martes, 26 de junio de 2012

MUGRE CAMIONERA

El artilugio Moyano

Ya había adelantado que los medios hegemónicos utilizarían artilugios de todo tipo con tal de no desinvertir el próximo 7 de diciembre.

CUERVOS

Hay realidades y sus variantes. Si bien, en todos los casos, la realidad es única, el modo en que se produce, en que se la conoce y aquello que la desencadena, varía considerablemente. Los cacerolazos de 2001, por ejemplo, son distintos a los llamados por TN hace 17 días. Estos últimos no funcionaron, aunque sí el discurso intimidatorio del Grupo Clarín.
Los argentinos amanecimos con un paro sorpresivo de Camioneros llamado y convocado, otra vez, desde las cámaras de TN.
Ya había adelantado en mi columna en este diario que los medios hegemónicos utilizarían artilugios de todo tipo con tal de no desinvertir el 7 de diciembre, tal cual lo dictaminó el fallo de la Corte Suprema. Y esta vez, como artilugio utilizaron a Moyano, quien eligió anunciar un paro desde ese canal de noticias. Antes había decidido avanzar sobre los derechos de millones de personas con la orden de no transportar combustibles. Todo cuando faltan menos de 30 días para el 12 de julio cuando se realicen elecciones en la CGT, el día en que vence su mandato. Tal vez la causa judicial que lo aqueja en Suiza, la empresa recolectora Covelia, los acuerdos secretos con Mauricio Macri o el refugio mediático buscado en los pasillos de TN, hicieron que los Moyano aceleraran sus tiempos. Por todas esas cuestiones decidió no acatar la conciliación obligatoria dictada por el Ministerio de Trabajo.
Moyano no podía ni quería llegar al 12 de julio con las paritarias abiertas en Camioneros. Y no lo hizo. Logró lo que buscaba, no el 30% de aumento, pero sí unas décimas más que el resto de los gremios, aunque en cuotas, la última en marzo de 2013. Antes de esa negociación con la patronal, estuvo sentado en A dos voces, en la pantalla de TN, frente a un ansioso Marcelo Bonelli. El programa fue dedicado el líder sindical. Y en vivo, Moyano se enteró de la denuncia penal que concretaría el gobierno nacional. Bonelli, como si estuviera frente a un plato de puchero en pleno invierno, fue el encargado de darle la noticia. Y el líder sindical cayó en la trampa que le tendió el Grupo y convocó amenazante a un paro nacional –cuando en realidad debió decir paro general de Camioneros–. Antes y después, criticó a la presidenta, a sus ministros, a su gobierno. Su corifeo, el remozado Carlos Melconian, ex candidato a senador por el macrismo.
Eduardo Buzzi, presidente de la Federación Agraria, fue uno de los primeros en respaldar el paro por entender que se trata de una reivindicación justa. Y suena ridículo. Personajes nefastos como ese, protagonistas de la política de derecha, intentan constantemente poner palos en la rueda. “Les quisimos dar un 30% de aumento a los obreros rurales y el Ministerio de Trabajo no lo quiso homologar. El gobierno nacional pone límites al salario y deteriora el mercado interno. Por un lado está la disputa por el salario y por el otro el Impuesto a las Ganancias, que es donde más estamos de acuerdo con Moyano. Y por el otro, estamos en desacuerdo con la denuncia penal gorila contra Moyano. ¿Los que están protestando terminan siendo los que están extorsionando? Eso lo hacen los gorilas”, señaló Buzzi en declaraciones al programa Hola Chiche, que se transmite por Radio Mitre. Que Buzzi esté en contra de las denuncias penales que el gobierno nacional presentó contra los Moyano es desconocer que vivimos en un Estado de Derecho y que las leyes están para ser cumplidas.
¿De qué se los acusa a los Moyano? De los delitos contemplados en los artículos 149 bis, 149 ter y 194 del Código Penal. ¿Las penas? De cinco a diez años de prisión, claro, en caso de que fueran encontrados culpables. El jueves la Procuración presentó ante la Cámara Criminal un escrito en el que Hugo y Pablo Moyano son señalados como responsables de las consecuencias generadas por la medida de fuerza.
Si pudiéramos viajar unos 40 años en el tiempo y situarnos en el Chile de Salvador Allende, podríamos ver cómo hubo ciertos sectores que, comparados con la Argentina actual, tienen la misma manera de comportarse. Hablo de los medios de comunicación y, por supuesto, de las cacerolas. Allá por los ’70 sonaban en los barrios altos de Santiago, el reducto de las clases altas y de la burguesía, llamando a las Fuerzas Armadas. En la Argentina, suenan las cacerolas en una protesta vacía de propuesta y son amplificadas por TN. Los especuladores salen por televisión todos los jueves.
Si bien es cierto, como dice el ingeniero Macri, que los gobiernos con soberbia no conducen a ningún lado, al brindarle su apoyo al líder camionero, demuestra que los gobernantes estúpidos son peores que la soberbia. Varias veces me he preguntado por qué llamar soberbia a una presidenta cuando actúa de acuerdo a lo que dicta la ley. ¿Acaso no serán otros los soberbios?
“Hay una alianza política entre Macri y Moyano que va a perjudicar a todos los ciudadanos de la Ciudad”, decía Juan Cabandié, titular del bloque del Frente para la Victoria en la Legislatura en declaraciones formuladas a Télam. Cabandié fue puntual al denunciar “un pacto Macri-Moyano” por el tema del servicio de recolección de residuos. “Serán 418 millones de pesos de más por el contrato con las empresas de basura y otros 220 millones de pesos para pagar una indemnización a 7000 trabajadores del gremio de Camioneros.” Esos aumentos son parte de un proyecto que envió Macri a la Legislatura en el que pidió a los diputados una ampliación presupuestaria por 3500 millones de pesos.
El viernes, desde un escenario nada inocente, Macri dijo: “Necesitamos gobiernos que escuchen y que trabajen para la gente y cerca de la gente. Hay que dejar de confrontar, recuperar la humildad y terminar con la soberbia.” Lo hizo desde la expo AgroActiva, en Santa Fe, flanqueado por el humorista Miguel del Sel y por Gerónimo “Momo” Venegas, titular de la Unión de Trabajadores Rurales y Estibadores (UATRE), y aliado de Moyano. Pero Macri quedó pagando. Al día siguiente Moyano, otra vez en una entrevista con Marcelo Bonelli, esta vez por Radio Mitre, dio por segunda vez el anuncio que mostró debilidad: “No me presento como candidato a secretario general de la CGT, si el gobierno asume la responsabilidad de aumentar el mínimo no imponible y modificar los topeas de las asignaciones familiares. Si la presidenta se compromete a solucionar estos problemas, no me presento a la elección.”
Quedan pocas dudas acerca de los motivos que mueven a Macri. Y también de los que mueven a Moyano.

LA TRAICIÒN

LA PROTESTA CONVOCADA POR MOYANO Y SUS IMPLICANCIAS POLITICAS LA HOJA DE RUTA DEL CAMIONERO.

La torre de Babel

El Negro del chori y la Coca. Eso era Moyano para la oposición que hoy lo aplaude. El corrupto. El ignorante. El responsable de la mayoría de los males argentinos. El vituperado, el execrado, el aborrecido. El de las manos ensangrentadas de la caricatura de Sábat.

Ese es Moyano para quienes hoy lo siguen. Una oposición (en plural: unas oposiciones) dividida, segmentada, de derecha, de izquierda, de “centro” si eso existe. Todas lo detestan, ninguna lo respeta. Todos quieren usarlo, él quiere usar a todos.

Oposiciones sin peso propio, impotentes por medios electorales y democráticos. Ahora doblan la apuesta: frente a la monumental provocación de Moyano, impidiendo a toda la población el acceso a combustibles, se hacen los que no vieron. El rey está vestido, postulan, contra toda evidencia. Y tras haber vociferado por años que este gobierno pretende reemplazar el Congreso por la Plaza, van a la Plaza ahora ellos. La zorra y las uvas: se oponían a la Plaza sólo porque no la tenían. Y cohonestan para ello el apriete antidemocrático de Moyano con su bloqueo a las naftas, en tanto pueden sacarle algún provecho.

Algunos pretenden ver en todo esto una pelea entre peronismo de derecha (Moyano y Scioli, dicen) contra el de izquierda (kirchnerismo “puro”). Se equivocan: esto es una acción del Club de las Oposiciones Unidas (un Frankenstein de saldos y retazos que va de Macri a Micheli) contra el gobierno nacional, una batalla más de una larga guerra iniciada hace mucho tiempo. Sólo que Moyano cambió de bando ahora.

Esto es una batalla de la oposición (muy mayoritariamente antiperonista) contra el gobierno (muy mayoritariamente peronista). Es el paso de Moyano a dirigir el antiperonismo. Declarar guerras desde TN/Clarín, llamar reiteradamente a los caceroleros, juntarse con la UCR, ir con la izquierda minoritaria, es estar fuera no sólo ya del gobierno sino del peronismo. Y es, por cierto, enfrentar a un gobierno que incluye a Scioli en su seno. ¿Qué podría tener en común Scioli con Sobrero, con Alfonsín, o con otros de los nuevos lugartenientes de los Moyano? Es notorio que el camionero está expulsando al gobernador de la provincia de Buenos Aires de cualquier posible espacio en común. No en vano dejó su sitial en el PJ, mientras Scioli lo mantiene.

Moyano, nuevo jefe de la oposición antiperonista. Odiado y despreciado en silencio por sus nuevos seguidores. Un jefe que no sube del 10 por ciento de aprobación a su figura en la opinión pública. Un jefe que, cuando apoyaba al Gobierno, era apoyado desde el kirchnerismo por seguir a Cristina, no por sí mismo; ahora, en cambio, él mueve la batuta y los demás bailan a su ritmo. Incluso una izquierda que, acompañando a Macri, Momo Venegas, Barrionuevo y los caceroleros, ha perdido todo respeto por sus propios principios.

La torre de Babel opositora, confusa e impotente, juega a un líder en el que no cree ni confía. Mejor que así sea: ya le tocará sentir en carne propia los efectos de un dirigente que ha mostrado –dándose vuelta sin matices– que sus intereses priman muy por encima de sus convicciones.

 

POR: Roberto Follari, Doctor en Filosofía, profesor de la Universidad Nacional de Cuyo. INFONEWS.COM
 y Matías Garfunkel, PAGINA12.COM.AR
ARREGLO FOTOGRÀFICO: ALBERTO CARRERA

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