra objetiva, a la verdad. La gente gay y católica debe darse cuenta de que si lo que fluye en su comportamiento es un desorden objetivo, hay que protegerse. Si ser gay es una variante como ser zurdo, el comportamiento y por tanto su salud psíquica y moral va a desarrollarse a partir de ahí y no a pesar de ello. Cada vez caen más en descrédito los que promueven curas para la homosexualidad. Anoche en EE UU cerró el principal grupo que promovía terapias reparadoras, reconociendo el peso de la evidencia.

¿Cómo ha logrado usted no ser excomulgado?

Porque al final no es motivo suficiente. Es una cuestión que no es de revelación divina. Es lo que ellos llaman una verdad de tercer grado. No es como negar la divinidad de Jesús.

La Iglesia, sin embargo, prohíbe ordenarse sacerdotes a los gays

Ese es un mandato que, sin duda alguna, no se ha llegado a cumplir. Es la viva prueba de que todavía en la Iglesia perdura el "obedezco pero no cumplo". La orden data de la  época de Juan Pablo II y creo que entonces las posiciones eran mucho más duras. Con Ratzinger, pese a todo, fueron mucho más suaves. Los que rodeaban a Juan Pablo eran terroríficos. Quizás porque les tocaba demasiado de cerca. De hecho, varios de sus principales hombres tuvieron después vidas desastradas. A uno de sus arzobispos le descubrieron excavando un túnel para ir a visitar a los chavales de un seminario.


En España ha surgido un grupo de curas y religiosas de tendencia homosexual, que se reúnen para orar y entenderse. ¿Qué le parece?

Yo he asistido a retiros de un grupo similar en Italia, con 47 sacerdotes, de los cuales ocho eran oficiales del Vaticano. En EE UU también hay uno muy potente que se reúne dos veces al año. Se apoyan mutuamente. Algunos obispos saben de su existencia y lo bueno es que saben que esa gente precisamente que es honesta no les va a dar problemas. No así la gente que tiene una vida perfecta de fachada y por detrás hace otras cosas. A los obispos, con tal de que no causen escándalo, les vale. Pero ya llegó la hora de que se pueda hablar adultamente de estas cosas. El gran problema no es el sexo, sino que no se pueda hablar de ello honestamente.


POR: A. LARRAÑETA - 20MINUTOS.ES
FOTOGRAFÌAS: WEB
AEEREGLOS: ALBERTO CARRERA



martes, 19 de marzo de 2013

LEONARDO BOFF: EL PAPA FRANCISCO ES MÀS LIBERAL DE LO QUE SE PIENSA.

“Bergoglio aprobó que una pareja gay adoptara un niño”. Leonardo Boff es un teólogo y exsacerdote brasileño que sostiene que el Papa Francisco es más liberal de lo que se piensa.


El exsacerdote brasileño Leonardo Boff, uno de los representantes más destacados de la Teología de la Liberación dice que el Papa es más liberal de lo que se cree y que “sorprenderá a muchos dando un vuelco radical a la iglesia”, según detalla un adelanto de la entrevista que el teólogo brindó a la revista alemana "Der Spiegel" y que será publicada la próxima semana (ver nota en alemán).

Boff señaló que si bien en muchos aspectos como lo referente a los anticonceptivos, el celibato y la homosexualidad, Bergoglio como cardenal siguió una línea conservadora, eso se debió a “tan sólo la presión del Vaticano”.

"Hace un par de meses por ejemplo aprobó expresamente que una pareja de homosexuales adoptara un niño. Tiene contacto con sacerdotes que han sido repudiados por la iglesia oficial por haberse casado. Y, lo más importante, es que no se ha dejado apartar de su convicción de que tenemos que estar del lado de los pobres", señaló el teólogo Boff.

Dictadura. Boff rechazó también las acusaciones que surgieron contra Bergoglio que sostienen que no dio suficiente apoyo en su momento a dos jesuitas que estuvieron presos durante la dictadura militar, según detalló el sitio Periodista Digital.

"Conozco las acusaciones y creo lo que dice el Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, que como opositor al régimen militar estuvo preso y fue torturado. Hubo obispos que fueron cómplices de la dictadura pero Bergoglio no estaba entre ellos", indicó.

"Hasta ahora, no hay indicios claros de un comportamiento censurable. Por el contrario, él escondió y salvó a muchos sacerdotes perseguidos. Conocí a Orlando Yorio, uno de los jesuitas que se supone que fueron traicionados por Bergoglio y nunca formuló ante mí tales acusaciones", agregó Boff.


Cambios. "Ahora es papa y puede hacer lo que quiera. Muchos se sorprenderán con lo que va a hacer Francisco. Para ello necesitará una ruptura con las tradiciones, dejar atrás la curia corrupta del Vaticano para abrirle paso a una iglesia universal".

Nombre. El teólogo se mostró conforme con la elección de Francisco como nombre para su pontificado.


"Este nombre es programático: Francisco de Asís representa una iglesia de los pobres y los oprimidos, responsabilidad ante el medioambiente y rechazo al lujo y la ostentación", explicó a la revista alemana.



POR: LAVOZ.COM.AR
ARREGLOS: ALBERTO CARRERA

lunes, 4 de marzo de 2013

LOS AMANTES PASAJEROS. LA PELÌCULA MÀS GAY DE PEDRO ALMODÒVAR. ESTRENO

Pedro Almodóvar: "Esta es mi película más gay pero también, más candorosa" El director manchego asegura que "la realidad está muy presente y de hecho toda la película se convierte en una metáfora de la sociedad española"


TRÀILER:



Con evidentes secuelas de un potente resfriado en la voz —“hacía mucho que no cogía una gripe y estoy muy quejica”, admite—, Pedro Almodóvar nos recibe en su luminoso despacho de su productora El Deseo, próxima a la madrileña plaza de Las Ventas, a siete días de que llegue a los cines su nueva película, Los amantes pasajeros. Pese al trancazo, está de buen humor. Ríe durante la entrevista y a menudo responde poniendo cara de criatura inocente, incapaz de matar una mosca, como al confesar que engañaron a los gestores del aeropuerto El Quijote al rodar allí ocultando lo que en el guión se dice de esta infraestructura. Durante tres cuartos de hora el más internacional de los directores españoles charla con los periodistas de este diario y de un rotativo madrileño, respondiendo alternativamente, risueño e incapaz de incomodarse ante este fuego cruzado.


Hace un par de años, nos contaba que todo el mundo aquí en El Deseo le decía que tenía que hacer una comedia.

No era cuestión de que me convencieran. Yo nunca he decidido qué película hago. En eso, aunque suene un poco paranormal, siempre son las historias las que te eligen a ti. Hacía tiempo que quería hacer una comedia, pero eso no era suficiente. Tenía que ocurrírseme cuál y cómo, y desarrollarla. A mí, ponerme y escribir unas páginas divertidas, me resulta muy fácil. Lo que pasa que conseguir que eso tenga peso y que se convierta en una historia con unos personajes, etcétera, me llevó bastante tiempo. Pero es cierto que aquí me lo pedían y me lo piden también por la calle.

Ante esas peticiones, ¿se sentía un poco como Leo, en La flor de mi secreto que decía: “Cómo voy a escribir rosa si mi vida es negra”?

Hombre, cuando escribí La flor de mi secreto sí que el personaje de Leo era un poco un trasunto de mí mismo.


Bueno, no pensaba tanto en sentido literal como en que usted entonces estaba en otro momento creativo.

Sí porque las películas que he hecho en esta década, en este siglo, me parecen esenciales en mi carrera. Son evidentemente películas más sombrías, pero son películas de las que me siento muy satisfecho. A mí me despertó el deseo vivo de hacer una comedia esa especie de spin off que hice en Los abrazos rotos con Carmen Machi, La concejala antropófaga, en la que todo lo que decía era una burrada. Lo hice porque Carmen me divertía tanto que quise alargar ese monólogo, pero también como ejercicio, está deliberadamente escrito en el mismo tono en que escribía las cosas de Patty Diphusa a principio de los ochenta. Quería saber si me salía. Y la verdad es que me salió; por lo menos esos nueve minutos me salieron. Estaba el deseo de comprobar si seguía teniendo acceso a algo que yo había hecho hace mucho tiempo, ese tono de entonces, o había cambiado tanto que ya no podía. Y descubrí que una vez que lo convocas, llega, aunque de un modo laborioso. Lo que no significa es que a partir de ahora haga esto. Las películas que tengo en mente no tienen nada que ver con Los amantes pasajeros.


Con la posibilidad de hacer una comedia ligera se cruzó la situación del país, que está muy presente en la película. De modo que al final es una ligereza muy relativa...

Sí, es muy relativa. Empiezas a trabajar con una motivación y en el proceso eso desaparece, aunque no del todo. Yo quería hacer una cinta de evasión, y cuando empecé a escribirla, era un capricho cómico, pero, sobre todo en la reescritura del primer borrador la realidad empezó a colarse. Y yo, a permitir que se colara, porque iba enriqueciendo el relato. Al final, espero que sea una película donde la gente se lo pase bien, pero la realidad está muy presente y de hecho toda la película se convierte en una metáfora de la sociedad española. Pero no me quejo de ello, al contrario, creo que ha ido enriqueciendo la idea inicial.



Cuando empezó su carrera, el costumbrismo se colaba sin querer, y hablaba desde fuera de mundos llenos de glamour. Ahora que vive rodeado de ese glamour parece buscar una proximidad mayor con la gente normal. La situación opuesta.

Depende de la vida que lleves, vas buscando lo opuesto. En cualquier caso, mi vínculo con la vida rural o las tramas rurales siempre ha estado muy presente y seguirá estándolo. La verdad es que hace muchos años que no vivo en un pueblo y tengo que buscar qué cosas ocurren allí. Pero es como de vez en cuando volver a ser consciente de en qué familia naciste, cuál es tu cultura. En La Mancha viví de niño, hasta los ocho años, y no tenía un buen recuerdo en absoluto. Y sin embargo, cuando ya han pasado 40 o 50 años, te acercas de otro modo a esos recuerdos. Aunque había algunos que no me gustaban nada, había otros que son los que aparecen en Volver. En esa película había un niño invisible que está mirando y contando la historia, que soy yo, en los patios, con las vecinas de mi madre. Todo de lo que ellas hablaban está presente en la película. Incluso las relaciones incestuosas. Lo que pasa es que la gente habla y no se da cuenta de que tiene un niño delante. Un niño de cuatro años está oyendo y tiene memoria. Las vueltas a La Mancha me han servido mucho, incluso psicológicamente. No es que yo hubiera olvidado aquello, pero sirvió para recuperar el lugar donde nací. Para eso te basta con poner la cámara y fotografiar la tierra roja, además de las vecinas, que para mí han sido la gran cultura de la vida y cinematográfica. Estar escuchando a las vecinas de mi madre, para mí, eso era la vida. Ahora que conozco el glamour profundamente, porque he pasado muchas noches paseando por alfombras rojas en muchas ceremonias de premios, de pronto descubro que eso es lo que menos me interesa. A ver, es divertido para contarlo en forma de crónica periodística, pero para integrarlo en mis historias no se me ocurre.


En el esquema de la película, está el viaje en avión como unidad cerrada, pero se permite una salida a Madrid, una llamada de teléfono que es la única de la que vemos el contraplano. ¿Por qué es así?

Es lo que queda del primer guion. En el origen había casi un 50% en el avión y otro 50% en tierra. Pero en el trabajo de reescritura fui quitándolo. Eran situaciones muy divertidas, pero no sé por qué intuía que no era lo que quería. Poco a poco el avión fue tomando más protagonismo, y dejé esa historia porque hay una parte mitológica. A ver, no quiero que la gente piense que va a ver una película mitológica, porque es una comedia para pasarlo bien, pero hay esa relación entre la vida y la muerte que a veces visualmente está muy clara: el momento en que Willy Toledo llama al personaje de Paz Vega me parecía el modo visual más contundente y expresivo para mostrar que el hilo telefónico se convierte en el hilo de Ariadna, que envuelve a estos personajes. Y que después, en un acto muy de comedia delirante, se le cae el móvil de las manos desde el Viaducto de Segovia y cae en el capacho de la otra amante de este hombre. Y creo que ahí se establece de un modo muy claro esa relación entre la vida y la muerte, o se fija un lugar interregno que es este enclave tan metafórico: el viaducto de la calle Segovia en Madrid, en el que, como sabéis, más de una persona se ha suicidado. De hecho, el personaje de Paz Vega, cuando recibe la llamada está en medio de esos dos lugares, por eso es la única historia que, en el desenlace de la película, se cierra. Reconozco que lo dejé porque de todo eso que había escrito fuera del avión era lo que más me gustaba. Me gustaba mucho esa historia, que es muy dramática aunque funcione muy bien para la comedia: una pintora que vive como en un cuadro abstracto, violentísimo. Como Richard Serra o Pollock, pero en negro.


La mejor prueba de que es usted un artista español es que ha tenido siempre una relación compleja con el público español…

Yo creo que he tenido una relación más compleja con los que escribís.

Nosotros no somos críticos.

Bueno, no, con vosotros, no.


En todo caso, más compleja que con el público internacional, donde el aprecio ha seguido una curva ascendente. ¿Hasta qué punto también tenía ganas de hacer una comedia para reconciliarse con un público masivo?

No, no era así, porque nunca conoces al público. Con una película como La piel que habito, que es una película heavy y con muchas referencias cinematográficas que no son precisamente juveniles, la sorpresa fue que su gran público en España fue gente de 20 años o de menos. Nunca sé cuál va a ser la relación o en qué sectores va a funcionar mejor una película u otra. Hombre, espero que la gente vaya, claro. Y además en el momento que estamos viviendo, que se entretengan y que se diviertan es casi lo mejor que puedo hacer por el público español. Pero no era una película pensada en busca del éxito. A lo largo de toda mi carrera he tenido mucho éxito, y con las últimas películas, también. Tal vez en España ha ido decreciendo, pero mis películas se amortizan con creces, cosa que no puede decir el 90% del cine español, desgraciadamente, porque el mercado español es muy pequeño.


Es casi una anécdota, pero ¿no le supuso ninguna inquietud rodar en el aeropuerto de Ciudad Real y luego contar en la película la corrupción o irresponsabilidad con que se llevó a cabo este aeródromo sin uso? Podría haber rodado allí y hablar de la corrupción alrededor del aeropuerto de Castellón, por ejemplo…

Me sentí un hipócrita. Me sentí actuando a dos bandas. No es de lo que más orgulloso estoy, debo decir. Completamente: un hipócrita. No se les dijo de qué iba, no se les contó nada y nos estábamos aprovechando de ello. Pero es que era tan tentador, aquel aeropuerto fantasma… Era una prolongación de la película. Cambiamos el nombre, pero no la región. Mi pueblo significa para mí mi madre y mi padre, que están enterrados allí y eso es algo insustituible. Pero sobre Castilla La Mancha, creo que mis paisanos no se merecen lo que les está ocurriendo. No se merecen a esta mujer de pelo liso.


¿Cree que esta es la película más gay que ha hecho?

Sí, sí. Dentro de que las películas no son ni gays ni heterosexuales, es la que tiene más presencia gay y, como los americanos dicen, flamboyant, que es como llaman a la pluma, a lo plumífero. No quería mostrar la homosexualidad como había hecho antes en mis películas, quería que los protagonistas fueran tres pedazos de locas con toda la pluma imaginable. Que no es fácil.

Bueno, el gremio se presta. Cuando uno pone atención en un avión, se ve que entre los azafatos hay una alta incidencia de la pluma, por así decir.

Se presta, se presta, pero tampoco quiero decir que todos los azafatos sean homosexuales o que tengan ese plumón. Pero lo que sí se presta es para la comedia. Desde que trabajé con Antonio Banderas en La ley del deseo, para mí el personaje homosexual lo único que tenía que hacer era mirar con deseo a la persona que le gustaba. De esa pulsión es de la que se trata. Pero, en general, he preferido siempre hacer personajes homosexuales con actores heterosexuales, y les he sacado mejor partido así. Porque hay menos implicación con el personaje y surgen menos fantasmas. Bueno, esa es mi teoría y a mí me ha ido muy bien. Tampoco voy a decir si son homosexuales alguno de los tres (Javier Cámara, Carlos Areces y Raúl Arévalo)…, es más, no lo son ninguno de los tres. Pero quería que la pluma funcionara de un modo liberador: están bebiendo, en una situación de muchos nervios…


Bueno, bebiendo…: Era agua de Valencia con mescalinas.

El agua de Valencia mezclada con mescalinas es una combinación de los ochenta que yo admito que conozco. A mitad de los ochenta empezaron a llegar las mescalinas sintéticas de Valencia y nunca se folló tanto en Madrid, porque es verdad que es muy desinhibidora. Bueno, era tal escándalo que había que cerraron el lugar donde lo hacían. Y sí, es la película más gay, y hay incluso una celebración de lo gay. Pero no es fácil hacer los trabajos que hacen Javier, Carlos y Raúl. He insistido ante los doblajes francés e italiano que no cayeran en los arquetipos de la loca que dobla, porque ninguno de ellos hace un arquetipo. Son muy afeminados, pero hay un tipo de naturalidad dentro de esa pluma. Hacen un gran trabajo y me hace temer lo peor en los lugares donde la película se doble.

El personaje más asequible, el más tomado de lo cotidiano, que ni es una madame dominatrix ni un asesino a sueldo, es el de Lola Dueñas, una encarnación de la gente común. ¿Por qué decidió que fuera vidente?

Me alegro que digas eso. Yo tenía un miedo... Que alguien diga “soy yo, soy así, tengo poderes” y que te la creas… La magia es que Lola es la única persona que podía hacer ese personaje, y de hecho lo escribí pensando en ella. Te crees absolutamente cada palabra que dice.


La persona de la calle es la vidente. ¿Esto era calculado?

En efecto, la interpretación de Lola, que no es paródica, es una interpretación alta de tono, pero muy naturalista, casi costumbrista. Bueno, sin casi: costumbrista. Sí era deliberado porque era el mejor modo de que el espectador creyera lo que está haciendo y se creyera al personaje. Porque lo que hace Lola en la película es lo más disparatado, y te la crees absolutamente. La diseñé un poco manchega porque, como había hecho tan bien de manchega en Volver, la quería muy próxima al pueblo, a la tierra. De hecho ella habla de sí misma como una zahorí, así que le pedí un poco de acento manchego. Y algunas de las cosas en las que está basado el personaje pertenecen a la realidad, a la realidad manchega.

El elemento sobrenatural que estaba también en Volver.

Efectivamente. Y alguna de las cosas que dice, esa hipersensibilidad con los muertos, las he vivido muy de cerca. Hablábamos de alguien real y quería mantener también esa relación con la realidad, ya que tenía un modelo.


Alguien dice en la película que el musical ha acabado con el verdadero cabaret. En sus películas hay muchos momentos musicales…

Eso era una broma. Yo no soy buen espectador del musical tipo Broadway o Gran Vía, y sin embargo el cabaret me parece una gran escuela. Eso Javier lo pilló al vuelo, porque esa frase está improvisada. Y se lo quedó. Pero hay algo mío: soy sincero en esa frase, además de ser irónico.

Pero tampoco se ha atrevido del todo con el musical.

No, no me he atrevido.

Y sin embargo, siempre hay números musicales en sus películas.

Sí, sí, en todas. Momentos en que la gente empieza a cantar o, como en este caso, a hacer playback y bailar en un avión.


¿Y por qué no se ha atrevido a hacer un musical?

Pues yo creo que por falta de confianza en mí y también por la necesidad de encontrar una partitura adecuada. De hacer un musical, nunca sería tipo Los Miserables, o el típico de Broadway, donde la gente canta de principio a fin, sino más a lo Minnelli, o Stanley Donnen: la gente está hablando y como continuación, canta. Y la acción tiene que seguir desarrollándose. Porque a veces se meten canciones y la acción se detiene. Eso no puede ser. Sería un musical donde habría más diálogo que canciones. Pero admito que es un género muy complicado. Y yo, a pesar de mi tendencia, que siempre meto a gente que canta o baila y creo mucho en una canción a la hora de hacer avanzar la acción, admito que me ha dado miedo.

Todo el rodaje tiene sus dificultades, y en este caso la limitación de espacio obligaba a planificar muy bien...

Y también que eran doce actores. Yo nunca había trabajado con tanta gente a la vez. Si ves mis películas, todas las escenas claves se dan entre dos o entre tres actores. Y para mí, ambas circunstancias suponían un problema.

Y a eso se añade rodar una coreografía, y rodarla en serio, porque aunque sea una sátira, está rodada muy en serio.

Vamos, cómo te diría, y tan en serio. Está muy trabajada.


¿Llevó mucho tiempo planificar ese número?

La cámara hace la coreografía con ellos. Le di a la coreógrafa, Blanca Li, ideas muy concretas sobre lo que quería. Le indiqué cómo iba a empezar, que uno estaba sirviendo y, para sorpresa de todos, se vuelve y empieza a cantar. Y se vuelve como se vuelve Carlos Areces, claro. Y le marqué que de ahí, la segunda estrofa tenía que ser la aparición de Raúl Arévalo y que, con una panorámica, fuéramos a Javier. También le dije que montara algo sustancioso bajo la pantalla de televisión, frente a los pasajeros. Y una continuación por los pasillos, para recogerse allí al final. Es decir, utilizar todo el espacio disponible en el avión. Pero Blanca Li estuvo brillante, en una tarde lo preparó. Ensayaron y aprendieron los movimientos. Estuvieron un mes ensayando, tanto que hubo un momento en que se estaban pasando. Javier Cámara estaba ya bailando como un profesional, y tuve que recordarle que tenía que mostrar cierta torpeza porque si no, no mola. Y la broma que le gastaba era decirle que Raúl o Carlos le estaban robando el plano. Como les divertía mucho no les costaba trabajo.


Esta vez, en su sátira sobre la situación española, se atreve a aludir a la corona.

Creo que hay determinados tabús que en los últimos diez años han desaparecido. Y uno de ellos es este. Hace cinco o seis años era imposible abordar este tema y, bueno, no quiero hablar de modo salvaje, pero hace dos días hemos visto una entrevista con una señorita que claramente, en la mente de todos, tiene una función en esa institución, o una relación con esta institución. Antes de existir el caso Noos, ya se había abierto la veda, se podía hablar de la monarquía y cuestionarla sin que fuera un escándalo. Después del caso Noos, la monarquía está en una situación de enorme fragilidad que exige que las cosas se aclaren. Pero tampoco era mi intención arrojar leña al fuego, o aprovecharme de ese fuego. La película es una comedia y hay un guiño, pero al final de la película se dice explícitamente que el personaje que lo cuenta se lo había inventado todo y le bastó con correr el rumor. Cosa que es muy real… y muy royal, también. No quiero que se lo tomen como una falta de respeto, pero ahora se puede hablar de ello.


Repite un cierto antinaturalismo visual que es propio de su cine…

Sobre todo en las comedias.

Pero supongo que además de ser un rasgo de estilo, también es una decisión que uno debe ponderar cada vez que va a contar una historia. Tanto en el interior del avión como en esos cielos de los planos exteriores.

Sí, eso estaba indicado en el guion. Ponía, por ejemplo: “El avión atraviesa unas nubes flamígeras…”. Cuando aparecen lo hacen en los momentos de mayor excitación, previos a la orgía. Esa incandescencia del cielo estaba hablando también de los personajes. Quería cielos bonitos y casi, casi cursis, por una cuestión de género. Y así se lo dije a los técnicos, porque están hechos digitalmente. Y también tenía muy presente que la luz de la película es la única relación que hay con el paso del tiempo y la realidad, va cambiando en el interior hacia tonos más dorados a la vez que vamos viendo el avión girar. Por cierto, todo eso es real: cuando un avión de Barajas tiene un problema, se queda volando haciendo el “hipódromo”, lo llaman así, y tiene forma de elipse, lo cual me venía muy bien: y además es sobre Toledo, que también de por sí es una ciudad muy metafórica. Tardan un poco menos y yo necesitaba que tardaran todo eso.


Ya que se ha atrevido a hacer la película más marica, con más pluma, de su filmografía, llama la atención que en la orgía no se vea nada, sobre todo, nada de sexo homosexual.

Primeramente, porque si te pones a mostrar hay que mostrar mucho. Lola Dueñas le pregunta a Miguel Ángel Silvestre “pero, ¿le cabe toda?”. Como ella es inexperta cree que hay algún truco. Y me parece más divertido que lo pregunte que mostrarlo. Además de que si me pongo a mostrarlo hay muchos sitios donde la película no se estrenaría. Sobre el sexo, con el tiempo, yo he hecho muchas escenas explícitas en mis películas, pero es más divertido hablar, si se puede. Como aquí, porque ella tiene que aprender una técnica que desconoce y que está dispuesta a poner en práctica de inmediato. Y como, por la postura, parece un poco equívoca, pues necesita preguntarlo. Hace falta, claro, que exista una razón para verbalizarlo, pero si puedes hacerlo es más divertido. La primera vez que leyó Hugo Silva la última secuencia con Antonio de la Torre me daba un apuro horroroso, porque pensaba: “qué cosas he escrito, madre de dios”. Pero él no tenía el menor problema, pero a mí me parece más difícil actuar eso que una acción física. Todo eso que hablan, unido a que están haciendo el control del checking, en inglés. Es curioso porque es mi película más dura en cuanto al diálogo sexual y la más candorosa en cuanto a la imagen.





POR: Pedro Vallín. LAVANGUARDIA.COM
ARREGLOS: ALBERTO CARRERA

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