La iglesia ortodoxa influye en el repudio a las minorías sexuales. El Régimen de Vladimir Putin aprobó en junio pasado dos leyes contra la comunidad LGBTI. En agosto pasado, el Kremlin prohibió a los homosexuales donar sangre.
La serie de medidas que ha venido tomando el Kremlin respecto a la homosexualidad deja al descubierto una línea homofóbica del Régimen.
La última decisión contra las lesbianas, gays, homosexuales, transgéneros e intersexuales (LGBTI) en Rusia se conoció el 26 de agosto pasado: los gays no podrán ser donantes de sangre.
Contra todo criterio científico y resucitando una disposición sanitaria vigente en la antigua URSS, el Gobierno de Vladimir Putin relanza su cruzada contra los homosexuales.
Según Nikita Mironov, editor del sitio web Queerculture.ru, en Rusia es más llevadero ser gay en ciudades grandes como San Petersburgo y Moscú, o si se trabaja en una empresa liberal, pero incluso así no se puede estar absolutamente seguro.
Aclara que si se vive en una localidad pequeña o en áreas rurales, hay que mantener la sexualidad en secreto. De lo contrario se corre el riesgo de ser golpeado o asesinado.
Esta es la realidad cotidiana para las personas LGBTI en toda Rusia, que enfrentan en simultáneo una creciente estigmatización y ataques de grupos neonazis homofóbicos. Los agresores humillan, torturan y en algunos casos asesinan a quienes se aparten de la norma heterosexual.
Según la web española diarioinformación, los criminales graban sus fechorías y las cuelgan en Internet muchas veces con su cara descubierta.
Mientras, los políticos intensifican la retórica contra la homosexualidad y dan luz verde a leyes que penalizan los estilos de vida no heterosexuales.
Una de las normas propuestas por Putin, y aprobada en junio pasado, prohíbe la propaganda homosexual dirigida a menores.
Las sanciones en caso de violar esa normativa incluyen multas de hasta $150 para particulares.
La última decisión contra las lesbianas, gays, homosexuales, transgéneros e intersexuales (LGBTI) en Rusia se conoció el 26 de agosto pasado: los gays no podrán ser donantes de sangre.
Contra todo criterio científico y resucitando una disposición sanitaria vigente en la antigua URSS, el Gobierno de Vladimir Putin relanza su cruzada contra los homosexuales.
Según Nikita Mironov, editor del sitio web Queerculture.ru, en Rusia es más llevadero ser gay en ciudades grandes como San Petersburgo y Moscú, o si se trabaja en una empresa liberal, pero incluso así no se puede estar absolutamente seguro.
Aclara que si se vive en una localidad pequeña o en áreas rurales, hay que mantener la sexualidad en secreto. De lo contrario se corre el riesgo de ser golpeado o asesinado.
Esta es la realidad cotidiana para las personas LGBTI en toda Rusia, que enfrentan en simultáneo una creciente estigmatización y ataques de grupos neonazis homofóbicos. Los agresores humillan, torturan y en algunos casos asesinan a quienes se aparten de la norma heterosexual.
Según la web española diarioinformación, los criminales graban sus fechorías y las cuelgan en Internet muchas veces con su cara descubierta.
Mientras, los políticos intensifican la retórica contra la homosexualidad y dan luz verde a leyes que penalizan los estilos de vida no heterosexuales.
Una de las normas propuestas por Putin, y aprobada en junio pasado, prohíbe la propaganda homosexual dirigida a menores.
Las sanciones en caso de violar esa normativa incluyen multas de hasta $150 para particulares.
En el caso de autoridades, el valor es 10 veces mayor. Las organizaciones privadas pueden llegar a pagar $30 mil, además de una posible suspensión de actividad durante tres meses.
Según el diario español 20minutos, el texto es lo suficientemente ambiguo como para castigar cualquier información sobre relaciones sexuales no tradicionales. Otra de las reformas impulsadas por el Gobierno prohibió a las parejas homosexuales extranjeras adoptar niños rusos.
Natalia Tsymbalova, coordinadora de la Alianza de Heterosexuales por la Igualdad de los LGBTI en San Petersburgo, dijo que las minorías sexuales siempre enfrentaron prejuicios, ignorancia y discriminación en Rusia, pero ahora el Ejecutivo formalizó los ataques en el ámbito legal.
Aunque la homosexualidad se legalizó poco después de la caída de la URSS (1991), nunca fue aceptada en la sociedad rusa.
En una encuesta realizada en abril, 80% de entrevistados dijo creer que la homosexualidad es una enfermedad que puede tratarse. Mientras que en otro sondeo realizado hace tres meses, 42% consideró que debería sancionarse como un delito penal.
La Iglesia Ortodoxa tiene una influencia importante en las actitudes sociales. Es considerada la autoridad moral suprema del país, y sus líderes denuncian regularmente orientaciones no heterosexuales, catalogándolas como perversión o enfermedad.
En 1997, la Ley Yeltsin suprimió la igualdad de todas las religiones ante la ley, y otorgó importantes privilegios a la Iglesia Ortodoxa.
En San Petersburgo está previsto instalar el monumento a Jesucristo más alto de Europa, de 33 metros de altura, lo que, según Nikita Mironov, supone el regreso del fervor religioso, resucitado de las épocas zaristas.
Tsymbalova aeguró que "todo gobierno totalitario necesita un enemigo. El presidente Putin está construyendo una nueva ideología, estatista, conservadora y básicamente antioccidental".
En Rusia, la forma de vida de los homosexuales suele exponerse como una degradación social importada desde Occidente.
La homofobia en Rusia no es nueva, diversos antecedentes la rodean. En 1917 las prácticas homosexuales fueron descriminalizadas, a propuesta de los demócratas constitucionales, pero la tregua no duró mucho.
Consolidado el estalinismo, en 1933, el artículo 121 del Código Penal soviético estableció que las relaciones sexuales entre hombres son punibles y serán castigadas con la privación de libertad por cinco años.
Sin embargo, el jefe del Kremlin asegura que los gays no sufren ningún tipo de discriminación en el país y que son ciudadanos plenos con igualdad de derechos como cualquier otro.
Putin puso como ejemplo al compositor Pyotr Tchaikovsky, quien era gay. "Él era homosexual, aunque es cierto no lo amamos por eso, pero era un gran músico y todos amamos su espectacular legado musical".
Las organizaciones de DDHH tienen pocas esperanzas en un cambio de actitud de la sociedad rusa, aunque esperan que la presión internacional obligue algunos cambios.
La homofobia en cifras
29 de abril de 1993: el presidente Boris Yeltsin eliminó el artículo 121; la homosexualidad dejó de ser un crimen o ilegal.
50 mil gays fueron enviados al Gulag en la URSS.
434 votos a favor tuvo la ley que prohibió la propaganda gay.
31 200 monasterios e iglesias se contabilizaron en Rusia el año pasado. En 1985, el número de templos religiosos llegó a 5 318.
29 de abril de 1993: el presidente Boris Yeltsin eliminó el artículo 121; la homosexualidad dejó de ser un crimen o ilegal.
50 mil gays fueron enviados al Gulag en la URSS.
434 votos a favor tuvo la ley que prohibió la propaganda gay.
31 200 monasterios e iglesias se contabilizaron en Rusia el año pasado. En 1985, el número de templos religiosos llegó a 5 318.
POR: EFE/AFP / HOY.COM.EC
FOTOGRAFÌAS: WEB
ARREGLOS: ALBERTO CARRERA
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